“Escribo para no odiar escribir”

Entrevista con el escritor Alberto Val

M. Carmen Engra Rosell

Alberto Val Calvo (Cuenca) deleita a su público con su nuevo libro No hay crímenes en Tristán Acuña. Trata principalmente de la isla de Tristán Acuña, a la cual es muy difícil acceder. Esta novela narra la desaparición de un chico llamado Aron y un policía a punto de jubilarse tiene que esclarecer todo lo ocurrido.

Viste de forma sencilla, camiseta  gris básica, vaqueros azul  marino, barba muy bien cuidada  de color marrón. Tiene unas manos  grandes con callos en los dedos, probablemente de escribir tanto porque no tiene las manos descuidadas de trabajar en el campo. Tiene una mirada que comunica tranquilidad y una expresión en la cara que trasmite  confianza, como si lo conocieras de  toda la vida. Su voz es muy dulce, como  un susurro. El ambiente era fantástico. Se respiraba paz y tranquilidad durante  toda la conversación. Sus ganas de  ayudar a los futuros periodistas le llenan el cuerpo, ya que él estuvo en la misma situación. No le gusta que le llamen de  usted, le encanta tener un trato cercano  con las personas. 

La mayoría de veces ríe cuando habla  de su infancia y de sus etapas más  bonitas cuando era estudiante “Me  encantaba leer pero cuando me  mandaban libros obligatorios, no los  leía”, señala. 

Realizaste la educación primaria y  secundaria en Cuenca, ¿cómo recuerdas tu vida estudiantil?

Cuando era pequeño me encantaban los  libros pero llegué al instituto y odiaba  tener que leerme los libros obligatorios  que nos mandaban. No me gustaban los libros que mandaban. Pienso que no son apropiados para niños aunque sean clásicos. Libros como los de  Manolito Gafotas serían más interesantes para los niños ya que las vivencias que tiene este personaje las sienten como propias 

¿Con qué expectativas saliste de la carrera de Periodismo? 

Siendo sincero empecé a estudiar Empresariales en Cuenca. Cuando me enteré de que pondrían Periodismo en esta ciudad fui de cabeza a por ello, siempre me había gustado. Dejé Empresariales para introducirme en un mundo que me apasionaba.  

Cuando estaba terminando Periodismo, iniciamos un proyecto dos compañeros más y yo. Este aún sigue, a día de hoy,  continuamos como socios. Yo dedico  mi mayor tiempo a trabajar en este medio, El Deporte Conquense. 

Fuiste uno de los primeros egresados  de la Facultad de Comunicación,  ¿qué vinculación tienes con esta?

A día de hoy tengo un trato  espectacular. Visito la Universidad a menudo y acudo a dar charlas a futuros periodistas. Hablo sobre mi experiencia profesional e intento ayudar a los estudiantes a ver salidas laborales contando mi experiencia. 

Tus cuatro libros que giran  sobre el mismo eje, el misterio, ¿cómo fueron tus inicios en el mundo de la  literatura? 

Empecé a escribir libros como un hobby, no lo veía más allá. Me habló  un amigo sobre la auto publicación y  decidí lanzarme a la piscina. Nadie  sabía que yo escribía, solamente mi novia, mi madre y mi suegro. Cuando publiqué mi primer libro El efecto  Werther, se lo pasé a mis contactos  totalmente gratis para que lo vieran. Dos de estas personas que leyeron el libro me animaron a seguir adelante ya que me dijeron que había muy bueno e interesante. Intento mejorar en cada una de mis escrituras. En este libro No hay crímenes en Tristán Acuña me siento totalmente un escritor profesional.  

Eres emprendedor y escritor. ¿En qué campo te sientes más cómodo?

Mi trabajo como periodista deportivo me gusta, pero la verdad es que es un  poco aburrido. Siempre se pregunta lo mismo y tienes que ceñirte al tema propuesto, no puedes salirte de ahí. Sin embargo, como escritor, me tiro todo el día dándole vueltas a la cabeza para ver cómo voy a plantear el libro o imaginando escenarios para colocar a mis personajes. Escribo para no odiar  escribir ya que me tiro todo el día  delante de un ordenador elaborando noticias que siempre siguen el mismo patrón. 

En tu último libro No hay crímenes en Tristán de Acuña ¿te basaste en algo  para escribirlo o fue todo ficción?

Este libro lo comencé a escribir durante  el confinamiento ya que no había  mucho que hacer. Se me ocurrió  escribirlo porque hubo un hilo viral en Twitter sobre Tristán de Acuña. Me  empecé a documentar sobre este tema y me lancé a hacerlo. Este libro reúne  todos los datos reales de esta ciudad junto con la historia, que es totalmente ficción. Pienso que mediante esta historia podemos estar entretenidos con  la trama y por otro lado aprendemos cosas sobre una ciudad que casi nadie  sabe acerca de ella. Seguí mi huella de  identidad: misterio, asesinatos,  desapariciones… Pero de una forma un poco diferente. 

La portada es fortuita, ¿puedes  explicar el proceso de creación y diseño?  

En primer lugar yo le encargué la  portada a mi buen amigo Jose Alberto  Valenciano ya que tenía mucha  confianza en él. Me dijo que tendría que  esperar porque tenía mucho trabajo y quería hacerme un trabajo espectacular para este libro. Yo había pensado otro nombre, La desaparición de Aron Glas, pero cuando Valenciano me entregó la  portada había puesto la primera línea  del prólogo como título, realmente me gustó y así se quedó. En la portada  tenemos símbolos de la novela como es  el barco para llegar a Tristán de Acuña,  la imagen del policía de punto de jubilarse, la fotografía de la hija de este.  Incluso por detrás aparece el cartel que  se ve cuando llegas a la ciudad, que se  encuentra en el muelle. 

¿Tienes pensado sacar otro libro?

Estoy en proceso de escribir mi quinta novela, aún no tengo pensado ningún nombre. Tengo redactados 8 capítulos y lo único que puedo adelantar es que uniré diferentes espacios temporales en  una misma redacción. Me estoy  inspirando en las historias de Carmen  Mola ya que ahora está tan de moda. El final podría conectar con mi tercer libro, La flecha amarilla, pero soy de  esos escritores que no me gustan las sagas. Pienso que, si no se han leído mi primer libro, imagínate el segundo.