La odisea de José Miguel Garrido, conquense atrapado en la India por la crisis del coronavirus

Garrido, que estaba trabajando en un parque eólico de este país, da las gracias al cónsul de España en Bombay por sus gestiones para ayudarles a salir

El conquense José Miguel Garrido Merino es uno de los 250 españoles que han pasado una odisea para volver a España desde la India tras la sucesiva cancelación de vuelos a consecuencia de la crisis del coronavirus.

Garrido trabajaba desde el mes de enero en el parque eólico Mulanur, en el estado de Tamilnadu. En una carta remitida a los medios de comunicación da las gracias a  Jorge Lucas Cadenas, cónsul general de España en Bombay, porque “si no hubiera sido por él, todavía estaríamos allí”.

Según relata su pareja, que también ha contactado con los medios de comunicación conquenses, a Garrido le avisaron de la cancelación de vuelos unas horas antes de producirse y se los llevaron confinados a un hotel. Intentaron fletar un primer vuelo desde Coimbatores sin éxito y finalmente se le dio el visto bueno al que ha traído a estos 250 españoles de vuelta.

Antes tuvieron que realizar un viaje en autobús de 48 horas hasta el aeropuerto de Goa, a lo largo del cual, según su pareja, fueron “tratados como apestados por los locales, literalmente salían corriendo y cerraban las tiendas cuando intentaban comprar algo para comer”. Desvela que a medio camino durmieron en un hotel “y, a media noche, se presentó la policía a echarlos porque el señor gobernador no quería españoles en su estado”.

Garrido agradece el trabajo del cónsul, “porque tener contacto directo y personal con él nos permitió pasar los múltiples controles policiales que encontramos a lo largo de los más de 1.000km y varios estados que tuvimos que recorrer por carretera para llegar al aeropuerto de Goa. Tanto Jorge como su personal estuvieron pendientes de nosotros en todo momento, incluso nos trajeron agua y comida al aeropuerto tras más de 24 horas sin poder tomar absolutamente nada”.

En su carta lamenta, sin embargo, que no pudieron llevarse el material de protección que llevaban con ellos.  “No se quién se encargó desde España de contratar el vuelo, pero no nos tuvieron en cuenta como trabajadores para nada, tuvimos que dejar allí EPIS y herramientas valoradas en alrededor de 100.000€ porque no nos dejaron embarcarlas al sobrepasar el peso permitido; ni tan siquiera nos permitieron subir nuestros equipos pagando el exceso de peso. Supongo que solo pensaron en el equipaje de los turistas, mucho más ligero, limitándonos el peso a todos. Un poco de previsión por parte de las administraciones competentes respecto de la gente que íbamos a tomar ese vuelo no habría estado de más”.

“A la hora del autobombo, colgarse medallas y salir en la foto siempre están los mismos, pero el trabajo real se hace desde más abajo, en el anonimato y con dedicación; muchas gracias por todo, Jorge Lucas”, concluye la carta de este conquense.