El Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil cumple este año su 25 aniversario en Cuenca, siendo la unidad de referencia para toda Castilla-La Mancha. Bartolomé Arcos Trujillo es el único de los miembros fundadores que continua en activo. Este cordobés de nacimiento y conquense de adopción ha sido testigo de la evolución de un servicio vital dada la abundancia de ríos y pantanos en el territorio conquense. Se trata de uno de estos servicios imprevisibles, que tienen que actuar cuando menos se espera y en condiciones nada favorables de temperatura y visibilidad. Una de sus tareas más habituales es el rescate de cadáveres, labor para la que hay que acostumbrarse aunque reconocen que no es para nada fácil.
El GEAS nació en Cuenca un 12 de octubre (Día de la Hispanidad y Festividad de la Virgen del Pilar) de 1998. Bartolomé Arcos recuerda que «empezamos dos guardias civiles y luego se fueron incorporando hasta cubrir la plantilla completa que éramos ocho. Ahora estamos seis de plantilla. Estoy muy emocionado porque empiezo a mirar fotos, a ver la gente que ha pasado… Los objetivos siempre están por cumplir, quedan cosas, pero es muy gratificante. Ha sido una de las mejores experiencias que he tenido en mi vida».
Las tareas de este grupo humano son múltiples y abarcan diferentes disciplinas desde salvamento, socorrismo y seguridad en competiciones deportivas y todo lo que corresponde a un medio acuático. «Somos policías judiciales en el medio acuático. Como guardia civiles hacemos todo debajo del agua tanto tanto si hay que sancionar como si hay que advertir ,como si hay que rescatar….» . Javier Martínez, miembro del GEAS señala que entre sus tareas también figura el apoyo a otras comunidades autónomas. «Este año hemos tenido muchas más incidencias de accidentes, de buceo por ejemplo, que muchos grupos de costa. En la costa hay más muertes pero a lo mejor en la misma orilla, que los sacan socorristas. Pero en lo que es de incidencias de buceo, con aire, profundidad, los grupos de interior y especialmente en Cuenca este año hemos tenido más incidencias que en muchos de costa».
Los rescates de personas han sido la actividad más frecuente que ha desarrollado el GEAS en Cuenca durante su cuarto de siglo de existencia. Arcos señala que «sí, por desgracia son los rescates los más frecuente y en toda la comunidad autónoma. Algunos más traumáticos porque son niños o gente muy joven». Se da la circunstancia de que, además, el desenlace suele ser desafortunado, el fallecimiento. «Normalmente cuando nos avisan… En 25 años sólo una vez, sólo una, sacamos a la persona con vida, fue en Villalba de la Sierra. El resto, ha fallecido. Nosotros tenemos que quitarle mi hierro, nos dedicamos a nuestro trabajo y relativamente prisa no lleva nuestra labor porque ya es una persona que ha fallecido. Se trata de localizarlo y entregarlo a la familia para que pueda enterrarlo cuanto más antes mejor».
Formación y compañerismo
Aparte de la formación continua en cuanto a técnicas y protocolos de actuación, el trabajo del GEAS también requiere un reciclaje permanente en cuanto a materiales y equipos en una actividad cuya evolución en este periodo ha sido notable. «La formación tiene que ser
continua. Es la base del trabajo. Cuando sale un rescate se nota que con las prácticas todo fluye mucho más rápido y los objetivos se consiguen mejor. Cada tres meses tenemos que bajar al mínimo a 40 metros de profundidad. En cuanto al material…nosotros empezamos con trajes muy fríos y ahora ya trabajamos con trajes secos. Siempre tenemos que ir mejorando. El furgón ya tiene muchos años. Es una pelea continua». Todas estas circunstancias ayudan al desempeño de una labor que se desarrolla en condiciones muy penosas en cuanto a temperatura muy baja del agua, visibilidad casi nula… «Si hay un rescate cuando nieva, ¿Qué hago? ¿No me meto?. Durante todo el año hacemos una práctica semanal y la dedicamos un día a los ríos, otro día a otra materia… Te tienes que habituar a esas condiciones».
Bartolomé Arcos recuerda un rescate en Ciudad Real como el más penoso de toda su carrera. «Siempre es cuando trabajas con niños. En Ciudad Real estuvimos en un rescate, en una riada en un pueblo. Era un padre que cruzó un arroyuelo con sus dos hijos y se los llevó. Pudo salvar a uno y a otro no. Pues llegamos de noche, con un cañón de luz… y al día siguiente localizamos el cuerpo después de un trabajo muy agonioso. La mayor impresión es cuando viene la familia. Una vez que lo sacamos, lo teníamos velando, estaba tapado y vienen dos personas que les paramos. ¿Quiénes son ustedes? Soy el padre. Yo me di la vuelta y me puse a llorar. Me tuve que ir», yo digo, mira, esto ya no va, ¿por qué? Tienes hijos más o menos, y el mismo cuadro, tío. Lo que se pregunta la gente de fuera, «.
«Lo normal es que te choques con el cuerpo»
Una de las preguntas que se puede hacer la gente es cómo consiguen localizar un cuerpo en condiciones de visibilidad , cuando apenas se ve nada más allá de un palmo. Alejandro Benítez explica que «tenemos sistemas para búsquedas en los pantanos donde no ves nada, Son unos cabos lastrados que van en en suelo y nos sirven de guía. Y vamos haciendo como cuadrículas palpando». Arcos señala que «nosotros siempre trabajamos con referencias. Si hay un testigo que esté allí para decirnos. Ahí empezamos la búsqueda. Normalmente se hace en abanico desde tierra, o circular si es interior y, si no, cuadriculando. Normalmente, si la referencia es buena, en el día lo sacamos. Lo normal es que te choques con el cuerpo, te lo encuentras».
Los guardias civiles del GEAS de Cuenca coinciden en destacar que la los valores humanos son tan importante o más que las cualidades físicas o técnicas para formar parte de esta unidad. «Lo importante es que sean personas que sean capaces de hacer grupos, que tengan las cualidades para hacer grupos. La colaboración, el compañerismo… todo eso le da muchas veces más importancia que la formación física porque enseñar a bucear es sencillo pero trabajar como GEAS es otra cosa. Además, hay rescates que se hacen fuera, tienes que estar conviviendo una semana con otra persona en un hotel…son necesarios unos mínimos de convivencia y confianza».
La imprevisibilidad es uno de los elementos característicos de su labor. Nunca se sabe cuándo va a tocar movilizarse y en qué circunstancias, sea de día, de noche, festivo…»El último rescate fue en el Guadiela, junto a la presa de Buendía. Desde que nos llamaron estábamos a los diez minutos ya en la furgoneta para salir. Es lo bueno que tiene Cuenca, que nos pilla cerca, incluso a algunos en la propia Comandancia. Te puede pillar en el médico con tu hijo pero bueno. Nos activamos en unos pocos minutos. Y a la hora y tres cuartos habíamos sacado el cuerpo del chaval. También hace mucho la disponibilidad de la gente. Ese día estábamos dos guardias y tienes que tener otra pareja de seguridad. A la gente les llamas y estando de libre, viene. Yo estoy ahora de responsables y gracias a ellos mi trabajo es más fácil y sale mejor. Ayudan, no tienes que estar tirando de la gente». Arcos menciona como ejemplo el rescate de los dos ancianos fallecidos en la riada de Saelices. «A veces ha pasado la hora y allí seguimos. En Saelices eran las diez de la noche y seguíamos buscando. Y así encontramos los dos cuerpos».
Fotos: Esteban de Dios