El consumo de marihuana en los menores ha ido ganado terreno progresivamente e instituciones como Proyecto Hombre, con gran tradición en el tratamiento y prevención de conductas adictivas, están siendo testigos de este fenómeno. También hay que tener en cuenta que en la actualidad los tratamientos se enfrentan a una variedad de este droga más potente que la que se encontraba hace unos años. Por su parte, la cocaína y el alcohol se mantienen como las principales sustancias que requieren tratamientos mientras que la heroína no desaparece aunque resulta prácticamente residual.
María de las Nieves Aparicio Carrasco, directora de la sede de proyecto Hombre en Cuenca, advierte que «la marihuana de hoy en día no es la misma que la de los años 70 y es más peligrosa. Está modificada y no es como que la que conocían otras generaciones. Tiene que pasar el tiempo pero a nosotros nos llegan más casos y son datos que preocupan por los problemas en la salud, las consecuencias en el entorno familiar…». Estas misma fuentes señalan que «es un problema al que nos estamos enfrentando. A nosotros nos llega más gente que nos demanda atención por la marihuana. A Proyecto Hombre llaman más a nuestra puerta por el problema de menores y marihuana. Puede ser porque la sociedad está más concienciada, los orientadores en los institutos..pero ocurre».
La cocaína era el ‘coco’ hace unos años… y lo sigue siendo. Quizás la percepción haya variado y pueda parecer que su consumo se ha reducido respecto a los años ochenta y noventa pero la realidad desmiente esta impresión. «Ahora mismo, por los casos que tratamos, es ahora mismo la sustancia principal. Lo sigue siendo. Y hay que estar muy alerta con el alcohol porque va súper asociado. La accesibilidad a las sustancias legales hay que tenerla en cuenta. La accesibilidad, la normalización, la cultura que vivimos en España, cómo celebramos…el alcohol se esconde ahí detrás». La heroína, por su parte, «no acaba de desaparecer pero su presencia es residual. Llegan casos muy puntuales».
Jesús Pérez, técnico en conductas adictivas, apunta que «entre jóvenes sí se está apreciando un uso abusivo de medicación psiquiátrica. La sociedad en la que vivimos está súpermedicalizada y los jóvenes son un resultado de los adultos». Y en el caso de la cocaína se detectan diferentes formas de consumo. No sólo se trata de esnifar sino que hay un porcentaje de gente que la consume fumada».
Cifras de atención estabilizadas
María Aparicio señala que las cifras de atención sobre conductas adictivas no han registrado un aumento significativo y se mantienen en términos similares desde que comenzó su actividad en la sede de la capital conquense. «Ahora mismo estaremos atendiendo a una media de 70 personas, a las que hay que añadir familias y entorno. A lo largo del año estaremos en unas 150 personas y en el Programa Joven de prevención seremos en torno a 15. Llevamos cuatro años funcionando en el Centro de Día y nuestro ámbito es provincial. Al principio éramos muy pocos quienes trabajábamos con adicciones y nos mantenemos en cifras similares. Unos meses hay más, otros menos. Al mes suelen venir siete u ocho personas nuevas, aunque luego se queden o no».
La directora de Proyecto Hombre en Cuenca destaca que «durante la pandemia fuimos un instrumento muy importante porque aunque no se podía atender de forma presencial apostamos por el teletrabajo reinventándote, buscando, videollamada…Ayudamos a que la gente estuviese mejor. Cuando pasó el confinamiento fuerte a lo mejor se registró un pequeño repunte y un pequeño cambio de sustancias. El alcohol era más accesible que lo fueron otras sustancias. Y también me dio la impresión que hubo un repunte en materia de salud mental por lo que se supusieron las restricciones, confinamientos, toques de queda, multas…».