El Incarlopsa Cuenca tira de oficio para retener dos sufridos puntos en Aranda (24-26)

El partido no se resolvió hasta los instantes finales gracias a una mano providencial de Leo Maciel

El Incarlopsa Cuenca ha logrado este sábado dos valiosos puntos en su visita a Aranda de Duero. Un triunfo frente al colista que ha tenido que sudar ya que fue todo lo contrario a un paseo militar -tuvo más de guerra de guerrillas embarrada- y en el que no inclinó el fiel de la balanza hasta los instantes finales que remacharon el 24-26.

El partido comenzó según lo esperado, como uno de esos telefilmes de sobremesa de Antena 3 de guión previsible. Igualdad con ligera ventaja para los conquenses. Eso sí, un giro de argumento inesperado una actuación ofensiva sobresaliente de Bulzamini. Gracias a él -y a un Maciel y una defensa muy sólidos- el Incarlopsa trenzaba una brecha de tres goles (8-11) en el minuto 20.

Los locales decidieron que era muy pronto para tirar la toalla y se aprovecharon de los cambios visitantes para reaccionar y empatar el partido a 12 cuando faltaban cinco minutos para el descenso. Tiempo muerto de Lidio Jiménez para espantar la pájara, que consiguió solo a medias el objetivo. Los ataques eran cada vez menos fluidos pero, por fortuna, esta vez los errores y los nervios se empadronaron en tierras burgalesas y Cuenca pudo irse al intermedio con una ligera ventaja, la que va de 13 a 14.

Tras la reanudación, las inferioridades lastraron otra vez a los de la Submeseta Sur, que vieron como su rival le igualaba otra vez (16-16 en el 35) o tomaba leves ventajas en el marcador. No llegó la sangre al río porque la falta de inspiración ofensiva aquejaba a ambos equipos -entregados a alguna individualidad más que al juego combinado- y porque fue uno de esos partidos en los que el oficio que se supone otorga la mejor posición en la tabla pesó. Los de Lidio Jiménez llegaban al tramo final con distancias de un par de goles.

A pesar de que las gradas estaban desangeladas a ese lado de la frontera del cierre perimetral, el Aranda se encomendó al factor campo para meter el miedo en el cuerpo y acechar con un único gol a su rival cuando faltaban menos de cinco minutos (23-24). Un Leo Maciel acertado cuando más se necesitaba que lo estuviera desbarató las opciones arandinas y el Cuenca supo gestionar adecuadamente la confirmación de su sufrido triunfo.