El arzobispo conquense Andrés Carrascosa, actual nuncio apostólico en Ecuador, fue compañero de estudios del nuevo Papa. Según compartió en redes sociales el mismo día de la elección, Robert Francis Prevost, el actual León XIV, fue su «compañero de banco y amigo en los estudios de licenciatura en Roma». Un hombre, según lo definió «todavía en lágrimas de emoción y alegría», «equilibrado y lleno de sentido común y de Dios».
El que fuera elegido ‘Conquense Excelente’ en 2018 por la Diputación de Cuenca reflexiona ahora con algo menos de inmediatez sobre la figura del nuevo pontífice con un retrato personal y directo que se publica como tribuna en la revista Vida Nueva que titula «León XIV: normal, equilibrado y acogedor».
Carrascosa comienza su texto explicando que este cónclave era bastante especial para él ya que conocía a varios de los purpurados participantes –»y a veces desde mi juventud y con profundidad»– entre ellos a Prevost, con quien coincidió en los bancos de la Universidad de Santo Tomás de Roma, Angelicum, en la licenciatura en Derecho.
Recuerda «a aquel joven americano que quería ser misionero» y señala que «sigue siendo la misma persona, lleno de normalidad, de equilibrio, de serenidad y de sentido común». Añade Carrascosa su amigo y ahora sucesor de Pedro es «un hombre de una fe sólida, recia, que se ha ido transformando en entrega generosa allí donde la Iglesia le ha pedido que sirviera». En ese sentido destaca que Chiclayo (Perú), donde fue obispo, «no es una zona fácil de pastorear precisamente».
Estoy todavía en lágrimas de emoción y alegría! ¿Cómo se gestiona eso de ver salir vestido de blanco, como Papa León XIV, a tu compañero de banco y amigo en los estudios de licenciatura en Roma? Pido oraciones por un hombre equilibrado y lleno de sentido común y de Dios! pic.twitter.com/yyoFNaRtgr
— Andrés Carrascosa (@andrescarras) May 8, 2025
Aquella amistad juvenil se ha ido fortaleciendo a lo largo de los años, explica en el artículo el diplomático vaticano. «Nos volvimos a encontrar en Roma, en Panamá y en Madrid, disfrutando de la alegría de una bella amistad pero, sobre todo, viendo que seguía siendo el mismo Bob de siempre». En ese sentido resalta que tenían en proyecto pasar algunos días de descanso juntos pero las responsabilidades encomendadas por la orden agustina frustraron esos planes. Luego se volvieron a juntar en Roma por sus respectivas responsabilidades y cuenta la anécdota de cómo se lo encontró inesperadamente cerca del Vaticano en chándal y con una bolsa de deporte. «Una persona normal que acaba siendo un ser humano extraordinario, que hará un servicio enorme a la Iglesia y al mundo», remarca Carrascosa al hilo de la anécdota.
Considera que una de las principales virtudes de León XIV es «su capacidad de escucha y de acogida» ya que aunque «es de pocas palabras», sí que logra «prestar una atención profunda y de criterios llenos de sabiduría humana y divina».