El BBVA Research estima que Castilla-La Mancha perderá entre 20.000 y 32.000 empleos en el bienio 2020-21

La media de caída en los puestos de trabajo osciló en el 2,2% en términos desestacionalizados, entre febrero y mayo de este año, siendo el comportamiento del área urbana de Cuenca similar a la media

Según las previsiones de BBVA Research, el PIB de Castilla-La Mancha podría reducirse en 2020 entre un 6,4% y un 9% debido a las medidas de confinamiento implementadas para frenar el contagio del virus y a pesar de las políticas para enfrentar la emergencia sanitaria, apoyar el ingreso de las familias y mantener el empleo.

Para 2021, el crecimiento podría situarse entre el 4,1% y el 5,5%. De cumplirse estas previsiones, se perderían entre 20.000 y 32.000 empleos en el conjunto de 2020 y 2021. En todo caso, el sesgo sobre la previsión se mantiene a la baja, debido principalmente a la incertidumbre sobre cuándo y cómo se retornará a la normalidad, el riesgo de un rebrote de la crisis sanitaria y sus posibles repercusiones en la actividad.

El último informe ‘Situación Castilla-La Mancha’, presentado hoy por Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research, y Juan Carlos Hidalgo, director de la Territorial Centro de BBVA, señala que la actividad económica en Castilla-La Mancha habría retrocedido un 2,1% en el primer trimestre de 2020, y podría haberlo hecho en un un 13,8% en el segundo. Con las restricciones de movimientos, la actividad económica se paralizó y el consumo registró caídas nunca antes observadas, aunque con efectos heterogéneos entre sectores, empresas y familias.

Así, desde el 15 de marzo hasta el inicio de la desescalada, a mediados de mayo, en Castilla-La Mancha el gasto presencial con tarjeta se redujo un 90% en restauración, un 78% en ocio y un 80% en turismo. Sin embargo, el gasto con tarjeta de las familias castellanomanchegas en alimentación se incrementó en un 78%. Asimismo, las compras online se incrementaron hasta representar el 10% del gasto total, frente al 5% de antes de la crisis. Por su parte, las exportaciones de bienes castellanomanchegas también mostraron, en el primer semestre de 2020, un retroceso notable y generalizado. No obstante, las exportaciones de alimentos resistieron y también se mantuvieron las ventas de equipo gracias a la demanda del mercado norteamericano.

En este contexto, BBVA Research prevé que en Castilla-La Mancha, el PIB podría caer en 2020 entre un 6,4% y un 9%, en función de qué tan intensa sea la recuperación. Hacia el siguiente año, el crecimiento esperado entre el 4,1% y el 5,5% para 2021 no sería suficiente para recuperar el nivel de PIB de 2019. Diversos factores contribuyen a la mejora parcial de la economía. En primer lugar, el comercio internacional muestra señales positivas y la actividad en el sector turístico iniciará su recuperación con la gradual apertura de fronteras. En segundo lugar, las medidas adoptadas por el Banco Central Europeo para incrementar la liquidez, mantener los tipos de interés en niveles reducidos y garantizar la apropiada transmisión de la política monetaria. A esto se añaden otras iniciativas como el Fondo de Recuperación europeo, que tiene el objetivo de permitir un mayor soporte a la demanda, precisamente en áreas particularmente afectadas por la difusión de la pandemia, como Castilla-La Mancha y, al mismo tiempo, avanzar en la integración europea. En tercer lugar, la reducción del número de contagios en la región y la flexibilización de las restricciones con el avance en la desescalada. Esto se ha visto complementado con las medidas puestas en marcha por el gobierno de España y el autonómico. Aquí cabe destacar el paquete fiscal, con el refuerzo de financiación autonómica para cubrir los desequilibrios ligados a la pandemia, la flexibilización de los ERTEs y las ayudas a la financiación, que se ven complementados por las medidas del gobierno castellanomanchego con medidas similares, además de prórrogas de obligaciones tributarias.

Según las previsiones de BBVA Research, el empleo podría caer entre un 6,1% y un 8,7% en 2020. En 2021, el crecimiento podría situarse entre el 3,9% y el 5,3%. Con todo, En Castilla-La Mancha se podrían perder entre 20.000 y 32.000 puestos de trabajo en el bienio 2020-2021. En el primer semestre de 2020, el mercado laboral en Castilla-La Mancha también se contrajo de forma intensa, aunque el mayor peso de las actividades esenciales el relativamente menor de las actividades de ocio y de consumo social. Así, entre el final de febrero y el de mayo se destruyeron 9 mil empleos debido a la paralización de la actividad en la hostelería, la construcción, la educación y el comercio, y pese a la fortaleza de la agricultura y la administración pública. Esto contrasta con la expectativa, antes de la llegada de la enfermedad, de que se crearan 9 mil puestos de trabajo en el mismo período. Además, los datos de la Seguridad Social indican que hay más de 110 mil las personas en ERTE por causa de fuerza mayor en la región, a las que hay que añadir otras 55 mil que se benefician de la Prestación Extraordinaria para autónomos por haber reducido su facturación en más de un 75%.

Sin embargo, la evolución del empleo mostró entre mayo y febrero diferencias en términos territoriales. Así, las áreas urbanas de Toledo y Ciudad Real apenas vieron su afiliación afectada, frente a un impacto del 2,2% de la región en términos desestacionalizados, debido al mayor peso relativo de sectores esenciales. Por su parte, las áreas urbanas de Guadalajara y Puertollano, más vinculadas con Madrid y con mayor actividad industrial, pierden en torno al 4% de la afiliación, una contracción más intensa que la observada en los municipios no urbanos de Ciudad Real (-2,9%). Las caídas en las áreas urbanas de Albacete, Cuenca y Talavera son similares a la media regional.

Aunque se espera que la recuperación de la actividad sea relativamente rápida, los riesgos son importantes, y a la baja. La incertidumbre sobre posibles rebrotes de la enfermedad continúa, lo que hace necesaria una estrategia efectiva de control, que conlleve una expansión de la capacidad del sistema sanitario y aproveche las nuevas tecnologías. Por otro lado, el elevado peso del sector turístico en la economía española, y la posibilidad de que no registre una recuperación tan intensa como el resto de la economía, puede lastrar el comportamiento de la demanda interna.

Asimismo, la alta proporción de contratos temporales y de pequeñas empresas en Castilla-La Mancha, podría generar una elevada volatilidad del empleo durante los próximos meses. En este contexto, BBVA Research señala la necesidad de un amplio consenso para tomar medidas que puedan incrementar la capacidad de crecimiento de las economías española y castellanomanchega, que permitan una recuperación más inclusiva y una reducción de desequilibrios rápida. Para garantizar la viabilidad del retorno al empleo y de las actividades empresariales a algo parecido a la normalidad anterior lo antes posible.