Una voz conquense para alentar al Villarreal hacia la final de Champions

Manu Moreno lleva siguiendo al conjunto amarillo desde 2008 y se ha convertido en uno de sus aficionados más reconocibles a pesar de vivir a más de 250 kilómetros del templo 'groguet'

El Villarreal se encuentra ante uno de los partidos más importantes de su historia. Tras la consecución de la Europa League de la temporada pasada, y con una presencia -y fama- cada vez mayor en el fútbol europeo, los groguets se vuelven a citar con unas semifinales de Champions League donde tienen que remontar un 2-0 frente al Liverpool.

Para conseguir esta gesta no estarán solos, ya que entre todas las voces que alentarán al Submarino amarillo se encontrará la de Manu Moreno, un conquense de 34 años que califica a este equipo como «el amor de su vida». Desde 2008 no se pierde un encuentro de los castellonenses cuando juegan como local, y también es habitual verle viajar en desplazamientos. Moreno se ha convertido en uno de los aficionados groguet más reconocibles de este equipo, y todo ello a pesar de vivir a más de 250 kilómetros del Estadio de la Cerámica.

Como en la mayoría de historias en las que un niño se aficiona al fútbol, la pasión de Manu por este deporte vino de la mano de sus abuelos, quienes eran aficionados del Real Madrid. Así, este joven creció siendo fan del conjunto merengue, hasta que la revolución de Florentino Pérez en 2003 terminase con algunos de sus ídolos: «Cuando tenía 15 años el Real Madrid echó a Fernando Hierro, que era mi mayor ídolo, lo echó igual que hizo el año pasado a Sergio Ramos. Me dolió en el alma, me dolió muchísimo porque para mí era mi mayor referente. También echaron a Del Bosque después de que el equipo ganara la Liga, trajeron a Beckham, y dije que esto no es mi Madrid»

Manu Moreno, con la equipación de portero (azul) durante el encuentro Liverpool-Villarreal en Anfield

Tras esta decepción, y como si de una revelación religiosa se tratase, este conquense comenzó a seguir a un Villarreal que comenzaba a crecer como institución y abrirse paso en la élite del fútbol con la circunstancia de tratarse del club de una localidad con unos 50.000 habitantes: «El Villarreal justamente ese año se puso a fichar jugadores que me gustaban mucho: Riquelme, Coloccini, Sonny Anderson; así que empecé a verlo, cogí mucha simpatía al equipo. Me tiré dos años viéndolo, y cuando el famoso penalti de Riquelme en semifinales de Champions frente al Arsenal, me pillé una llorera como un niño pequeño, y ahí es cuando me di cuenta de que no era un equipo por el que sentía simpatía, sino que era mi equipo de verdad».

Aquel penalti fallado por el argentino supo un hito negativo para la historia del club, que se quedó a las puertas de una final de Champions que finalmente acabaría ganando el F.C. Barcelona. Ahora, y tras 16 años, el Villarreal se encuentra ante la misma oportunidad, a solo un paso de esa final tan deseada, pero con un gran escollo que superar. Los de Unai Emery perdieron en la ida en Liverpool por 2-0, y ahora toca remontar un resultado difícil ante una máquina de fútbol total como es el conjunto dirigido por Jürgen Klopp.

A pesar de las dificultades, Manu Moreno confía en el equipo y en las posibilidades de vivir una noche mágica en la localidad castellonense: «Este año la final también es en París, el rival también es un equipo inglés, la vuelta es en casa y hay que remontar. Muchas casualidades, yo creo que este año es el bueno», afirma con mucha fe.

«Estuve en Anfield, lo que viví yo en ese campo y no había vivido nada igual, es otra galaxia, no se ve en otro lado. Es un buen equipo pero sin ningún miedo. El otro día nos faltaba nuestro mejor jugador, Gerard Morneo. Tú quítale al Real Madria a Karim Benzema a ver si no lo nota. Confío en que se puede ganar, un 2-0 se puede remontar, jugamos en casa y va a haber un ambiente como nunca», señala.

En esto del fútbol, la creencia y la superstición van de la mano, y Moreno tiene claro que promesa cumplirá si su equipo consiguiese hacerse finalmente con la ‘Orejona’: «Llegar a la final sería muy bonito, pero no me conformo con eso, quiero ganarla. Tengo tatuada la Europa League que ganamos el año pasado en el cuádriceps izquierdo, si ganamos la Champions me la tatuaría en el derecho».

Tatuaje de Manu Moreno en conmemoración de la Europa League conseguida por el Villarreal en 2021

Un conquense en el corazón del Submarino amarillo

Cuenca es una provincia muy futbolera, sin embargo, la ausencia de un equipo referente dentro de la élite provoca que las aficiones conquenses deriven en otros equipos. Real Madrid, por la cercanía con la capital, y por su laureada historía, sería el conjunto más seguido. Tras los merengues otros equipos con cierta representación serían el Barça, Atlético y Valencia. Menos habitual es encontrarse por estas tierras con aficionados de equipos como el Villarreal, Real Sociedad o incluso Betis.

Manu Moreno será de los pocos conquenses groguets, pero a pesar de ello no se siente solo en su ciudad: «Ya no, antes la gente sí me pregunta por qué el Villarreal. Ahora no, la gente que me conoce, que es mucha, me desea suerte, me tiene mucho cariño. Llevo viajando a los partidos como local desde 2008, la gente ya ha asociado mi cara con el Villarreal y para mí es muy bonito tanto una cosa como la otra, representar aquí en Cuenca al Villarreal, como representar allí Cuenca. Es una forma de traer el nombre del Villarreal aquí, y el nombre de Cuenca allí. Yo me siento un privilegiado porque la gente me identifique tanto por mi ciudad como por mi equipo», explica orgulloso.

La afición por unos colores, y la amistad que ha ido forjando con jugadores y miembros del club, han ayudado a que con el paso de los años Moreno haya conseguido hacerse con más de 300 camisetas firmadas, y demás artículos como la red de una de las porterías del Arena Gdansk donde se disputó el Villarreal-Manchester United: «Tengo un gran museo, la verdad me ha llevado muchos años construirlo. Yo me levanto cada mañana, lo veo y me siento la persona más feliz del mundo. El día de mañana me gustaría hacer un museo-restaurante y poner ahí toda mi historia y el amor de mi vida que es el Villarreal».