Cuadres y descuadres en los transbordos en Tarancón para ir de Madrid a los pueblos de las líneas de Minglanilla y Villar de Cañas

De llegadas simultáneas o enlaces con cinco minutos de diferencia a esperas que se van más allá de la hora y tres cuartos, la conexión de una treintena de pueblos conquenses con la capital de España depende, sobre todo, de la puntualidad de las empresas o el grado de incertidumbre que quiera asumir el viajero

Este lunes se cumple una semana de la supresión de las líneas de autobús Madrid-Minglanilla y Madrid-Villar de Cañas, que operaba el Grupo Ruiz y permitían la conexión en directa por transporte público con la capital de España de más de una treintena de pueblos conquenses repartidos en las comarcas de La Mancha y La Manchuela. Desde el 1 de noviembre, los viajeros que, por ejemplo, desean viajar desde localidades como Motilla del Palancar y Villarejo de Fuentes a la ciudad madrileña tienen que coger el nuevo servicio que gestiona Rubiocar hasta Tarancón y desde allí tomar un autocar de otra compañía para poder llegar a la Villa y Corte. En sentido contrario la operación es la misma: viaje en Ruiz o Avanza desde la Ronda de Atocha o Méndez Álvaro hasta la estación taranconera para luego cambiar de vehículo y, con otro billete, continuar la ruta.

¿Hasta qué punto empeora la nueva organización de los itinerarios el servicio? Hay respuestas cualitativas -siempre opinables y por ellos relativas- sobre las molestias que provoca un transbordo, especialmente en personas de más edad, o acerca del engorro asociado a tener que comprar dos billetes distintos en diferentes buses o taquillas con los que asegurar dos asientos, ya que no se comercializan tickets combinados como ocurría antes. Otra aproximación más objetiva es la cuantitativa. Hay tres cuestiones claves que ayudan a medir el grado de deterioro de las conexiones. ¿Cuánto tiempo pierden los pasajeros con la nueva organización de los itinerarios? ¿En cuánto se incrementa el tiempo total de viaje de punta a punta? ¿De qué margen se dispone ante posibles retrasos o averías?

Las respuestas varían en función de la rutas, el día de la semana y las franjas horarias, pero sobre todo de la puntualidad de los servicios o de la incertidumbre que quiera y pueda asumir el viajero. Eso es lo que marca la gran diferencia entre una pequeña molestia o un desorden mayúsculo. En el caso de los usuarios de la línea de Villar de Cañas-Tarancón, con llegada a la ciudad del Riánsares a las 7:40 horas de lunes a sábado, sólo tendrían que esperar cinco minutos para poder enlazar con un autobús de Ruiz que les lleve hasta Madrid. Un tiempo reducido que es en sí mismo un arma de doble filo: es una promesa de agilidad pero, también, toda una amenaza. Cualquier pequeña demora puede traducirse en una pérdida de la conexión. Aquellos que quieran ir más tranquilos o que pierdan el transbordo han de recurrir al Auto-Res (AvanzaBus) de las 8:15 horas, 35 minutos después, o a otro Ruiz con salida a las 8:50 (una hora y diez minutos más tarde).

También de lunes a sábados, la ruta Minglanilla-Tarancón llega a su destino a las 10:30 horas. La opción más inmediata en el tiempo hasta Madrid es simultánea: a las mismas 10:30 sale un servicio de Ruiz. Esta vez es un doble o nada. De apenas unos detalles dependerá que uno pueda bajar de un autobús y subir en otro sin solución de continuidad o que se frustre el cambio de vehículo. Si se da este escenario, el asunto exprime el reloj y la paciencia de los viajeros. El siguiente bus, también de Ruiz, no sale hasta las 11:45 horas. Una hora y cuarto de espera que añadir a la suma total del viaje. Para ir en un Avanza hay que esperar a las 13:05.

Los domingos y festivos el Minglanilla-Tarancón llega por la tarde, a las 19:30. Exactamente a esa hora hay una frecuencia de Ruiz, la última del día, con el consiguiente riesgo ya mencionado. También hay otra de Avanza. Los que prefieran no jugársela o habiéndosela jugado hayan perdido, tienen que optar por el plan B: a las 21:15 horas para en Tarancón un autobús procedente de Cuenca y con destino Madrid. La única manera de no tener que encomendarse a ese margen ‘0’ es sacrificar 1 hora y 45 minutos de tiempo.

Sentido inverso

La ruta que une Tarancón y Villar de Cañas sale, en esa dirección, a las 13:30 horas. Diez minutos antes llega procedente de Madrid uno de los autobuses de Ruiz y quince minutos ofrece de margen AvanzaBus, en uno de los horarios que mejor permiten equilibrar espera razonable y holgura ante imprevistos. Para los que huyan de ellos, aun a costa de aumentar duración y espera, hay un Ruiz que llega a las 12:20. Una hora y diez minutos antes.

El Tarancón-Minglanilla parte de lunes a jueves a las 15:45 horas. Con una antelación de un cuarto de hora llega a la terminal taranconera uno de los buses de Avanza. Es la opción más adecuada porque el Ruiz más cercano llega a las 13:20. Es decir, más de dos horas habría que esperar si por algún motivo esos quince minutos de margen no son suficientes.

Los viernes el itinerario sale de Tarancón a las 17:30. Los que viajen desde Madrid y quieran estar allí a esa hora pueden recurrir a un Ruiz que llega a las 17:20. Los más prudentes o miedosos, según se mire, tienen como opción más cercana un servicio de Avanza con llegada a las 15:30, dos horas antes. Todo depende del grado de riesgo que se quiera y pueda asumir.

En cuanto a los domingos, la salida está fijada a las 19:45. Hay un Auto-Res que llega un cuarto de hora antes a Tarancón desde Madrid. En Ruiz la opción más próxima en ese día de la semana es la de las 18:20.

De llegadas simultáneas o enlaces con cinco minutos de diferencia a esperas que se pueden ir mucho más allá de la hora y tres cuartos, la conexión de una treintena de pueblos conquenses con la capital de España puede variar por detalles, esos que pesan en la decisión del viaje y del medio de transporte elegido.