No es raro que los conquenses recuerden esa tela gruesa de tapicería que utilizaban las casas de los pueblos como cortina en la puerta principal o para cualquier otro uso doméstico. Su estampado ha sido siempre característico por mostrar monumentos tan importantes como las Casas Colgadas, algo que representa a la provincia y a la ciudad.
Actualmente, esa tela está desapareciendo de los ateliers y mercerías para su venta, así como de los hogares, aunque se conservará en los más antiguos y tradicionales. Sin embargo, la marca de moda valenciana Bibencia la ha vuelto a poner en el foco gracias a su colección YAYA. Sus modelos están inspirados en «la figura de la abuela, protectora, la que te cuidaba de pequeño», destaca el diseñador de la marca Roberto Montes. Está basada en tejidos y piezas rescatadas de anticuarios, con historia «bastante especiales».
Uno de los trajes, hecho de dos piezas con falda y blazer, está creado con esta tela de tapicería con el estampado de las Casas Colgadas. «Este retal lo conseguí en un rastro durante un viaje que hice con mi familia a Cuenca. El tejido estaba bastante dañado, y del rollo de tela pudimos rescatas X trozos, pero queríamos mantener su esencia», resalta Montes.
Roberto admite que cuando compró la tela «para hacer una colcha para la cama, siendo realista», pero una vez comenzaron a diseñar la colección «y dándole muchas vueltas a la cabeza, pensamos que qué más característico de una abuela que los trajes que se ponían cuando iban a misa». El diseñador afirma que sus creaciones no siguen un hilo conductor claro, sino que «me muevo mucho por emociones, sensaciones y sentimientos». «Cada prenda tiene un valor sentimental mucho más especial que incluso el visual», manifiesta Montes.
A pesar de ser una marca de moda «pequeña», como asegura Roberto, el diseño con las Casas Colgadas ha viajado hasta la Fashion Week de Paris de la mano de la influencer Emma Geikie, así como aparecer en la revista ¡Hola!, algo que ha repercutido en la acogida del diseño. «Con esta colección quisimos dejar atrás la repercusión que pudiera tener y nos centramos en contar historias, pero su acogida ha sido muy buena y se lo ha puesto gente con mucha influencia, algo que nos llama mucho la atención para nosotros. Esto nos da marcha para seguir adelante», resalta Montes.
El traje, al estar hecho de una tela de tapicería, «nos costó bastante coserlo y cuadrar el tejido, sobre todo con la americana», insiste Montes. Al principio la idea era crear un vestido «pero quedaba muy insulso», así como una especie de corsé «que se cortaba la pieza y no se veían las casas, que al final era lo que queríamos que se viera».
Cuando el diseñador terminó el look, se convirtió en «uno de los favoritos» de la colección para Roberto Montes. Asimismo, la influencia que ha tenido el traje en los desfiles y en espacios de moda ha supuesto un recorrido que para el diseñador «es una ilusión», concluye.