Un grupo de dominicanos impulsa la creación en Cuenca de un club de sóftbol, el deporte gemelo del béisbol

Tras entrenar y jugar de manera informal en los últimos años en los terrenos del mercadillo, han comenzado a enfrentarse a otros equipos y ahora quieren federarse, competir y lograr unas instalaciones aptas

Un grupo de dominicanos afincados en Cuenca prepara la creación en la ciudad de un club de un sóftbol, un deporte gemelo del béisbol pero que difiere de este en el mayor tamaño de la pelota, un ritmo más dinámico y un campo de dimensiones más reducidas, entre otras particularidades. En los Juegos Olímpicos el primero está reservado a las mujeres y el segundo a los hombres, pero existen otras competiciones de ambos sexos y también mixtas de las dos disciplinas.

«Somos varios colegas que tenemos que en común que ya en mi país jugábamos a esto; incluso hay algunos que iban a fichar por un equipo importante de allí o por uno de las Grandes Ligas de Estados Unidos. Como traíamos esa afición cuando nos vinimos a Europa a buscar una mejor vida, decidimos reunirnos unos cuantos y formar algo, quedar para echar una pachanga de vez en cuando», explica José Alejandro Cruz Castillo, uno de los promotores de este proyecto.

En la República Dominicana, ilustra, el béisbol, o pelota como también se le llama, es «el gran deporte nacional», con una popularidad equiparable a la del fútbol en España tanto por la cantidad de practicantes como por la pasión que desatan los clubes y la selección caribeña.

Cuando recuperaron la afición en España optaron por el sóftbol y no por el béisbol porque es menos complicado encontrar terrenos para practicarlo y por su menores exigencias físicas y mentales, lo que permite que personas de más edad puedan seguir jugándolo. «La pelota camina a unos 10 kilómetros por hora, no a 90 o 100», ejemplifica Cruz Castillo.

Triunfo en Motilla

Los primeros partidillos y entrenamientos se remontan a 2014 en los terrenos del antiguo club Serranía, donde se instala cada martes el mercadillo ambulante, espacio que por el momento sigue acogiendo su actividad. Aquellas primeras experiencias sin más pretensión que la de disfrutar alguna tarde se han ido prolongando hasta la actualidad de manera informal y esporádica cuando se lo han permitido las obligaciones laborales y otros avatares, pero ha sido ahora cuando han optado por tomárselo «más en serio», lograr mayor continuidad y organizarse legalmente como equipo.

El catalizador de la decisión fue la invitación a participar en un torneo en Motilla del Palancar organizado por el club de béisbol y sóftbol que existe en la localidad de La Manchuela. En el triangular, disputado el 4 de septiembre en el antiguo campo de golf motillano, el cuadro de la capital conquense se hizo con el triunfo tras enfrentarse al equipo local y al Pilares de Ciudad Real. Precisamente en la urbe ciudadrealeña tienen otra cita el 19 de este mes, otro torneo con varios equipos de la zona centro para el que ya se están preparando.

En Motilla compitieron con el nombre de ‘Cerveceros de Cuenca’ o ‘The Brewers Cuenca’, a imitación de los Milwaukee Brewers, equipo de Wisconsin que milita en la División Central de la Liga Nacional de Estados Unidos. Es una denominación provisional y oficiosa a la espera de consolidar esa u otra como permanente y oficial cuando se federen. Ese es uno de los trámites pendientes en la hoja de ruta que se han marcado: su objetivo es registrarse próximamente en la Real Federación Española de Béisbol y Sófbol y comenzar ya a disputar competiciones oficiales para ir escalando divisiones progresivamente y tratar de alcanzar la máxima categoría en alguna de las variantes de esta familia de deportes, una meta que requeriría como mínimo un plazo de dos a tres años. Actualmente el Tenerife Marlins es el campeón de la división de honor beisbolera (Spanish Baseball League, SBL) y el femenino CBS Rivas de la Spanish Softball League o SSL.

Del mercadillo a un terreno apto

En la lista de tareas del nuevo vástago de la familia polideportiva conquense figura también iniciar conversaciones con la Concejalía de Deportes del Ayuntamiento y con otras instituciones para encontrar un campo adecuado en el que poder entrenar y competir con seguridad y garantías. Cruz Castillo enfatiza que los terrenos del Serranía no son una instalación deportiva y no reúnen las condiciones aptas para esta disciplina, por lo que necesitarían algún lugar con las dimensiones reglamentarias, con tierra y con hierba.

Sí que han avanzado ya en otro aspecto fundamental como es la indumentaria e instrumental, que ya se han encargado a su país de origen. Desde el equipo conquense señalan que el material de estos deportes, en el que además de bates y guantes hay otros objetos más específicos, es en muchos casos difícil de conseguir en España y, sobre todo, muy costoso. «Mientras tú puedes comprado unas botas de fútbol por quince euros, unas de béisbol te cuestan mínimo unos ochenta o cien», apuntan.

Es una de las consecuencias del carácter minoritario que la dupla béisbol/sóftbol mantiene en España: las películas y series norteamericanas los han convertido en deportes icónicos con elementos muy reconocibles, pero de una manera muy superficial entre el público general, que suele ignorar sus normas y dinámicas. La televisión de pago (Movistar +) ofrece algunos partidos de las competiciones estadounidenses, La Liga SportsTV ofrece los domésticos y hay portales informativos especializados, pero su seguimiento dista enormemente del que consiguen fútbol, baloncesto, tenis, los deportes de motor, balonmano, ciclismo, atletismo y fútbol-sala, que copan las preferencias de los españoles como espectadores. La llegada de inmigrantes hispanoamericanos en las últimas décadas ha cambiado parcialmente el escenario, atrayendo a más aficionados y propiciando la creación de equipos amateur, pero sigue viéndose como un juego exótico o para muy iniciados.

A pesar de ello, «cuando nos ven que estamos jugando en la zona del mercadillo mucha gente se nos acerca y se interesa por lo que estamos haciendo, incluso a veces demuestran que van conociendo lo que va pasando», indica Cruz Castillo. Para él, no hay color respecto a otras alternativas ya que se trata de un pasatiempo «en el que siempre hay emoción, no es como el fútbol donde se puede empatar a uno y ahí se acaba, aquí siempre hay que ganar por una carrera más». Además, ensalza, «siempre está pasando algo, siempre hay un homerun, un out…».

Habla con un entusiasmo que pretende ser contagioso hacia otros vecinos de la ciudad. Aunque hasta ahora el nuevo equipo conquense está compuesto íntegramente por jugares dominicanos su objetivo es emular situaciones como las del combinado de Ciudad Real con el que coincidieron hace una semana, en el que bajo las mismas filas se encuadran también venezolanos, cubanos y españoles.