Daniel Raposo, natural de la provincia de Huelva, comenzó a estudiar Bellas Artes en Sevilla pero se desplaza a Cuenca para acabar su formación y obtener el Diploma de Estudios Avanzados en 2008, siempre centrado en el diseño, la edición y la performance. Tras trabajar en el Museo de Arte Abstracto y producir diversos proyectos artísticos en la ciudad, co-funda yco-dirige el colectivo Lamosa Lab. Desde hace casi dos años Lamosa gestiona el Centro Cultural y Artístico ‘Alfar de Pedro Mercedes’.
Empecemos poniendo contexto para quien no os conozca. ¿Qué es Lamosa Lab.?
LAMOSA es un colectivo que trabaja de forma multidisciplinar en la formación artística, el diseño, comisariado, producción, montaje de exposiciones e investigación. Es un colectivo en el que apostamos por el trabajo, explorando líneas de acción en la producción artística, siempre intentando crear una red dinámica de trabajo.
¿Cómo llegáis a la gestión del Alfar?
Nosotros como colectivo llevamos desde 2013 gestionando diferentes espacios. Llevamos diez años en el barrio de San Antón, en una casa que reformamos y empezamos a hacer nuestras primeras actividades. Esas primeras exposiciones, esos primeros encuentros… A dar visibilidad también a la nueva producción que iba haciendo la gente joven y la producción más contemporánea. Luego estuvimos también en el convento de las Angélicas, en la capilla de la Escuela de Arte Cruz Novillo, en la calle de San Pedro con una cesión del espacio a través de la Junta. Allí estuvimos también unos cuantos años, igualmente intentando agitar siempre la actividad cultural contemporánea en la ciudad de Cuenca. Con el COVID tuvimos que cerrar porque tenían que ampliar los espacios en los centros educativos por el tema de las distancias, y la Escuela de Arte necesitaban utilizar esa sala capilla para acoger a más alumnos. A raíz del COVID estuvimos un tiempo parados. Bueno, la cultura durante la pandemia estuvo casi todo el tiempo parada. Post-COVID estuvimos viendo qué podíamos hacer y fue justo cuando salió la licitación de la Alfarería de Pedro Mercedes. Primero fueron tres meses de licitación que se prorrogaron otros tres y, posteriormente, se presentó esta licitación durante un año, que era de noviembre de 2022 a noviembre del 2023. Y aquí estamos, hemos vuelto al barrio donde comenzamos.
Es interesante el diálogo que hacemos entre arte pasado, arte presente y futuro.
¿Qué supone este espacio, el alfar de Pedro Mercedes, para la ciudad de Cuenca? Porque además está en un barrio que valora mucho el arte, como es San Antón.
¿Qué supone? Yo creo que lo interesante de este espacio, del Alfar, ya no es únicamente que es el lugar donde trabajó Pedro Mercedes. Además es un yacimiento arqueológico. Hay un taller tradicional que conserva todos los restos desde su fundación en el siglo XVI hasta el siglo XX. Pero también está el alfar donde trabajó Pedro Mercedes, que es también el inicio de la corriente de la alfarería artística. Podríamos decir que el alfar de Pedro Mercedes es patrimonio arqueológico, etnográfico y artístico al mismo tiempo. Y hoy día, ya no solo como museo, si no como centro cultural y artístico alberga diferentes actividades. Yo creo que es interesante el diálogo que hacemos, el nexo que hacemos entre arte pasado, arte presente y futuro.
¿Y qué supone para Cuenca haber tenido a un artista como Pedro Mercedes?
Supone asentar esas bases de toda esa tradición alfarera habida en Cuenca. Cómo él da una forma de pensar y tiene que cambiar la alfarería tradicional, ya que llega el plástico y los útiles de cerámica se dejan de usar tanto. Ese punto positivo de Pedro Mercedes es que da ese paso de cambiar la alfarería tradicional por la alfarería artística, pero arraigada siempre a las técnicas tradicionales conquenses.
¿Se valora esa alfarería artística fuera de la ciudad?
Sí, sí, sí. De hecho, hoy día podemos ver una retrospectiva de Pedro Mercedes en el Museo Nacional de Cerámica en Valencia. Yo creo que Pedro Mercedes trasciende las líneas de la provincia de Cuenca y es bastante conocido. Es un punto bastante a favor para la ciudad que haya un referente de la alfarería artística, que posteriormente se ha tomado y que hoy día sigue habiendo en artistas como Adrián y Rubén Navarro, Tomás Bux, Luis Castillo… hay muchos referentes.
¿Este reconocimiento en el exterior se nota en las visitas? ¿Cuál es el flujo de visitas que tenéis normalmente?
La verdad que viene bastante gente a verlo, tanto de la ciudad de Cuenca como gente que conoce la figura de Pedro pero que no vive aquí. Por ejemplo, el otro día pasó una mujer de Madrid que lo conoció y venía expresamente a ver el Museo. De visitas… En agosto parecía que no, pero cada vez viene más gente, cada vez se va conociendo más el alfar. Yo creo que en este año y seis meses la visibilidad está siendo mayor y cada vez viene más gente. Cuando hacemos actividades siempre viene bastante gente. En agosto han pasado 423 personas, en julio… es complicado porque estuvimos quince días cerrados, pero sí que hicimos algún evento y pasaron 457 personas los quince días que abrimos. Estuvo la Velada, acogimos parte del Foro de Cultura que hubo… En junio 1232 personas debido también a que celebramos diferentes eventos, como el ‘Nosotros Feriantes’, que duró un fin de semana. Ya te digo que van viniendo. En febrero, que es un mes bastante raro, pasaron 741 personas. Al final sí que hay afluencia de público. Al estar lo mismo un poco más alejados de lo que es la parte museística de la ciudad de Cuenca, que se reúne más en el Casco Antiguo…
El grueso del turista se queda siempre en la parte alta y obvia la parte baja.
Sobre esto quería preguntar también, ¿se nota la lejanía con el circuito museístico principal?
Se nota, porque es verdad que hay un tránsito continuo del turista por la parte alta y se olvida la parte baja. Pero sí que creo que cada vez se están acercando más a la parte baja. Creo que la gente también viene a Cuenca a disfrutar del río y a disfrutar del paisaje… Estamos aquí en la ladera del río. Es parte también del casco histórico, la parte de la muralla de San Antón. Entonces, vienen cada vez más. También desde los Puntos de Información, la Oficina de Turismo, cuando te metes a «¿qué ver en Cuenca?» pues ya vamos apareciendo… Entonces, es verdad que nos estamos intentando acercar y sí que la gente se acerca desde la parte alta, pero sin duda es lo más complicado. Porque el grueso del turista se queda siempre en la parte alta y obvia la parte baja.
¿Y cuál es el perfil de la gente que visita el Alfar?
Pues mira, eso es algo destacable de lo que estamos bastante contentos… Es verdad que cuando estábamos en San Pedro o aquí en San Antón parecíamos este espacio de gente joven que muestra algo raro y siempre es complicado que la gente se acerque. Pero aquí en el Museo, como está el alfar, es verdad que viene mucha gente a verlo, ya nos conocen, conocen la gestión de Lamosa, conocen las actividades que se realizan en el centro y se acercan más. Ese público mayor que era más complicado de mover ahora sí que se está acercando más por la alfarería. Y ya te digo, conocen la gestión y las actividades paralelas que se van haciendo y cada vez vienen más. Y luego con los peques, como también estamos haciendo visitas guiadas con talleres para colegios, pues también estamos acercando a un público más pequeño y haciéndoles ver tanto la parte más tradicional de la alfarería como la parte más contemporánea. Entonces, sí que es verdad que, en cuanto a índice de edad podríamos decir que nos movemos en baremos, sobre todo, en edades de 20 a 50, pero de 20 para abajo, gracias a los talleres y actividades se están acercando. Por ejemplo, en agosto hemos hecho un taller de cerámica específico para niños. Pues vienen, conocen y ya como que les pica más la curiosidad de venir. Y al público mayor igual, porque ha conocido a Pedro y al alfar. Gente mayor que a lo mejor no está acostumbrada a digerir cultura en su día a día, pero gracias a que vienen al museo y que ya conocen todas las actividades que se hacen, pues se vuelven a acercar. Y eso es bastante significativo y bastante positivo.
Has hablado de talleres, el otro día publicamos vuestra programación de septiembre donde hay una visita guiada… ¿Qué actividades se hacen en el Alfar?
Pues mira, ahora tenemos una exposición que dialoga con el espacio y con el museo aquí en la parte del salón principal de Manolo Mesa. Mesa es un escultor, es también ceramista, entonces está muy vinculado al lugar donde está. Tenemos otra exposición de la Asociación EntreTejiendo de tapices artesanales… Todas nuestras actividades están en la agenda de este mes hay dos actividades que acogemos en el espacio que están organizadas por ‘Los Ojos del Júcar’, como son el encuentro en el torno y la crónica de la Guerra Civil española de la jornada del maquis, que igualmente está organizada por ‘La gavilla verde’. Ya no son solo las actividades que únicamente nosotros presentamos desde el equipo, también damos la oportunidad a que el espacio pueda ser usado por otras asociaciones o colectivos para presentar diferentes propuestas. En la de este mes, aparte de la visita comentada que hacemos siempre una al mes para adentrarnos y conocer la casa-taller de Pedro Mercedes, pues tenemos una proyección de una película el día 7 que se llama ‘Sita sings the blues’ que está especialmente indicada para el público infantil. Siempre hacemos dos talleres centrados en la cerámica y dos talleres abiertos abiertos al público bajo inscripción, porque son plazas limitadas, que son el de dibujo y el de collage. Siempre intentamos alternar diferentes aspectos creativos. Luego como actividad destacable es que estamos dentro de las ‘Noches en Patrimonio’ con esas jornadas que se van a hacer en las Ciudades Patrimonio, que vamos a estar abiertos de 20:00 a 23:30 con diferentes propuestas, como un taller para personas de entre 14 y 29 años y luego una actividad abierta a todo el mundo de una hora que se llama verbena folklórica, que va acompañada con audiovisuales. En fin, intentamos dar cabida a todas las propuestas participativas y abiertas al público, abiertas a que puedan venir, conocer y a que puedan disfrutar. Y luego, ya para terminar tenemos la exposición de Julia Calvo a la que todo el mundo está invitado el sábado 30. Como veis, siempre intentamos hacer una programación diferente y variada y, sobre todo, que creemos que es algo interesante, es que se ofrece una programación mensual. Al final todas las semanas hay algo que ver y un motivo por el que acercarse al alfar.
Es un lugar que tiene una energía muy especial. Cuando la gente se acerca se sienten acogidos y a gusto.
¿Responde bien la gente a estas actividades? ¿Se apuntan?
Sí, la verdad que sí. Por ejemplo, los talleres de torno funcionan muy bien, siempre hay unas 80 o 90 solicitudes, ese suele estar completo. Al de dibujo también viene la gente. A las visitas comentadas igual, siempre nos quedamos sin plazas. La gente está viniendo. Es interesante, el lugar es acogedor, con un aura especial. Es un lugar que tiene una energía muy especial. Cuando la gente se acerca se sienten acogidos y a gusto. Creo que es un lugar para disfrutar, para venir tranquilamente y participar en las actividades que planteamos.
Dices muchas cosas buenas, pero si tuvieses que destacar solo un aspecto del Centro Cultural del Alfar, ¿cuál sería? La razón principal para que quien no lo conozca, venga.
Si tuviera que decir un aspecto positivo… Pues porque es único. Ya te digo, tiene una energía particular, y cuando te sumerges dentro descubres muchas cosas que lo mismo no habías descubierto antes. Sobre todo, lo interesante es que el lugar conserva todos esos siglos que lleva a cuestas. Cuando visitas el taller y te metes en el alfar en la parte del museo, ves que eso viene del siglo XVI porque se conserva todo bastante igual. Eso sí que es un aspecto positivo, que arqueológica y arquitectónicamente han conservado los restos como eran en su origen. De hecho, hay dos hornos que no están completos y ahí se ve. También está la calle empedrada y te puedes hacer una idea de cómo era el lugar en el siglo XVI.
Y ahora algo negativo: ¿qué echáis en falta?
Qué te podría decir… Así como aspecto negativo, sí que es verdad que falta señalización del Alfar igual que la hay de otros lugares. Lo mismo un poco más de visibilidad… Es que no es eso, porque visibilidad vamos teniendo y eso lo demuestra que cubrimos las plazas de los talleres. Decir un aspecto negativo que no sea muy dañino es complicado… Yo creo que lo mismo entrar en ese tour museístico. Lo negativo es no estar tan vinculados. Por qué no se acerca la parte alta aquí a la parte baja. No es negativo que estemos aquí abajo, lo malo es que no hay un vínculo firme todavía establecido.
¿Apoyo institucional en cuanto a visibilización recibís?
Sí, sí. La Universidad por ejemplo siempre nos comparte en redes sociales e insisten a los alumnos a que vengan. Ahora cuando ha sido el Foro del Ministerio ahí hemos estado, así que se podría decir que también ha habido apoyo. Y bueno, el Ayuntamiento evidentemente. Creo que apoyo institucional podríamos decir que sí. Económicamente no pero vinculación y hablar sobre nosotros sí.
Se está utilizando bastante la cerámica como método de creación y articulación en los proyectos artísticos.
Lo que has dicho de la Universidad es interesante, porque la Facultad de Bellas Artes es muy potente. ¿Hay vinvulación entre el Alfar y Bellas Artes?
Sí, yo creo que es un trabajo que tenemos que hacer poco a poco, pero creo que cada vez más. De hecho, sí que hay talleres de cerámica en la Universidad y sí que va habiendo vínculos. Además la cerámica está viviendo un momento álgido en el planteamiento y creación artísticas. Se está utilizando bastante la cerámica como método de creación y articulación en los proyectos artísticos. No son vínculos concretos porque la cerámica es una técnica, es solo una parte dentro de la creación; pero como hacemos diferentes propuestas, incluso hemos acogido diferentes perfomances, acciones y exposiciones de alumnos, ya no solamente centrados en cerámica, pero sí en la creación. No es únicamente un museo, es un Centro Cultural y Artístico que, aparte de todo lo tradicional, también acoge todo lo nuevo. Con LAMOSA siempre hemos tenido vinculación con la Universidad porque creemos que es necesario. De hecho, una de las talleristas, Estela Miguel Bautista, estudió en Cuenca. La exposición que tenemos de Julia Calvo es igual, es una artista egresada de aquí de Bellas Artes.
Dijiste al principio que la licitación acaba en noviembre de 2023, ¿después qué?
Pues no lo sabemos. No sabemos qué va a pasar. Sabemos que se acaba esta licitación y no sabemos qué va a ocurrir. Por nosotros, ojalá pudiéramos continuar. Creemos que lo hemos hecho lo mejor posible. Aunque siempre se puede mejorar y en ello estamos. Pero también creemos que es interesante no cerrar, que la continuidad es interesante. Sobre todo porque la gente se va acercando, la gente va conociendo y porque es un punto muy interesante para la ciudad. Ya hemos hablado de la parte etnográfica, arqueológica y educativa como Centro Cultural y Artístico, así como alberga la producción de esa gente más joven. Ojalá que después del trabajo que hemos hecho pudiéramos seguir, pero ahora mismo no sabemos nada. Estamos empezando a ver qué podría pasar, pero no sabemos nada, sobre todo ahora después del verano que son momentos más parados. Sí que sabemos que ya empezamos con las visitas a los coles, entonces pues seguiremos trabajando hasta noviembre. Que el curso pasado casi todos los miércoles y jueves acogimos visitas de peques. Esa parte de recurso educativo es interesante. Pero está todo en el aire. Por nosotros y nosotras ojalá seguir gestionando, seguir ofreciendo y seguir abriendo las puertas.