La sospechosa del asesinato de Isaac Guillén compró un barbitúrico para fingir un suicidio

Así lo revela el periódico valenciano Levante-EMV,, señalanado que la presunta asesina acudió al mercado negro para comprar pentobarbital

Beatriu F., detenida y principal sospechosa del asesinato de su marido, el cardenetero Isaac Guillén, compró el mes de diciembre pentobarbital, un barbitúrico ilícito que se usa en algunos países para practicar la eutanasia.

Así lo revela el periódico valenciano Levante-EMV en una información firmada por Ignacio Cabenes, que detalla que la adquisición se habría producido cuando el expolicía con discapacidad ya estaba desaparecido (su rastro se había perdido oficialmente el 1 de diciembre) y, por tanto, muerto.

Con esta compra, la presunta asesina querría dar verosimilitud a la versión que trató de trasladar al entorno de la pareja: que Guillén, que padecía una enfermedad degenerativa que limitaba gravemente a su movilidad, se había marchado voluntariamente buscando un suicidio asistido. En esa línea, según las investigaciones policiales difundidas por medios valencianos, también había suplantado la identidad de su esposo mandando mensajes desde su teléfono móvil para pedir que dejaran de buscarle.

Levante-EMV detalla que, al estar prohibida en España la comercialización del fármaco, la sospechosa acudió al mercado negro y adquirió dicho barbitúrico en el extranjero utilizando el nombre de su marido.» No obstante, la sustancia nunca llegó a estar en su poder al ser interceptada en Aduanas al llegar a España, siendo intervenida por la policía y lo que inicialmente pretendía ser una treta para despistar a los investigadores, a la postre se ha convertido en una prueba más en su contra», explica el diario.

El cadáver de Guillén fue hallado el 16 de junio en una parcela de Godelleta que Beatriu F. había alquilado unos meses antes. Según las informaciones difundidas en relación a los testimonios y las pruebas practicadas, el Grupo de Homicidios considera que la víctima fue enterrada viva y estrangulada y que su mujer contó con la presunta colaboración de su hijo, un chico de 17 años. El móvil del crimen sería económico, el deseo de disponer de la pensión del cardenetero, los seguros por incapacidad que había cobrado y, posteriormente, de su herencia.