Rafa Lozano y su diagnóstico de la Seguridad Vial en Cuenca: falta de mantenimiento y señales confusas

El presidente de la Asociación Provincial de Autoescuelas indica que muchas señales se han quedado antiguas y que en ocasiones “se ha puesto una sin quitar la anterior”

La Asociación Provincial de Autoescuelas de Cuenca se reunió a finales del mes pasado con el Ayuntamiento para, entre otros asuntos, testar el estado de la seguridad vial en la ciudad. Tras este encuentro, ambas partes se emplazaron a una futura reunión
en la que el consistorio consultará a este sector empresarial a la hora de emprender mejoras en la señalización de la ciudad e implementar cambios que fomenten la seguridad vial. Rafael Lozano, el presidente de la Asociación Provincial de Autoescuelas, ha detallado a Voces de Cuenca las principales necesidades que observa en la ciudad.

En primer lugar, el profesor de autoescuela destaca la falta de mantenimiento que, según denuncia, sufren todas las zonas de la ciudad. Entre los principales problemas que genera esa desatención, detalla, están la gran cantidad de “boquetes” en el asfaltado, la señalética con la pintura borrada, el reasfaltado que cubre la señalética preexistente, la carencia general de marcas viarias y las barreras arquitectónicas que impiden la correcta observación del tráfico.

Lozano también manifiesta que existe un problema importante con la señalética. Indica que, además de que las propias señales se han quedado antiguas, cuando se colocan nuevas no están en los lugares “donde deben estar”. Esta falta de visibilidad se genera, a su juicio, por una aglutinación y acumulación excesiva de indicaciones y porque, en muchos casos, “se ha puesto una sin quitar la anterior”. Pone el foco en las señales de Stop, ya que “en un 90% la línea de detención y señalización está cerca de dos metros atrás de lo que es el cruce”. Esta situación, apunta, “obliga a hacer dos detenciones, con el consiguiente peligro para los vehículos”.

Asimismo, critica los semáforos, los que considera “en muchos casos obsoletos” y poco adaptados a su función. Los problemas que observa son la velocidad de los cambios de color y las confusiones que se generan entre conductores y viandantes. Pone como ejemplo que en muchas áreas de la ciudad los semáforos generan retenciones por su corta duración o provocan problemas de seguridad por la breve duración del tono amarillo.

Y, subraya, no solo generan problemas los propios elementos de la señalética. También apunta que podría repensarse el papel que juegan los policías y los agentes de movilidad en la gestión del tráfico de la ciudad, dando mayor atención a la evolución del tráfico en cada momento y teniendo en cuenta, en sus penas a los posibles infractores, las deficiencias antes señaladas, que, a su juicio, pueden condicionar de forma importante el buen ejercicio de la conducción.