El Incarlopsa Cuenca se impone en Pontevedra a sus fantasmas y al Cisne (29-32)

Tras una gran primera mitad con una renta de seis goles, los de Lidio Jiménez vieron peligrar el triunfo pero consiguieron contener la remontada local

Tras una semana muy complicada por el agrio empate ante el Cangas, la confirmación de la marcha de Leo Dutra y la baja añadida de Pizarro, el Incarlopsa Cuenca ha conseguido sobreponerse a las circunstancias y vencer este miércoles en Pontevedra al recién ascendido Cisne (29-32) en el partido correspondiente a la aplazada primera jornada de la Liga Asobal.

Dos puntos y victoria balsámica para serenar ánimos y ahuyentar, al menos por unos días, los fantasmas que acechan al proyecto deportivo. A punto estuvo el encuentro de servir para lo contrario, para ahondar en los miedos y las crisis. Tras una gran primera parte y una abultada renta (11-17), el equipo conquense se complicó la vida y notó en su cogote el aliento de unos locales que no se dieron nunca por vencidos y a falta de cinco minutos para el final consiguieron colocarse a un gol en el marcador. Esta vez no hubo miedo escénico ni mal de altura y pudo más el oficio que las precipitaciones y el desenlace fue favorable a los de Lidio.

El conjunto castellano había viajado en cuadro hasta Galicia, con lo puesto y una plantilla muy mermada que tuvo que derrochar esfuerzo físico y psicológico. En este segundo aspecto los primeros minutos fueron sinónimo de concentración, actitud que pronto dio sus frutos. A los seis minutos la renta ya era de 2-5 y, aunque hubo varios acercamientos, los conquenses fueron agrandando cada vez más la brecha. La buena actuación en la portería de Samuel Ibáñez y en los extremos de Nacho Moya y Sergio López iba cimentando un triunfo que precozmente parecía diáfano. Brillante trabajo también en el pivote de Doldán, lo que demuestra que este equipo también sabe encontrar en ataque opciones de juego más coral cuando apuesta por las rotaciones de balón y por posesiones más largas. Así se llegó al descanso con seis goles de diferencia.

La segunda mitad fue otra historia completamente diferente. El agotamiento se hizo notar y la tensión defensiva decayó, también lastrada por las exclusiones, como también lo hicieron los porcentajes en portería. Los gallegos supieron leer las debilidades ajenas e ir acercándose en el marcador gracias a figuras como Preciado, que había sido ya de lo mejor de su escuadra en la primera parte, y Periro. Él fue el autor en el minuto de 26:00 del gol al contraataque que ponía el 25-26 y el miedo en el cuerpo. Un dèja vu que no lo fue gracias a que el cuadro de Cuenca supo recomponerse y no descomponerse. Pablo Simonet, al que cada vez se le pone más cara de líder, capitaneó la reacción final que frustró la remontada local y el desastre visitante.

Estadística ampliada del partido