Voto y juramento de guardar a perpetuidad en honor a Santa Ana

La renovación del Voto a Santa Ana es el día 26 a las 10:30h en la Catedral de Cuenca.

José María Rodríguez González

En la Historia de la humanidad, raro es el siglo que no hemos sufrido una peste, una plaga o una pandemia y se ha recurrido a distintos procedimientos para salir de ella. La que hoy nos viene al caso, fue la peste bubónica. Esta peste es una infección grave transmitida por las pulgas. Cerca de la mitad de la población murió cuando arrasó Europa a mediados del siglo XIII. Esta peste también fue conocida como Muerte Negra. Su propagación fue a través de las rutas comerciales. Los mercaderes y viajeros fueron los que la propagaron al llevar consigo ratas infectadas. Fueron sus pulgas las culpables de esta infección, acrecentada por la falta de higiene en las ciudades.

Los habitantes de Cuenca que vivían en 1285, viendo menguar su población por esta causa, no dudaron en pedir la intersección de Santa Ana y tras el Voto formulado por el Ayuntamiento, de guardar su fiesta a perpetuidad, desapareció la peste en la ciudad. Desde entonces todos los años cada 26 de julio, fiesta de Santa Ana, representantes del Ayuntamiento y del barrio de Santa Ana, celebran una Misa de acción de gracias en el retablo de Santa Ana en la Catedral.

En la parte de abajo del retablo, llamada predela, se halla una inscripción en latín. Es casi toda la historia del retablo, dice más o menos así en castellano:

“En el año quinto del Pontífice de Martín IV (1285) Pontífice Máximo, las autoridades y el pueblo de la ciudad de la estrella atacado por la peste bubónica y contagiado por un aire pestilencial, después de haber implorado el auxilio divino, acordaron construir un altar, trabajado con dorada taracea y decorado en azul y en minio, en honor de la Beatísima ANA, madre de la Madre de Dios, en el que estuviera pictóricamente representada su admirable y devota imagen, cuya fiesta hicieron voto y juramento de guardar a perpetuidad, y al punto, por la intervención de la Santa, volvió la salud a la ciudad. -Y para que no se entibie la devoción de los conquenses, lo que por la carga de los años estaba destruido, e indecoroso por su estado y desaliño, se renueva ahora y se restituye a su antiguo esplendor en el primer año del Pontificado de Adriano VI (Fue Papa de 1521 a 1523), cuando aún se hallaba en España este Pontífice con su Curia Romana. -Más como la estructura de su altar hubiera vuelto a deslucirse con el paso de los tiempos, D. Juan de Ayora, Canónigo de la Iglesia de Cuenca, por razón de su devoción, lo mandó embellecer a sus expensas. Año del Señor de 1652”.

Para terminar consignar que este retablo donde hoy seguimos celebrando los Votos estuvo ubicado en la ermita de santa Ana, ermita que estaba situada a extramuros de la ciudad, cerca de lo que hoy llamamos el barrio de Casablanca. A raíz de la Guerra de Sucesión la ermita quedó destruida siendo trasladado a la Catedral.

Este retablo fue ocupando distintos lugares en el interior de la Catedral hasta que en el último tercio del siglo XVIII, sobre el año 1755, ocupó el lugar actual, cerca de la capilla del Obispo y donde se sigue guardando con loable fidelidad el cumplimiento de lo prometido a santa Ana. Cada 26 de julio, con la asistencia de representantes del Ayuntamiento y vecinos del barrio de Casablanca y demás parroquianos, se renueva el Voto, entregándose a los asistentes, al terminar el acto, panecillos de caridad en agradecimiento a su asistencia y a la fidelidad a la promesa realizada en el siglo XIII por los conquenses.