El servicio de bomberos de la Diputación está culminando su tercera ronda de desinfección de dependencias en los municipios conquenses, sobre todo en las residencias de mayores, especialmente afectadas por la crisis sanitaria del coronavirus.

La pandemia estaba empezando a avanzar por tierras conquenses cuando surgió esa necesidad de actuar en las residencias donde vive la población más vulnerable a la COVID-19. Joaquín González Mena- diputado encargado del servicio de bomberos, explica que se negoció con todas las partes implicadas un protocolo de actuación, “que se ha llevado a cabo con una coordinación extraordinaria con los trabajadores y el comité de empresa”. De esta forma, el servicio sigue realizando su jornada laboral habitual pero el 60% de la plantilla se ocupa, de forma voluntaria cuando termina su jornada, de esta labor de limpieza.

La Subdelegación del Gobierno de Cuenca coordina estos trabajos de desinfección, para aprovechar los recursos de los que disponen las distintas administraciones. En el caso de los bomberos provinciales, comenzaron actuando en las residencias de ancianos y a partir de ahí se ha actuado en cuarteles de la guardia civil, y en otras dependencias.

En el momento en el que se escribe este artículo han participado en 70 intervenciones, de las que 58 han sido en residencias de mayores, diez en cuarteles de la guardia civil, dos en viviendas tuteladas y una en el centro de salud de Carboneras de Guadazaón. Todos los días sale algún dispositivo desde los dos parques de Motilla y Tarancón, priorizando los posibles casos en los que haya una instalación que necesita con mayor urgencia esa desinfección.

“Hemos hecho ya tres vueltas a las residencias de la provincia, aunque ha habido algunas que han declinado que les ayudáramos porque tienen sus pocos protocolos”, explica González Mena, que destaca que se trata de un trabajo bastante duro, porque “hay residencias que son muy grandes y los bomberos trabajan en grupos de cuarto: dos personas hacen la desinfección dentro, con una disolución de agua y lejía y otras dos personas se quedan fuera”.

Sin embargo, es un trabajo muy agradecido, “la gente aplaude y vitorea a los bomberos cuando se les ve llegar y hay sitios en los que incluso les dan de comer cuando terminan el trabajo”, desvela el diputado provincial. “Es una labor que llega a un tipo de población, nuestros mayores, a la que ver trabajando a los bomberos le da tranquilidad”.

Los trabajos de desinfección obligan también a la Diputación a un esfuerzo económico en la adquisición de material. Lo que hay que comprar con mayor frecuencia son monos impermeables, “que tienen que ser prácticamente herméticos”. También hay que facilitar a los bomberos las mascarillas y se han adquirido cañones de ozono, útiles para la desinfección de vehículos y de espacios reducidos.

La desinfección es un trabajo añadido para el servicio provincial de bomberos, aunque lo cierto es que con el confinamiento han bajado muchísimo el resto de emergencias, “porque como la gente está en su casa el riesgo es menor”. La mayoría de las llamadas durante estos días de estado de alarma tienen que ver, precisamente, con apertura de puertas de gente que se ha quedado encerrada, aunque también se atienden algunos incendios, como uno registrado esta misma semana en un remolque de paja en Villar de Domingo García.

“Yo no tengo más que palabras de agradecimiento y apoyo para el colectivo de bomberos, por su profesionalidad y por su preparación, porque es una labor que es voluntaria, que hacen con turnos salientes, antes de volver a sus hogares”, aplaude González Mena a estos trabajadores que están en el frente contra la pandemia. Hasta el momento solamente se ha registrado un caso positivo por COVID-19 entre las 65 personas que conforman de los bomberos provinciales entre bomberos, jefes de parque y operadores de la Central Especial de Comunicaciones.

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