Catorce años sin Purificación Nuño, conquense de Pinarejo fallecida en el accidente del metro de Valencia

Su hija, Marisa García-Parrado Nuño, aún recuerda con tristeza una jornada "que nos partió el alma a todos, sobre todo a mi padre. Lo vamos llevando pero la seguimos echando de menos".

Purificación Nuño, junto a su marido

Sobre las 13:03 horas de un 3 de julio, como hoy, de 2006 dos unidades del metro de Valencia que transportaban a unas 150 personas descarrilaron en una curva cercana a la estación de Jesús. Fallecieron 43 personas. Una de ellas era Purificación Nuño López, natural de la localidad conquense de Pinarejo.

Su hija, Marisa García-Parrado Nuño, recuerda aún con profunda tristeza una jornada «que nos partió el alma a todos, sobre todo a mi padre. Con el paso de los años lo vamos llevando pero la seguimos echando de menos. En cualquier momento porque te gustaría que siguiese viendo a sus nietas…». Purificación llegó a Valencia procedente de Pinarejo con 22 años. Visitó la ciudad del Turia en su viaje de novios. «Quedó prendada con la ciudad y decidió emprender una nueva etapa. Allí vivió y trabajó hasta los 62 años cuando perdió la vida en el accidente, en el mismo trayecto que había hecho años, años y años trabajando». No tuvo suerte Purificación en el momento ni en el lugar. Todas las compañeras de trabajo se solían colocar en la parte delantera del tren y todas perdieron la vida. «Era una manía que tenía; le gustaba ponerse delante, cerca del conductor».

El siniestro le pilló a Marisa en Valencia, donde estuvo viviendo unos años, hasta que se trasladó a la localidad de Arcas, donde reside en la actualidad. «Todas las mañana íbamos en metro a trabajar. A la vuelta recuerdo que, antes de que ocurriera, llamé a mi madre por teléfono y le dije que quedábamos por la tarde porque iba a pasar a recoger a mis hijas y para que me contase como había pasado el día. Así quedamos, en vernos por la tarde. Recuerdo que cogí el metro a las 12:30 y llegue a Torrent a las 12:45 o así, recogí a mis niñas y a una amiga. Todo eso sin saber todavía lo que había pasado. Cuando llegué a mi casa a las 14:00 me llamó mi hermana para preguntarme si me había enterado de lo que había ocurrido en el metro, y que mamá todavía no había llegado». Marisa tiene cinco hermanos.

La angustia derivada de la ausencia de noticias se vio incrementada por el prolongado periodo de tiempo que transcurrió hasta que confirmaron el desenlace. «Puse la tele y vimos que había un jaleo fuera de lo normal pero pensaba que era una bomba. Pero luego ya vimos que no. Fui a casa de mi padre y lo encontré preocupado porque no había llegado mamá. Yo pensaba que mi madre estaba viva porque no te lo imaginas, no te lo crees. Nos llevaron al palacio de Congresos de Valencia pero con la esperanza de que estaba viva pero no fue así. A las 3 de la mañana, casi doce horas después, nos confirmaron que había fallecido».