Olivar y girasol, principales víctimas de la ola de calor en el campo conquense

Las altas temperaturas han provocado la pérdida de la flor del olivar y también amenazan al girasol. La viña también se ha visto afectada pero todavía se espera una buena cosecha

No están siendo unos buenos meses para la agricultura conquense. El año comenzaba con heladas que afectaban principalmente a la producción del almendro y el pistacho. En el primer caso, en zonas como La Manchuela se estima que se ha perdido prácticamente el 100% de la producción que se esperaba.

Si el frío hacía mella en el invierno, ahora es el calor por encima de la media el que trae de cabeza a los agricultores. Ya lo están viviendo aquellos que se encuentran en plena campaña del cereal, con pérdidas entre el 15-20%, según la Junta, que se pueden elevar hasta el 30% según ASAJA. Estas pérdidas, como ya se ha explicado, se debe a lo seco que fue el mes de mayo, mes clave para la formación de los granos de cereal.

Ahora, las altas temperaturas de la primera ola de calor de la época estival ha afectado a otro cultivo importante de la zona, el olivar. El calor ha provocado que la flor de la oliva se seque rápidamente sin posibilidad de ser polinizada en gran parte, lo que ha provocado la pérdida de gran parte de la cosecha de cara al próximo otoño-invierno.

«Estos cinco días que hemos tenido de calores tremendos cuando ha pillado a nivel fenológico a cualquier especie vegetal, en momento clave se la ha cargado», explica Joaquín Cuadrado, delegado provincial de agricultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en Cuenca.

Y no solo el olivar está siendo castigado en estos días, mismo caso ocurre con el girasol. En zonas del sur, como Andalucía, donde las plantas están ya en floración, con estos calores podrán tener una buena cosecha. Sin embargo, en zonas como Cuenca, donde el ciclo de la planta es un par de semanas más lento, el calor y la falta de agua pueden mermar de la misma manera que al cereal la producción del girasol.

El viñedo deberá aguantar un verano de riesgo para asegurar la cosecha

Aunque en menor medida, la producción de uva podría verse afectada por la climatología de las últimas semanas, ya que desde la Junta han detectado que «ha habido un cuajado menor en el fruto», sin embargo es demasiado pronto para aventurar las pérdidas que se podrían producir.

El delegado provincial de agricultura admite que «los racimos no están cargados como deberían», pero que si lloviera en las próximas semanas se podría estar ante una campaña de vendimia «magnífica». Lo que sí se atisba desde esta administración es el adelanto de ciclos, donde «el cambio climático se está imponiendo». El ejemplo que pone Cuadrado es como antaño la vendimia podría comenzar perfectamente en el mes de octubre, y ahora las variedades más tempranas se inician a mitad de agosto.

Desde la Junta promueven la necesidad de que el agricultor contrate seguros agrarios, ya que está demostrado que en zonas como La Manchuela o la Mancha baja sufren todos los años inclemencias climatológicas. «Es fundamental que el agricultor meta en sus gastos el seguro, el asegurar que voy a poder continuar hacia delante, por lo menos no te arruinas», finaliza Cuadrado.