El REBI Cuenca sigue sin puntuar fuera de casa tras caer este sábado ante el Nava por 33-32 en otro perdido por la mínima y al que se llegó con opciones en los último segundo. No estuvieron los de Lidio Jiménez tan finos como en partidos anteriores o, por ser más justos, ni estuvieron ni les dejaron estar. El agotamiento físico y mental se manifestó con más vehemencia con una defensa más irregular y varios periodos de poca fluidez en defensa, sí, pero además tuvieron que luchar contra la presión de la grada local, decisiones arbitrales discutibles y las decisivas inspiraciones de Mateus ‘Buda’. El guadamenta de los segovianos fue un muro en momentos clave, como la jugada final, en el que los conquenses intentaban arañar el empate.
El partido comenzó con ambas defensas más relajadas de costumbre lo que, sumado a una querencia de los colegiados por pitar 7 metros, propició pronto un marcador abultado y casi perennemente parejo, con 3-3 en el minuto ocho. Poco a poco el encuentro fue serenando su ritmo, aunque sin abandonar la igualdad que lo caracterizaría sin apenas excepciones. El Cuenca comenzó a funcionar mejor atrás, bien por alguna parada esporádica de Tonicher o porque encontraba su tono defensivo, pero no terminaba de completar el trabajo con contras falladas o por la inteligencia letal de Eduardo Reig desde el extremo, que con ocho goles en total fue una auténtica pesadilla. Y, si la reacción se hacía más sólida, llegaban exclusiones como las de Tavares o Pizarro para tener que comenzar otra vez a subir la piedra de Sísifo.
El partido avanzó así, sin un dominador claro, con ligeras ventajas en juegos y sensaciones de los conquenses, que incluso llegaron a tener la posibilidad de irse de dos antes del descanso, pero que finalmente se tuvieron que conformar con un 15-16 en el intermedio.
El reinicio coincidió, como ya pasara en anteriores compromisos, con los momentos más brillantes de los conquenses. Con la participación de menos habituales como Álvaro Martín o Mosquera -y a pesar de una temprana exclusión de Gandara- la brecha se abrió hasta los 16-19 e incluso hubo varios balones para irse cuatro arriba.
Pero esta vez no se jugaba en El Sargal sino en el Pabellón Municipal Guerrer@s Naveros y los segovianos supieron exprimir al máximo el factor campo por activa y por pasiva. para no dejar de competir. Incluso poco a poco. y con el respaldo de un inteligente trabajo de pizarra del entrenador Álvaro Senovilla, fueron capaces de acercarse de voltear el marcador y ponerse 25-24 en el minuto 43 gracias a un gol de Bandeira que llegó precedido de una parada de Buda.
Jiménez paró entonces el partido con un tiempo muerto con la esperanza de detener una dinámica que a esas alturas ya era cualquier cosa menos incipiente. Consiguió razonablemente el objetivo, al menos corto plazo: encomendándose a individualidades intermitentes como las del reaperecido Toth, un buen Lima o el portero Arguillas, el REBI Cuenca no solo frenó la sangría sino que consiguió ponerse otra vez dos arriba en el luminoso, hasta el 28-30 a menos de nueve minutos para el final.
La racha se cortó coincidiendo con una exclusión a Toth muy bien aprovechada por los de Segovia para ponerse otra vez arriba por 31-30 en el 54. Ya el partido se movió en unos términos bruscos, lentos, casi agónicos, con tablas o ligeras ventajas locales. Y ese medio escénico pareció contagiar a los árbitros, que usaban gafas de diferente graduación según el área y ante la duda siempre torcían el fiel al mismo lado. Lo protestó Lidio, que también vio dos minutos.
Más allá de eso el Nava supo jugar mejor con esta presión final ante un Cuenca sin claridad de ideas. Los segovianos no solamente amararon un punto sino que ante la euforia de su respetable exprimieron mejor las reservas físicas para sumar dos puntos urgentes y vitales con los que alejarse de la zona baja de la tabla.













