Los Pueblos Vivos de Cuenca no están dispuestos a «regalar su tierra»

Los asistentes han concluido la manifestación de este domingo insistiendo en una moratoria "que paralice las licencias a las explotaciones industriales intensivas que pretenden instalarse en nuestros pueblos "

«No estamos dispuestos a regalar nuestros negocios, nuestras casas, a que sequen nuestras tierras, a respirar veneno y beber podredumbre, y menos a hipotecar el futuro de nuestros hijos». Con este mensaje la Asocación Pueblos Vivos de Cuenca salía a la calle por cuarto año consecutivo bajo el lema de «se venden 237 pueblos de Cuenca»-

Según los organizadores de la manifestación, alrededor de mil personas se han reunido con pancartas en las que figuraba «se vende» para manifestarse en contra de las macrogranjas. «Estamos aquí, por cuarto año consecutivo para alzar nuestra voz e informar de que la provincia de Cuenca está en venta. Sí, se vende a cualquier tipo de proyecto insostenible. Están tramitándose en estos momentos una treintena de macrogranjas, entre porcinas y aviares. Son cientos de miles de cerdos y de pollos y una, incluso de casi millón y medio de gallinas en San Clemente», exponían en el manifiesto que se ha leído en la jornada.

Los participantes han utilizado la sátira para mostrar su desacuerdo con las macrogranjas y han subastado muchos de los pueblos en los que actualmente se pretende implementar un modelo de negocio que, como apuntan desde la asociación, no solo son insostenibles, sino que también afectan a otros modelos de negocio más pequeños dentro de la industria cárnica.

«A día de hoy, algunas localidades de la provincia con microgranjas callan ante las invasiones de moscardas, la peste insoportable, la contaminación del aire y lo peor, la contaminación irreversible del agua potable. Pero otros pueblos, como los antes mencionados, hemos decidido que ya somos demasiado pequeños como para consentir que nos vacíen del todo. No nos vamos a callar y menos vamos a consentir que se nos transforme en basureros y en macropocilgas al servicio de las ciudades de nuestro país o de Asia, que se comen la carne y nos dejan los purines», rezaban en la lectura del manifiesto. «Apostamos por la ganadería tradicional y familiar que no es otra que la de ganado en extensivo, aportando limpieza a nuestros bosques y evitando incendios».

Durante el manifiesto, además, han sacado a relucir la precariedad implícita en este modelo de negocio, «con una persona se puede llevar una explotación de 7.200 cerdos de cebo», «por supuesto, tampoco hablan de contratos precarios, de falsos autónomos, de salarios y turnos esclavizantes que son los que existen en los mataderos».

También han criticado la hipocresía con la que, según la asociación actúan los ayuntamientos y administraciones. «Exigimos que las Evaluaciones Ambientales sean rigurosas y detalladas y no un documento corta y pega de un proyecto anterior sin tener en cuenta las peculiaridades de cada zona. Tenemos una administración que da luz verde medioambiental a todos los proyectos sin cerciorarse de que lo que aparece sea exacto y real. Incluso dan luz verde a proyectos sin concesión de aguas o sin plan de gestión de purines. Y cuando los pueblos presentan alegaciones, no se tienen en cuenta ni una, por muy bien fundamentadas que estén. Bien saben que a los pueblos pequeños les es muy costoso llegar a judicializar los casos, de eso se valen».

Los asistentes han concluido la manifestación insistiendo en una moratoria «que paralice las licencias a las explotaciones industriales intensivas que pretenden instalarse en nuestros pueblos en tanto no se defina un Plan Estratégico de Ganadería Intensiva que, además, consideramos que debería someterse a una Evaluación Ambiental Estratégica que valore de forma detallada y rigurosa, el impacto ambiental acumulado de la ganadería intensiva en Castilla-La Mancha».