La provincia de Cuenca atrajo 5.011 habitantes de otras zonas de España durante el año pasado

El saldo migratorio interior fue positivo porque, a lo largo de 2020, se marcharon 3.913 residentes en municipios conquenses a otros territorios españoles

Tal vez fue porque la pandemia espoleó el auge del teletrabajo o porque el miedo al virus primó destinos menos poblados y densos para vivir. Los datos recién publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) concluyen que durante 2020 se establecieron en la provincia de Cuenca más personas procedentes de otros territorios españoles que conquenses se marcharon a otros puntos del país. Exactamente 5.011 frente a 3.913.

Un saldo migratorio positivo de 1.098 residentes (para calibrar su magnitud, más o menos el padrón de todo Valverde de Júcar) que se vio lastrado por los efectos del movimiento natural de la población, el exceso de muertes respecto a los nacimientos provocó que, según avanzó el mismo organismo gubernamental, la provincia conquense se dejase 826 habitantes el año pasado, encadenando una década de sangría demográfica.

La Comunidad de Madrid fue el principal origen de los nuevos moradores. De allí vinieron 1.965 personas, cantidad ligeramente superior a la población de Belmonte. De la provincia de Valencia llegaron 726, de Albacete 323, de Barcelona 258 y de Toledo 257.

El grupo mayoritario de nuevos moradores, entre 25 y 34 años

Más de 3.609 de los desplazados son españoles y 1.402 extranjeros, pero que residían en otras áreas de España. La clasificación por edades también ayuda a dibujar el perfil de los nuevos habitantes. Así, 1.151 tenían entre 25 y 34 años, 990 entre 35 y 44 y 699 entre 0 y 15. Familias jóvenes con niños pequeños, por tanto, lo que coincide con el perfil de profesionales que más se han readaptado al trabajo en remoto. Un balón de oxígeno demográfico si el fenómeno se asienta.

En esta ocasión tienen menos peso respecto a otros años los ya jubilados, naturales de Cuenca que emigraron en su día y regresan a su tierra una vez han culminado su vida laboral. Suponen 568 del total. Aunque roce la especulación, se puede apuntar también que la crisis sanitaria frenó esos desplazamientos ya que este segmento de la población prefirió permanecer cerca de sus hijos y de su sistema sanitario de referencia.

El mes con mayor número de cambios de domicilio (incluyendo aquí también los intraprovinciales) fue octubre, con 900. En general el otoño, tiempo de reinicio de cursos académicos y laborales, fue la época más propicia, con 893 en septiembre y 867 en noviembre. Como es lógico, la época del confinamiento estricto fue la que menos movimientos registró, con 288 en marzo y 133 en abril.

La excepción capitalina

Que estas cifras reflejan una suerte de incipiente repoblación rural se demuestra también al desglosar los datos de la capital. En la ciudad de Cuenca se marchó más gente (1.529) que la recibida (1.267). Una merma de 262 habitantes en ese parámetro.

Marcha a otros lugares

En cuanto a las exportaciones, los 3.913 conquenses que tomaron rumbo a otros rincones de España se distribuyeron principalmente entre Madrid (984), Valencia (652), Albacete (384), Toledo ( 206) y Ciudad Real (176).

El grupo de adultos jóvenes (25 a 34 años) fue también el más numeroso, con 1.050 bajas, seguido de la franja de 35 a 44, con 778. De más de 65 o más se marcharon 404.