Suma y sigue para el Incarlopsa en un inesperado tramo final

El equipo conquense se impone con apuros a Puerto de Sagunto (31-30)

Isra Pérez

Nueva victoria del conjunto local en “El Sargal”, donde los éxitos rojillos vienen precedidos en esta campaña, extrañamente, de un alumbramiento taquicárdico y doloroso. Esta tarde y después de comandar holgadamente el marcador durante una amplísima parte del choque, la escuadra de Lidio Jiménez protagonizó un último cuarto de partido abominable. Tanto que la manifiesta suficiencia y superioridad con la que estaban doblegando a los valencianos trocó, en un impotente abrir y cerrar de ojos, en toda una retahíla de imprecisiones y torpezas que ajustaron el marcador hasta la mínima expresión; otorgando a los visitantes, incluso, una postrera posesión para arrancar un punto de la ribera del Júcar.

Diera la impresión de que un tentador e inoportuno exceso de autoconfianza en el Incarlopsa, viéndose con rentas cómodas y sin pisar el acelerador a fondo, fue la peor combinación posible con el indescifrable cambio táctico introducido por Nogués, en la parcela ofensiva, cuando lo tenía todo perdido. La arriesgada superioridad numérica que dispuso en ataque rescató del abismo al combinado pistacho; empujando a los conquenses al borde del precipicio ante una parroquia cariacontecida. Los viejos axiomas de esta competición, manidos si se quiere, recobraban vigencia extrema: no hay partido cómodo, ni pequeño partido dentro del mismo (loor a Juan de Dios), si se despista la ruta o se negocia desde las alturas.

La primera mitad generó, pese a los primeros compases inquietantes, un ecosistema plácido para el conjunto liderado por Maciel y Moscariello. El primero siendo decisivo, bajo los palos, con una frecuencia que rebasa ya cualquier comparanza equitativa con el éxito, también plausible, de sus compañeros en la retaguardia. Hay colaboración y muy buena del 6:0, subráyese, pero Leo siempre es mucho más que otro eslabón exquisito de la cadena. Y sé que no escapó a la desconexión ulterior. En el caso del pivote internacional argentino, estuvo imperial ocupando espacios y sacando provecho a la madre del cordero: el dos contra dos. Buenos minutos de Sergio López, más desdibujado Simonet y Thiago todavía por despegar o, mejor dicho, aterrizar. Pero suficiente, en cualquier caso, para someter a un endeble Puerto de Sagunto; desnortado en una primera entrega en la que casi todos sus efectivos parecieron menos de lo que son. Desde Pozzer, que hoy no cumplió con las expectativas levantadas, al reaparecido y estupendo central Dija. Tan solo el inexplicablemente suplente Pomeranz mantenía el último penacho de una antorcha, la de los valencianos, languideciente.

El segundo período deparó dos episodios bien diferenciados: ese inicial y que duró más de un cuarto de hora, en el que Incarlopsa ensanchó distancias a su antojo y en su beneficio. Noqueando a un rival sonado que sufría, impotente, el castigo de un poderoso Bulzamini, con lanzamientos diáfanos y en suspensión a media distancia. Inmaculado héroe del día. Maciel consolidaba números, bagaje y sensaciones. Y Hugo, rotando con primor en la posición de extremo izquierdo, ofrecía renovados argumentos a quienes pensamos que la época de los López, en ese exterior, será recordada por cantera y otras cosas. El punto de inflexión se produjo cuando Fertiberia porfió, pese a una apresurada implementación obtusa, en su atrevida idea de atacar con un jugador más y vaciar su portería (cosa de las reglas modernas, calvario de la riqueza de este juego). La perseverancia de Pomeranz y la experiencia de Carou demandaban, cuanto menos, un salto mortal y una última estampida de arrojo. El cortocircuito local fue morrocotudo, adobado de una creencia y querencia fatal a que todo estaba escrito ya. Una tortura estomagante comprendida en la docena y pico de minutos que restaban. La defensa serrana se desmoronó, despegándose y convirtiendo en una quimera la bendita basculación. Y la precipitación local por perforar el arco contrario terminó de meter de lleno a los históricos rojiblancos en el ajo.

Llegó el momento de la verdad, el de la toma de decisiones y la personalidad. Cuando el brazo se queda mudo y los segundos caen a borbotones del luminoso. Y es entonces cuando descuellan intérpretes que marcan la diferencia y arriesgan. Esa protestada estirpe que se sale del guión, escapa del toreo de salón y pierde balones porque arriesga y jamás se esconde. Jugadores que levantan pasiones e iras. Que se quedan sordos, a Dios gracias, ante los rumores desconfiados de la tribuna. Que se tienen que ir aburridos de algunas plazas. Pero que ganan partidos. Y también los pierden, nos ha fastidiado. En Cuenca, el relevo de ilustres casos precedentes, lo ha tomado Fede Pizarro. El menú de hoy llevaba, para la última cena, una exclusión forzada con el corolario del crucial balance defensivo. Dos puntos; ea. Menos mal que el botín no voló con la epilogal tentativa de golpe franco, ya con el reloj a cero, de otro proscrito de alta gama. Aquel que marchó sin honores, por supuesto, después de haberse dejado la rodilla en la pista marrón que fue. Aquel que tampoco valía y la casualidad vestida de potra, antes que Irún sí despidiera como debe a otro de la pandilla maldita, lo condujo a ser el máximo goleador de la competición.

FICHA TÉCNICA

INCARLOPSA CUENCA (31): Leo Maciel; Pablo Simonet (3), Vainstein, Moscariello (5), Thiago Alves (2), Nacho Moya (2) y Sergio López (2). Samuel Ibáñez (p), Martín Doldán (1), Ángel Pérez (2), Hugo López (3) Carlos Fernández, Bulzamini (7), Federico Pizarro (4) y Alejandro Taravilla.

FERTIBERIA PUERTO SAGUNTO (30): Pau Guitart; Ignacio Mirallave (3), Leonardo Querín (1), Antonio Alegre (4), Diogenes Cruz (2), Bruno Kozina (5) y Alexandro Pozzer. Roney Franzini (p), Miguel Miralles, Alejandro Gil (2), Oscar José Camacho, Gonzalo Carou (3), Guillermo Corzo, Lucas Aizen, Óscar García y Chen Pomeranz (10).