La COVID-19 mató a tres personas durante mayo de este año en la provincia de Cuenca, según el análisis de los datos que ha ido facilitando casi a diario la Consejería de Sanidad. Es la misma cantidad de fallecimientos que se registró en abril -la marca más baja en lo que va de 2021- y 76 menos que en el mismo mes del año pasado.
Desde que se declarara la pandemia en marzo de 2020 solamente ha habido tres meses menos letales en territorio conquense, los tres correspondientes al verano pasado: junio (2 defunciones), julio (1) y agosto (1).
Los decesos de este mayo muy concentrados en el primer tramo del mes (uno el día 4 y dos el 11) y elevan el conteo acumulado a 540 en las estadísticas de las autoridades sanitarias autonómicas.
Son los datos de un mes que ha marcado un antes y un después en la pandemia y, especialmente, en la manera de enfrentarse a ella. El 9 de mayo se terminó el Estado de Alarma y, con él, medidas como el toque de queda, el cierre perimetral y la limitación del número de personas que pueden reunirse. Ha sido también un período en el que la vacunación ha acelerado su velocidad tras un inicio de año renqueante.
Correlación no implica causalidad y las muertes son el indicador en el que más tarde se nota el impacto positivo o negativo de las medidas u otras circunstancias que condicionen la curva epidemiológicas, pero estos números ya apuntan que se ha abierto un nuevo escenario, muy alejado en su vertiente mortal de las llamadas primera y tercera olas.
