Ahogamientos silenciosos, un fenómeno aparejado al baño en pozas, ríos y pantanos no autorizados

Corrientes invisibles, sifones y obstáculos convierten el baño en las zonas no autorizadas en una trampa imprevisible.

Un total de 138 personas han fallecido por ahogamiento durante los primeros cinco meses del año, cuatro de ellas en Castilla-La Mancha y una registrada en Cuenca durante el pasado mes de marzo. La cifra arroja un resultado sobre el que mantenerse alerta, especialmente antes de haberse iniciado la temporada de baño estival, momento en el que se producen el 80% de los ahogamientos concentrados de junio a septiembre según datos de la delegación de Cuenca de la Federación de Salvamento y Socorrismo de Castilla-La Mancha.

A la luz de estos datos, el delegado provincial de Salvamento y Socorrismo, José Antonio García, señala que este mes de mayo se ha situado como el tercero más mortal en ahogamientos de la última serie histórica con 44 fallecidos a nivel nacional, muy por encima de los 33 fallecidos durante el pasado año. García señala que el perfil predominante del ahogado en España durante 2024 es el de un varón adulto de 55 años, y que la precaución es la mejor de las «vacunas» contra la «epidemia» de los ahogamientos, una situación que puede afectar a cualquiera.

En Cuenca existen muchas zonas de baño gracias a la riqueza natural e hídrica de la provincia. De entre todos esos puntos se autoriza el baño en aquellos que tienen «una calidad del agua óptima» una vez realizados los análisis pertinentes, destaca el delegado provincial. Del mismo modo, la seguridad del entorno es otro de los puntos fundamentales que las autoridades tienen en cuenta a la hora de seleccionar las zonas de baño autorizadas «porque el medio acuático siempre va a ser un medio peligroso, incluso en poca profundidad también puede haber peligro», respalda García.

El delegado de Cuenca destaca que, en el caso del entorno natural, a la peligrosidad intrínseca del agua se le añaden los movimientos acuáticos, pues existen «corrientes que son impredecibles y remolinos», según García. El delegado también apunta que la presencia de obstáculos puede generar un sifón, un fenómeno que ocurre cuando el agua de un río pasa por debajo de un obstáculo sumergido y crea un flujo subacuático que atrapa a los bañistas con fuerza e imprevisibilidad. El responsable de salvamento destaca que, especialmente en pozas, pantanos y algunas zonas de baño de ríos «hay un doble peligro» marcado por ese movimiento de las aguas y la profundidad desconocida a lo que se puede añadir la presencia de fauna.

José Antonio García subraya que cuando una persona se baña en una zona no autorizada en el medio natural, desconoce qué hay exactamente en el fondo, lo que lo convierte en una experiencia «impredecible», pues, señala, hay accidentes del terreno, obstáculos sumergidos y cuevas submarinas. Del mismo modo hay que tener en cuenta que en esas zonas como las pozas, que a priori parecen tranquilas, existe un movimiento de aguas «que no se ve» y que aunque la superficie aparentemente esté en calma, «debajo hay corrientes que nos pueden poner en serias dificultades».

Los ahogamientos en zonas no autorizadas, especialmente en las pozas, se producen arquetípicamente cuando el bañista se siente atrapado por una corriente o sifón que le absorbe. García apunta que la reacción más normal es entrar en pánico y bloquearse, por lo que se complica la respuesta. En este sentido, el delegado de salvamento provincial destaca que la mayor parte de los ahogamientos que se producen son «ahogamientos silenciosos» en los que la víctima no tiene la oportunidad de pedir ayuda porque «se ve envuelto en una corriente y es absorbido de repente, la sorpresa produce la entrada de aguas en las vías respiratorias, comienza a toser y llega el pánico, lo que impide salir», con unas consecuencias fatales aparejadas.

Si sucediera una situación de estas características, José Antonio García destaca que lo más importante, ante todo, es «intentar mantener la calma». Del mismo modo apunta a que «nos agotaremos si tratamos de resistirnos a la corriente, siendo nulas las posibilidades de sobrevivir». Llegado este punto la solución mas efectiva según el delegado de salvamento es «mantener la calma e intentar salir aprovechando precisamente la corriente». En el caso de que fuera una corriente fluvial se trataría de salir de forma diagonal en el sentido de la corriente.

Para prestar ayuda en el caso de que se presencie un ahogamiento, García señala la importancia de «no intentar nunca un rescate si no se está preparado para ello» porque «en lugar de una víctima podemos tener dos, y eso es desgraciadamente también habitual». Lo primero que hay que hacer es proporcionar flotación «lanzando unas ramas o, si tenemos, un objeto flotante, mejor si se trata de un dispositivo homologado», destaca García, de este modo, «mantenemos las vías aéreas hasta que busquen los elementos para poder sacarlo del agua». En el caso de que la situación lo requiera porque hubiera parada cardiorespiratoria, es necesario proporcionar la reanimación cardiopulmonar (RCP) sin olvidar el aviso a los servicios de emergencia, «nosotros podemos mantener a una persona viva durante el tiempo que estemos haciendo la RCP, pero al final si no es tratado por los servicios de emergencia difícilmente va a sobrevivir», apunta el responsable de salvamento en Cuenca.

En todo caso, José Antonio García indica que el «paso cero» es la prevención, que dice, «constituye el primer eslabón de la cadena de supervivencia». El delegado de salvamento en la provincia señala que el mejor rescate «es aquel que no ha habido que hacer porque se han tomado las medidas oportunas para que no se produzca el accidente». Para bañarse con precaución en zonas como pozas y hacerlo de un modo más seguro es importante meterse en el agua poco a poco para hacer más suave el cambio de temperatura, que en el caso del agua de las pozas «suele ser bastante fría», destaca. En segundo lugar, García señala reconocer poco a poco el terreno que se va pisando para evitar cualquier lesión y, ante cualquier situación que se complique «porque hay una presencia de una corriente de agua», salir inmediatamente de esa zona.