Manuel Millán de las Heras
Comenzaré esta crónica-crítica con una reiteración. Pido disculpas porque tengo ese cliché de profesor pesado, pero lo digo una vez más: las Semanas de Música Religiosa son responsables de la creación de un nuevo y gran repertorio de música culta religiosa española. Desde sus orígenes en 1962, una pata sobre la que se sostiene es el encargo de una nueva partitura a, al menos, un compositor. El resultado es evidente: sesenta y ocho obras nacidas por y para Cuenca, desde compositores de la generación de la República hasta la actualidad.
Ecdisis: sobre la naturaleza del cambio.
La obra de encargo de la presente edición ha recaído en la compositora jerezana Nuria Núñez Hierro, que posee un impresionante currículum, incluido el Premio de Composición Reina Sofía. La partitura –para coro y orquesta— se basa en concepciones extramusicales, como bien refleja el título. Ecdisis hace referencia al proceso de algunos animales de despojarse de la estructura externa que los cubre para poder crecer. Es una meditación sobre la eternidad, el perenne y continuo cambio o, como apunta la autora “desde lo más pequeño, la naturaleza se compone y descompone en un ciclo infinito”. Los textos son plurilingües y son una selección de fragmentos procede del Cántico de las criaturas de San Francisco de Asís –en dialecto umbro del siglo XIII—, Cántico de los tres jóvenes, del libro de Daniel, en griego antiguo y De la naturaleza de las cosas, de Tito Lucrecio Caro, en lengua castellana.
Musicalmente, me ha llamado poderosamente la atención el artesanal trabajo tímbrico, la sutilidad sonora en general, que buscaba los cambios muy paulatinos, la combinación de sonidos tradicionales y la sonoridad amplificada de los instrumentos, la alternancia entre la voz cantada, recitada y gritada. El resultado sonoro es cálido y cercano, acorde al sentido textual sobre el que se basa la composición. El trabajo de Christoph Köning al frente de la Orquesta y Coro de RTVE fue profesional y comprometido. El estreno número sesenta y ocho merece la pena.
El concierto del Teatro Auditorio se completó con el extenso Stabat Mater del compositor checo Antonín Dvořák (1841-1904). La obra –muy difícil de mantener siempre con la intensidad necesaria— tuvo una lectura precisa por parte del maestro König y un notable trabajo de la soprano Miren Urbieta Vega, la contralto Olga Syniakova, el tenor Juan Noval Moro y el barítono Ihor Voievodin. El coro y orquesta de la RTVE demostraron mantener un muy buen estado de forma.
Stile Antico. María e Inglaterra.
La agrupación coral británica, fundada en 2001, está especializada en la música del Renacimiento y primer Barroco, carece de director y sus miembros ensayan e interpretan como si fuesen músicos de cámara. Participaron a las 17:00 en el Espacio Torner en una de las interpretaciones más trascendentes de la presente edición de las SMR. El concierto se titulaba Gaude, gaude, gaude Maria y giraba alrededor de la música del inglés William Byrd (1543-1623) y sus contemporáneos, músicos católicos en plena ruptura anglicana. La música vocal tiene una relación de amor con la antigua iglesia de San Pablo pues posee esa reverberación justa y envía los sonidos hacia los oyentes con todos los detalles.
El conocimiento de estilo, los timbres empastados y las imponentes voces de la agrupación británica no dejaron indiferente a nadie. Realizaron un intenso viaje espiritual en un periodo de luchas religiosas. Los más importantes músicos ingleses eran católicos mientras el anglicanismo se imponía por presión oficialista. La Virgen María fue un camino para afianzar sus creencias, pero también un reflejo de su turbación interior. Sorprende la profundidad de esta música, que está a la altura de la de sus contemporáneos españoles e italianos.
Y al abandonar el templo, otra vez la imagen de la hoz. Impagable.