La elevada actividad derivada del COVID-19 obliga a adelantar las tareas de mantenimiento en el crematorio

La ejecución de estas tareas, que en circunstancias normales se hubiesen realizado en verano, han provocado demoras en fallecimientos registrados esta Semana Santa. La situación ya está normalizada

El crematorio de la capital conquense, ubicado en el edificio adyacente al cementerio «Cristo del Perdón», ha tenido que adelantar al menos tres meses las tareas anuales de mantenimiento debido a la elevada actividad derivada de la crisis sanitaria por el coronavirus. Estas labores de mantenimiento han sido la causa de que en Semana Santa haya habido demoras que, según han asegurado familiares de personas fallecidas en Jueves Santo, han alcanzado los ocho días aunque desde la empresa sostienen que el máximo han sido cuatro.

Luis Ángel, responsable de la empresa encargada de su gestión, ha indicado que «el horno pueda hacer seis incineraciones diarias y si las hacemos, tenemos que dejar un día para que se enfríe. En su momentos optamos por la solución intermedia, hacer tres incineraciones al día. ¿Qué ocurrió? Que el día de Jueves Santo el mantenimiento que teníamos previsto para tres o cuatro meses más adelante, lo tuvimos que hacer por narices. Son mantenimientos que hay que hacer por tema de filtros, sanidad… Esto se les dijo a las familias, que teníamos que parar y hacer el mantenimiento».

En cualquier caso, estas mismas fuentes han indicado que la situación ya se ha normalizado, «Actualmente, este viernes, que es día 17, estamos dando cita para el día 19. La cosa se empezó a complicar a partir, creo, del día 21. Hay que tener en cuenta que son máquinas y no podemos hacer lo que queramos. Si aumentamos el ritmo, se rompe el horno ¿Y entonces qué? ¿Estamos un mes sin incineradora en Cuenca?»

El encargado de la empresa que gestiona este servicio ha asegurado que «el mantenimiento se hace en función del número de incineraciones. Normalmente se suele hacer a finales de verano o, si se anticipa un poco, durante el verano. Nosotros fuimos los que llamamos porque estábamos teniendo muchas incineraciones. Al principio, íbamos hablando con los ingenieros a diario y nos iban dando recomendaciones en función de las características de hornos como el nuestro. Y un día de los que estuvimos hablando nos dijeron que teníamos que pasar ya el mantenimiento. Se ha intentado alargar el máximo posible pero llega un momento en que hay que hacerlo».