Después de más de tres décadas como jefe de la Policía Local de Cuenca Francisco Durán se jubila. Treinta y un años en los que ese cuerpo ha sufrido una transformación importante, acorde con los tiempos, y en los que Paco, como todos le conocemos, se ha convertido en un conquense no sólo de adopción sino de corazón y sentimiento, un enamorado de nuestra ciudad que a partir de ahora se dedicará a sus otras pasiones, continuar trabajando por Cuenca y disfrutar de su privilegiada naturaleza.
– ¿De dónde es y cómo llegó a ser el jefe de la Policía Local de Cuenca?
Yo soy de Jerez de la Frontera pero viví desde muy pequeño en Madrid y allí fue donde crecí, donde estudié, donde me casé, y llegar a Cuenca fue porque tenía muchas ganas de vivir aquí, yo soy biólogo y quería vivir en Cuenca para dedicarme a la biología pero los avatares de la vida me llevaron a Almansa, donde me presenté a la oposición a jefe de la Policía Local. Mi padre era policía nacional y no me resultaba extraña la profesión, así que me presenté en Almansa en el año 1982 y aprobé la oposición. Allí estuve hasta el año 1989, que fue cuando aprobé las oposiciones a jefe de la Policía Local y pude cumplir mi sueño de venirme a vivir a Cuenca.
– Me dice que quería venir a vivir a Cuenca pero no tenía ningún vínculo familiar con la ciudad. ¿Por qué ese deseo de venir a vivir aquí, que es una ciudad pequeña de la que la gente más bien se va en lugar de venir voluntariamente?
Sí, desgraciadamente es como dice, pero yo conocí Cuenca cuando estaba estudiando la carrera, me presentaron el monte de Los Palancares como un modelo monte sostenible durante más de 100 años, conocí Las Torcas, la Serranía de Cuenca, la ciudad y dije que yo tenía que vivir aquí; tendría 22 ó 23 años y tomé esa decisión, así que a eso me dediqué durante muchos años y vine al final como jefe de policía.

– ¿Se puede decir que usted es un conquense vocacional?
Absolutamente, además mi mujer cuando me escuchaba me decía que sí, que nos íbamos a vivir a Cuenca en cuanto pudiéramos. Yo quería vivir en Cuenca, es algo que tenía bastante claro.
– Me dice que aprobó la oposición y pasó directamente a ser jefe de la Policía Local.
La verdad es que siempre he sido jefe. En Almansa aprobé como oficial jefe a principio del año 82 y en el 89 salió el puesto en Cuenca por concurso-oposición y vi la posibilidad que había estado esperando y me presenté como jefe. No he pasado por ningún otro cargo en el escalafón.
“Lo que ha variado fundamentalmente es la tecnología, que es la que nos ha permitido en muchos casos entrar en campos en los que la Policía Municipal no trabajaba en aquel entonces”
– Treinta y un años hace de aquello. ¿Cómo era la Policía Local de Cuenca y cómo ha evolucionado en este tiempo?
Yo siempre he pensado, y con esa idea he trabajado siempre, que la Policía Local es una organización que está íntimamente relacionada con el tejido social del lugar al que sirve, en este caso Cuenca. Cuando yo llegué todavía existían usos antiguos, había incluso serenos que dependían del jefe de la Policía Local, eran usos un tanto anclados en el pasado y lógicamente no existían ni el desarrollo tecnológico que hay en este momento ni las posibilidades de comunicación que tenemos ahora, parece que el teléfono móvil lo hemos llevado siempre encima pero no, entonces no existía, las máquinas de escribir llevaban papel de calco, etc… Lo que ha variado fundamentalmente es la tecnología, que es la que nos ha permitido en muchos casos entrar en campos en los que la Policía Municipal no trabajaba en aquel entonces, se dedicaba poco menos que al tráfico y a las ordenanzas municipales, pero el fondo era el mismo, servir desde el Ayuntamiento a la vida diaria de los conquenses y de nuestros visitantes. Ha cambiado la tecnología pero el fondo y la razón de ser de la Policía Local no ha cambiado.
– Hablamos del momento actual. ¿Qué necesidades tiene en estos momentos la Policía Local de la ciudad de Cuenca?
Hay algo que no he terminado de hacer que es generar una estructura de cuerpo, una estructura de responsabilidad o de mando, se puede llamar de cualquiera de las formas. Lo que necesita ahora mismo la Policía Local de Cuenca es estructura, aparte de efectivos, pero en el tema de la reposición de efectivos sí que estamos, acaba de terminar ahora mismo una oposición para once plazas de policía local, pero faltan mandos intermedios, faltan oficiales, faltan inspectores, subinspectores, y ahora va a faltar el intendente. Es una espinita que me llevo clavada pero es un cuerpo vivo, en evolución, igual que la sociedad de Cuenca, así que tarde o temprano necesariamente se va a generar esa estructura que se necesita.
“Creo que la sociedad conquense en general sí que aprecia a su Policía Local, mi percepción genérica es que se comprende nuestra labor”
– ¿Después de esos 31 años de experiencia como jefe de la Policía Local de Cuenca, qué valoración cree que hacen los ciudadanos de nuestra ciudad del trabajo de este cuerpo?
Ya sabe que hay frase castellana que dice que cada uno habla de la feria según le va en ella. En general a las personas a las que atendemos porque han tenido un problema generalmente son no sólo agradecidas sino que comprenden nuestra labor y nuestras limitaciones, que también las tenemos. A quien la única relación que tiene con la Policía Local es la denuncia de una infracción, la reconvención por hacer algo mal, en muchos casos no nos miran con buenos ojos pero yo creo que la sociedad conquense en general sí que aprecia a su Policía Local, mi percepción genérica es que se comprende nuestra labor, se entiende el trabajo y lo que se hace en general.
– Me ha hablado de las competencias de la policía local. ¿Cree que la policía local tiene las competencias acordes a lo que debería ser o cree que debería tener algunas competencias más o menos?
Mi opinión es que la policía municipal, que es como a mí me gusta llamarla aunque el nombre oficial es local, está infrautilizada en muchos municipios, entre ellos Cuenca. Tenemos un personal al que se le pide un bagaje formativo cuando entran como es el bachillerato y además hay muchos policías locales que tienen carreras de grado medio e incluso superior pero creo que se les infrautiliza. Sin embargo mi opinión es que esto no es culpa del resto de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado porque la relación es excelente y los mandos siempre nos hemos preocupado de que esto fuera así, pero aparte de esto la Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado puso a la Policía Local en un segundo plano con respecto al resto de cuerpos. Nosotros tenemos preparación más que suficiente para intervenir en la averiguación de delitos y en la detención del delincuente. Por supuesto cuando nos encontramos en una situación así, y somos los primeros en llegar, intervenimos, se detiene al delincuente y luego se pasan las actuaciones al cuerpo correspondiente, Policía Nacional o Guardia Civil. Yo creo que estamos infrautilizados en ese aspecto desde el punto de vista legal, porque desde luego en lo cotidiano nuestras intervenciones están al mismo nivel del resto de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
– Casi me ha respondido a la próxima pregunta. ¿Cómo ha sido su relación durante estos años con el resto de cuerpos uniformados y con sus mandos?
Excelente. En alguna ocasión sí que hemos tenido que salir al paso por alguna diferencia de criterio en cuanto a la intervención, sobre todo con la Policía Nacional más que con la Guardia Civil, con quien no coincidimos en el territorio, pero ha sido en contadas ocasiones y tanto yo como mis compañeros del resto de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad lo hemos atajado de inmediato.
– ¿Cuáles han sido tus mejores momentos durante todos estos años?
No sé, no sabría quedarme con unos cuantos, pero por ejemplo cuando yo llegué, a finales de los 80 y principios de los 90, las noches del Jueves al Viernes Santo eran tremendas y siempre he trabajado esa noche; cuando llegaba a mi casa por la mañana y me quitaba las botas y veía que la cosa había salido razonablemente bien me sentía muy satisfecho. Y luego, por supuesto, todas las veces que por nuestra intervención hemos salvado una vida, cosa que ha ocurrido en varias ocasiones, la satisfacción ha sido enorme.
– ¿Y las peores?
Sí, ha habido veces de llegar a casa llorando porque no hemos llegado a tiempo, porque no hemos podido evitar una desgracia, un fallecimiento de un niño, porque no has podido atender a una persona y ha fallecido. Esta profesión de policía municipal, que está tan próxima a lo diario, tiene momentos muy duros, he presenciado asesinatos en Cuenca, he visto familias destrozadas porque un niño ha fallecido en un incendio o en un accidente de tráfico, esos momentos son terribles. También cuando ves la incomprensión del responsable político, que también las ha habido, en esos momentos lo pasas mal y dan ganas de tirarlo todo por la borda y dedicarte a otra cosa. Hay momentos muy complicados pero cuando las cosas han salido bien y la intervención ha sido un éxito esos momentos no se pagan con dinero. Y a la gente que se dedica a esto me gustaría decirles que merece la pena, que a pesar de los pesares es bonito, así de sencillo.
“Mi opinión es que la policía municipal está infrautilizada en muchos municipios, entre ellos Cuenca”
– ¿Qué recuerdo se lleva de todos estos años y cómo le gustaría que se recordara su ejercicio profesional?
Yo espero que se me recuerde como alguien profesional y como alguien coherente, no sé si lo he conseguido pero me gustaría que se me recordara así, como un eslabón de la cadena que se inició en 1855 y del que tengo el orgullo de ser el jefe que más tiempo ha estado en el cargo desde la fundación de la Policía Municipal, o Guardia Municipal que se llamó entonces, de Cuenca. Para mí ha merecido y merece la pena trabajar por Cuenca, lo tengo tan claro ahora como lo tenía hace 31 años y en ese sentido mi conciencia está tranquila.
– ¿Y ahora qué? ¿Qué va a hacer con su tiempo?
Pues lo que te he dicho, trabajar por Cuenca. Soy voluntario de Cruz Roja, así iré donde me llamen, y hablaré también con los del Banco de Alimentos, que sé que también necesitan voluntarios. Mi idea es seguir trabajando por Cuenca desde ONGs, donde me necesiten como voluntario de a pie, y sobre todo dedicarme a mi montaña, a los senderos, a la naturaleza, nunca he dejado de ser biólogo, es algo que me apasiona.