Renata Kaluza; una medalla a la superación nacida en Polonia, forjada en Cuenca y rematada en Tokio

Una medalla de bronce conseguida en los Juegos Paralímpicos de Japón ha sido el broche para esta polaca residente en Cuenca desde hace cinco años y cuyas carreteras son su zona de entrenamiento habitual

Las carreteras de la Serranía y las calles de Cuenca han sido la zona de entrenamiento de la ciclista polaca residente en Cuenca Renata Kaluza. El broche a una laboriosa historia de superación fue alcanzado en los Juegos Paralímpicos de Tokio donde ha conseguido la medalla de bronce en la prueba contrarreloj femenina de bicicletas de mano H1-3 y dos diplomas olímpicos.

Un accidente de escalada sufrido hace catorce años le provocó una discapacidad que afecta severamente a su movilidad. La adaptación ha sido «larga y dura» pero asegura que el deporte ha sido fundamental al aportarle «motivación» para su nueva vida. Hace cinco años llegó a la capital conquense junto a su marido, anestesista del Sescam, donde ha vivido y entrenado. «Hace tres años nació mi hijo Bruno y fue algo muy importante para mí. El camino hacia Tokio fue algo más complicado pero muy bonito», afirma.

Renata reconoce que se encuentra «súpercontenta porque he trabajado muchísimo. Hace cinco años estuve en Río de Janeiro, mis primeros Juegos Paralímpicos, pero no me salieron muy bien y estaba muy decepcionada. Ahora, una medalla es un sueño». Desde entonces, una gran carga de entrenamiento ha permitido obtener los resultados deseados. Entrena seis días a la semana de dos a cinco horas al día y dos veces a la semana en gimnasio.

Como apasionada de la naturaleza y los deportes no duda en expresar su admiración por su zona de entrenamiento. «Me encanta la ruta entre las dos Hoces, la del Júcar y la del Huécar. También por los alrededores de la ciudad, por la zona del Castillo. Pero mi ruta favorita es ir por el Júcar hasta Uña, Buenache de la Sierra…la Serranía me encanta. También la zona de Villalba de la Sierra, Las Majadas… Tengo que entrenar mucho en desniveles. Me gusta subir cuestas porque durante las carreras tenemos muchas».

«Aprender todo de nuevo»

El accidente fue en el año 2007 en las montañas de Polonia. «Estaba escalando y caí en altura. Al año siguiente empecé mi aventura con la bicicleta y desde el año 2010 estoy seleccionada con el equipo nacional de Polonia haciendo carreras, Campeonatos del Mundo». Asegura que la adaptación a la nueva vida tras el accidente ha sido larga y dura «porque tuve que aprender todo de nuevo. La vida es completamente diferente. En Polonia no es nada fácil porque hay muchas barreras arquitectónicas y tuvimos que cambiar nuestro piso,… Aquí mucho mejor. En Cuenca y en España mucho mejor. También es importante el clima porque en Polonia, en invierno, nieva mucho y es imposible moverte en silla de ruedas. Aquí en Cuenca, mejor porque puedo salir de casa todo el año». 

Renata no duda en expresar su agradecimiento por el trato recibido en la ciudad. «Yo soy muy independiente aquí y la gente es muy amable. No suelo pedir ayuda pero la gente viene y me pregunta si necesito algo. Eso no pasa mucho en Polonia, la verdad. Para mí es muy bueno que le gente se ofrezca. Me siento más segura y me siento mejor. Sé que hay alguien que puede ayudarme si hace falta».

Renata asegura que «el deporte ha sido muy importante porque tenía una motivación al levantarme. Tener algo que hacer, organizarte el día…es un objetivo. Despues del accidente no pude trabajar, no pude hacer muchas cosas pero cuando descubrí el deporte y el ciclismo me enamoré  y cada día salía, entrenaba… Al principio fueron maratones, luego carreras y ahora no puedo vivir sin esto».  Actualmente, su objetivo es descansar «pero quiero preparame para los próximos Juegos en París en tres años. No sabemos qué pasará en tres años pero me gustaría mucho participar».