Así capean las hermandades de Semana Santa la tormenta económica

Algunas han optado por cuotas extraordinarias o fórmulas de adelanto, se han restringido gastos al máximo y se fomenta la domiciliación frente al cobro domiciliario, también por razones sanitarias

No es necesario estar suscrito a la prensa salmón anglosajona ni conocer los arcanos del índice Nikkei para estar al tanto del terremoto que la nueva peste y las restricciones para domeñarla han desencadenado en la economía mundial. Un seísmo con réplicas también en las arcas de nuestras cofradías de Semana Santa. En casi todas ellas las subastas de banzos y enseres son la principal vía de financiación, un recurso mermado o extinguido tras dos años con las procesiones suspendidas y que recibió también un buen mordisco en 2019 en aquellas hermandades a las que las lluvias no permitieron desfilar.

Es cierto que se han eliminado también los gastos de procesión y que los cultos y actos extraordinarios se han reducido a la mínima expresión, pero también que el panorama general ha exigido redoblar esfuerzos en acción social y que hay obligaciones fijas que satisfacer independientemente de que los pasos salgan a la calle o no. Son las hermandades que tienen que afrontar cuotas de hipotecas por sus sedes o pagos por inversiones de gran calado como andas o retablos las que más tensiones de tesorería sufren o temen en un futuro próximo si el porvenir se sigue torciendo. Todo ello en un contexto en el que las juntas generales presenciales no se pueden celebrar por precaución sanitaria, lo que reduce el margen de maniobra de las directivas, maniatadas a veces estatutariamente para aplicar decisiones que supongan más ingresos.

“Si bien se han estudiado varias, no hemos podido implementar ninguna medida especial ya que necesitamos que se apruebe en Junta General. Como otras hermandades, estamos tramitando ante la autoridad pertinente alguna figura que en la presente coyuntura autorice la aprobación de este y otros temas, como presupuestos, sin tener que convocar a toda la hermandad ante la imposibilidad de juntarnos”, explica Eva Díez, secretaria de El Bautismo

En San Juan Apóstol Evangelista los banceros y portaenseres que ya habían subastado mantendrán sus derechos a sacar el paso o las insignias sin ningún coste extra añadido al 20% del importe que ya abonaron cuando en 2019 tuvo que suspenderse la procesión por la lluvia. “Así lo comunicamos al Obispado. Entendía la junta de diputación que no se ha había suspendido la procesión, sino la Semana Santa, y dado que el año anterior suspendimos por lluvia, y sí lo abonaron, el pasado por pandemia, y éste, hemos suspendido también la junta de subasta, manteniendo los enseres sin coste alguno para el hermano que subastó”, especifica el secretario, José Julián Espada. No es un caso único y la misma medida se ha aplicado en otras corporaciones como Jesús Orando en el Huerto de San Antón. En La Verónica del Jueves y El Descendimiento, entre otras, se han mantenido los banzos vigentes.

CUOTAS

Para garantizar liquidez en estos tiempos complicados, en la hermandad de San Juan Bautista han optado por doble sistema. Mariano López, su representante ante la Junta de Cofradías, señala que han propuesto dos modalidades: “una, un donativo convencional y, otra, el adelanto de parte de las cantidades de futuras subastas. Si en años anteriores se coge banzo o enser ese dinero ya pagado se descontará del importe y en caso contrario se devolverá”.

José Manuel Vela, secretario de la Cofradía de Nuestra Señora de Las Angustias, explica que, ante la imposibilidad de poder celebrar juntas generales, y siguiendo el último acuerdo vigente en la junta general celebrada en 2019, se ha mantenido la cuota doble. “En aquella última reunión celebrada, y como consecuencia de no haber podido celebrar la procesión a causa de la lluvia, se acordó que las obligaciones de la hermandad debían ser sostenidas por todos los cofrades, pues todos tienen igual número de derechos y obligaciones, y no recaer en aquellos que hubieran subastado. Por ello, se decidió la cuota doble, sin incremento o pago adicional de aquellos que hubieran pujado para la Semana Santa de 2019. Acuerdo que, además, se decidió que tuviera vigencia para años sucesivos en similares circunstancias de imposibilidad de celebrar el desfile procesional”.

En Nuestra Señora de la Soledad del Puente tienen una propuesta de una subida extraordinaria de 2 euros sobre la cuota anual al menos para este año. Es decir, todos los hermanos tenemos que pagar este año 7 euros de cuota anual en lugar de los 5 habituales.

En Jesús Amarrado han optado de momento por mantener la aportación fija de cada hermano. “Esta pandemia nos ha cogido en un momento en el que teníamos la talla recién restaurada, los enseres también totalmente revisados y no teníamos ninguna inversión o deuda pendiente, por lo que hemos optado por tener únicamente los gastos imprescindibles y, gracias a esta prudente gestión, las cuentas de la Hermandad, aunque evidentemente se han visto resentidas por la situación que estamos viviendo, se encuentran en buen estado. Ello no quita que, en el momento que podamos tener una Junta General con nuestros hermanos, estudiemos el tema y veamos si es conveniente una subida de cuotas o alguna otra medida y es que hay que tener en cuenta que esta pandemia nos ha cambiado en muchos aspectos y ha modificado nuestra forma de ver las cosas, por lo que quizá es el mejor momento también para plantearse este u otros asuntos que afectan al funcionamiento de la Hermandad”, sostiene el vicesecretario, Javier Millas.

José Manuel Alarcón, de Jesús del Puente, señala en una línea similar que no han tenido que tomar medidas que incrementen los ingresos “pero sí que disminuir y controlar mucho los gastos”. Desde la Congregación de Nuestra Señora de la Soledad y la Cruz han decidido no pedir ninguna cantidad extra a sus miembros ya que, en palabras de su presidente, Pablo Moya, “es una situación económicamente muy difícil la que está atravesando el país”. Del mismo pensamiento han participado en Jesús Resucitado y la Virgen del Amparo. “Puesto que la situación económica derivada de la crisis sanitaria originada por la COVID-19 nos afecta a todos por igual, desde la junta de diputación entendimos que los hermanos no debían hacer ninguna aportación superior a la cuota habitual. Esto, evidentemente, ha supuesto restringir al máximo los gastos previstos así como las diversas mejoras preparadas”, razona Javier Caruda, secretario.

CENSO

Está todavía por medir cómo afectan las subidas y la crisis económica general en la reducción del censo de las hermandades. Tal como recoge Gólgota, la revista de Semana Santa de Voces de Cuenca, el número total de inscritos en las hermandades de Semana Santa de Cuenca suma un global de 45.662, cifra que incluye las duplicidades de aquellos que pertenecen a más de una cofradía. La cantidad sigue siendo imponente (el global de la población de la ciudad está en 54.621 habitantes), pero un 2,8% menor a la registrada el año pasado. De un Pasión a otra se han perdido 1.327 inscripciones en los censos, 1.327 cuotas.

Pablo Muñoz, representante de Nuestra Señora de los Dolores y las Santas Marías, explica que, aunque no han notado un saldo negativo de cofrades, sí que la situación ha taponado su crecimiento. “Sí que se ha notado un menor movimiento, en nuestro caso ha supuesto un coste de oportunidad, en el sentido en que la hermandad entraba en el momento de crecimiento y actividad en el que entran todas las hermandades nuevas, en cualquier caso entendemos que esto es un paréntesis, y esa vitalidad se recuperará”.

DOMICILIACIÓN

La irrupción de la pandemia ha acelerado también un proceso que llevaba años en marcha, el de la generalización de la domiciliación en entidades financieras del pago de las cuotas frente a la tradicional recaudación casa por casa a cargo del nuncio o cobrador, figuras de la organización de las hermandades que en muchos casos se solapan y que comienzan a estar en peligro de extinción. Desde las corporaciones, en general, se ha promovido el cambio por operatividad y comodidad y en algunos casos también por reducción de costes y minimizar impagos. En este 2021 también con el objetivo de reducir al máximo los contactos y así reducir el riesgo de contagio.

En La Negación de San Pedro, por ejemplo, no se comenzaron a cobrar domiciliariamente las cuotas de 2020 hasta que al período valle en la curva epidemiológica de los inicios de marzo. Y en El Prendimiento lo anularon interinamente también por prevención sanitaria. Desde Jesús Amarrado, Cristo de la Salud (Descendimiento) y la Soledad de San Agustín notifican asimismo que en este año ha habido más dificultades y retrasos para ejecutar la cobranza domiciliaria.

La distribución entre ambos sistemas de cobro se distribuye de manera muy desigual entre las organizaciones nazarenas conquenses. En el Cristo de la Vera Cruz representa el 100% y en El Bautismo y María Santísima de la Esperanza está en torno al 80% y el 70% respectivamente. Nuestra Señora de los Dolores y las Santas Marías también supera la mitad de las cuotas domiciliadas.  Porcentajes que se sitúan en el 40% para el Cristo de la Luz y en el 50% en la Soledad de San Agustín y que quedan lejos de esas cifras en entidades como Jesús del Puente, donde al inicio de la pandemia se comenzó a apostar por el pago bancario, que sigue siendo muy minoritario respecto al abono en metálico.

El Ecce Homo de San Miguel establece que la vía de la transferencia-domiciliación para los no residentes en Cuenca capital y en Jesús Resucitado han decidido que 2022 será el primer año en el que el pago se hará de forma exclusiva por métodos bancarios.