El conquense Jaime Carrasco coordina una investigación europea para revolucionar el cultivo de champiñón

La iniciativa 'Bioschamp', que se ejecutará durante los próximos tres años y medio, pretende desarrollar un nuevo sustrato para el cultivo que no genere impacto ambiental y que mejore la productividad

El investigador conquense Jaime Carrasco es responsable de la coordinación técnica de un proyecto que pretende revolucionar el cultivo de champiñón. Carrasco es doctor por la UCLM y actualmente ejerce como investigador del proyecto en Asochamp, colaborando también con el grupo de la Universidad de Oxford.

La iniciativa ‘Bioschamp’ se enmarca en un contexto en el que es necesario diseñar un material alternativo para el cultivo, ya que tal y como ha explicado Carrasco en declaraciones a Voces de Cuenca, en la actualidad se utiliza un sustrato de compost que se obtiene a través de la extracción de la turba. Esta genera impacto medioambiental porque contribuye al calentamiento global al emitir dióxido de carbono a la atmósfera, y además se trata de un material fósil cuya extracción está siendo prohibida o limitada en algunos países.

Así, la solución que busca este proyecto coordinado por el investigador conquense tiene por objeto conseguir un material alternativo para sustituir a la turba, y además enriquecer incorporando bacterias bioestimulantes que permitan aumentar la fructificación de los champiñones y combatir posibles enfermedades.

De esta forma, este proyecto pretende luchar contra los principales retos que se plantean en el sector, como es reducir la necesidad de pesticidas en la industria y mejorar la productividad, la sostenibilidad y la rentabilidad del sector del champiñón europeo.

El proyecto Bioschamp es una iniciativa internacional que tendrá una duración de tres años y medio y que está financiado por los fondos del Programa de la Comisión Europea Horizonte 2020, contando con un presupuesto global de 4,2 millones de euros, de los que 3,7 provienen de fondos europeos.

Jaime Carrasco

El coordinador del proyecto es el Centro Tecnológico de Investigación del Champiñón de La Rioja, y cuenta con la participación de doce socios provenientes de seis países, entre los que se encuentran cinco centros tecnológicos de investigación, tres grandes compañías y cuatro Pymes, como la belga ‘Inagro vzw’, las holandesas ‘Stichting Wageningen Research’, Kekkila-BVB’ y NF Fibre BV’ la polaga Uprawa Grybow Lukasz Kiwala, CSIC, Fertinagro Biotech, Ekofungi (RS), Innovarum, Eurochamp y la universidad de Oxford, por citar algunos ejemplos.

En la actualidad el sector del champiñón cuenta con un peso específico muy importante en la provincia de Cuenca. La producción conquense se localiza en la Manchuela, donde genera un importante impacto económico debido a la necesaria mano de obra y a sectores auxiliares como los productores de sustrato o las conserveras.

Castilla-La Mancha y La Rioja son las zonas más productivas de España, con casi el 90% de la producción nacional. En ambas regiones hay instituto de investigación, como el Centro de Investigación, Experimentación y Servicios del Champiñón de Castilla-La Mancha.

La industria del champiñón desempeña un papel clave en el sector agroalimentario de la Unión Europea: proporciona una importante alternativa a las proteínas de origen cárnico, es fuente de vitaminas y micronutrientes deficientes en dietas occidentales tales como vitamina D y selenio, actualmente valorada 33,7 millones de euros (2017) pero cuya proyección indica que se duplicará en los próximos cinco años.