La residencia de Beteta cuenta con una nueva aliada: una niña de diez años recoge firmas para su apertura

Su madre señala que “siempre la hemos acostumbrado que hay cosas que puede solucionar uno mismo y otras que hay que ir a quien te las puede solucionar”

La residencia de ancianos de Beteta, un proyecto que inició su construcción en 2007 y continúa paralizado, ha vuelto a recabar la atención de sus vecinos gracias a una campaña de recogida de firmas emprendida por una activista poco común: Sofía Vega, una niña de diez años de la localidad.

Su madre, María Jesús Moreno, relata que en los paseos por la zona de la edificación junto a ella y a sus abuelos la joven se cuestionaba por qué el edificio estaba inacabado y lamentaba su estado de deterioro y desuso. Y apunta que “siempre la hemos acostumbrado que hay cosas que puede solucionar uno mismo, pero hay otras cosas que no las puede solucionar uno de forma personal y que cuando eso ocurre, pues hay que ir a quien te las puede solucionar”.

Sofía tomó buena nota e inició una recogida de firmas en la localidad con una petición de su puño y letra dirigida a los responsables de la Diputación de Cuenca y a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Maria Jesús y su marido no dudaron en apoyarla: “Qué le vas a decir, pues hija, muy bien, adelante”.

También el resto de vecinos de Beteta, que han encontrado en esta iniciativa un motivo para renovar el impulso que se ha ido diluyendo con el paso de los años. La madre cuenta que “está todo el mundo emocionado con el tema”, y que le paran por la calle para ofrecerse a firmar.

Tras tres semanas de campaña, y pese a la reducida población de la localidad, más aún tras el paso del verano, Sofía ya ha logrado recabar 250 firmas. “Para que te hagan un poquito de caso necesitas 1.000 firmas, pero quizás el objetivo no es tanto la recogida de firmas, sino la llamada de atención”, apunta María Jesús.

Respecto a los próximos pasos, hay un debate en el seno de la familia. La madre defiende que la cifra concreta de cifras conseguidas no es lo más relevante, si no “la llamada de atención” que supone la campaña. Su marido en cambio es partidario de seguir obteniendo apoyos.

María Jesús concluye argumentando que “hay que intentarlo y estamos en nuestro deber de reclamar”, pero que cuesta mantener la ilusión puesta en una posible reactivación del proyecto: “La residencia supuso una especie de losa para el pueblo, porque la gente tenía ahí depositadas como muchas ilusiones de puestos de trabajo, de que los mayores no se tuvieran que desplazar a otro sitio, también servicios para la propia gente de la zona, aunque no fuera usuaria directamente de la residencia”.

Sofía, con menos años de vida que el propio proyecto de la residencia, ya tiene claro qué desea ser de mayor. “Ella quiere ser ganadera. Quiere tener cabras, ovejas y un hotel para enseñarle a los turistas a hacer quesos y cómo se cuida el ganado”, apunta su madre.