Los grandes abandonados

Enrique Merás Díaz – Coordinador de «Tu Abandono Me Puede Matar» (TAMPM) Cuenca

Qué tristeza produce observar como los distintos colectivos son reconocidos, agasajados y valorados. Se les reconoce por su trabajo, por el bien que hacen a la sociedad y se le valoran por los éxitos conseguidos. Todos celebran su patrona y se les da bombo y platillo en los medios, sobre todo este año que se ha reconocido su lucha contra la maldita pandemia.

Estos días hemos visto como Policías, Guardias Civiles, Protección Civil y sanitarios lucían sus mejores galas para reconocer el trabajo bien hecho.

Pero toda esta felicidad no se ve reflejada en el cuerpo de Instituciones Penitenciarias, festividad de la Virgen de la Merced el pasado 24 de septiembre, patrona de las personas privadas de libertad, y que para aprovechar la hicieron nuestra patrona.

Solo en este colectivo, han puesto como excusa el covid para no celebrar ningún acto cara al exterior. Según Orden del 15 de septiembre del Centro Directivo, como si tuviésemos que ocultar nuestro ingrato trabajo, hasta esta celebración se nos ha quitado. Aunque la verdad “poco o nada tenemos que celebrar” si acaso la persecución en forma de expedientes, los maltratos y vejaciones que sufrimos o la apatía y desidia con que nos trata el Ministerio. Somos los primeros en aplaudir todas aquellas acciones que persigan las acciones punibles de cualquier “garbanzo negro” que exista en nuestro colectivo. Pero también nos gusta que se pida perdón cuando se juzga a la primera y cualquier persona emite opiniones o críticas sin fundamento.

A mi particularmente, me resulta raro que se tarde más de un año en hacernos la rotonda en esta preciosa ciudad que se aprobó por consenso y que dignifica nuestra labor.

También que no se nos haya reconocido por crear e impulsar la idea del Centro Nacional de Estudios Penitenciarios.

En el ámbito penitenciario, cualquier proyecto que hagamos para los internos se nos tumba por parte de la Dirección.

Somos conscientes que a los gobernantes poco o nada les importa lo que pase tras los muros de cualquier centro.

Para terminar solo apuntar que esperamos que el Centro Nacional de Estudios Penitenciarios (CNEP) sea un éxito para los conquenses y para la ciudad, traiga trabajo y fomente Cuenca.

Sí, siento envidia de los demás grupos de nuestro mismo Ministerio, pero no dejaré de luchar por dignificar y dar a conocer mi colectivo.

Gracias por su atención y, recuerden, existen más de 50.000 personas privadas de libertad y otros 24.000 a los que nos quieren callar.