La incidencia acumulada a catorce días en la ciudad de Cuenca se situaba a 23 de enero en 4.024,9 casos por 100.000 habitantes, según los datos recién difundidos por la Consejería de Sanidad de Castilla-La Mancha. La cifra supera ocho veces el umbral de 500 establecido por el Gobierno central y las comunidades para considerar que un territorio está en «riesgo muy alto», el máximo establecido, en ese indicador.
Pero, a pesar de ello, marca un cambio de tendencia. Ese parámetro desciende por primera vez desde el 14 de noviembre, rompiendo así una racha de nueve semanas ininterrumpidas de ascensos. Es una bajada similar a la que se experimentó del 31 de enero al 7 de febrero del año pasado, en plena remisión de la segunda ola.
La curva de los contagios semanales muestra con más claridad el retroceso de la sexta ola, aun manteniéndose en números muy elevados. Entre el 17 y el 23 de enero se contabilizaron 987 positivos en la ciudad de Cuenca por parte de las autoridades sanitarias (los test de farmacia no se incluyen en el conteo en Castilla-La Mancha, al contrario de lo que sucede en once autonomías españolas), lo que supone 199 menos que en la semana previa aunque casi el doble que en el mismo periodo de 2021.
Es la segunda caída encadenada y, aunque se trata de números provisionales que se revisarán el próximo jueves probablemente al alza, permiten decir por el momento que se baja de la barrera simbólica de las 1.000 infecciones.
En poco más de un mes se ha constatado oficialmente que 5.079 habitantes de la capital conquense se han contagiado del virus SARS-CoV-2. Representan un 9,4% de la población total, porcentaje que seguramente esté subestimado ya que con los nuevos protocolos de rastreo quedan fuera de los registros oficiales muchos asintomáticos o pacientes con síntomas leves, así como los diagnosticados con autotest a los no hayan repetido la prueba en los servicios sanitarios o los que no pudieron acceder a su médico durante la época navideña de mayor colapso.