(MAPA) Lugares, consejos y trucos para disfrutar de la berrea y la ronca en la Serranía de Cuenca

Las lluvias a lo largo de la temporada han hecho crecer los pastos y las perspectivas para los procesos de apareamiento de ciervos y gamos son muy buenas este año

Con la llegada del otoño comienza la época de la berrea y la ronca, en el que los ciervos y gamos protagonizan con sus característicos sonidos la temporada de apareamiento, uno de los mayores espectáculos naturales que hay en territorio conquense dado el alto número de animales que habitan en sus montes. En la Serranía de Cuenca la berrea comienza alrededor de finales del mes de septiembre, y tradicionalmente se marca como fecha en el calendario el día 29, San Miguel, como uno de los mejores días para escucharla. En el caso de la ronca del gamo el espectáculo sonoro empieza un poco más tardío que la berrea, a comienzos de octubre. En ambos casos se extiende más o menos hasta el Puente del Pilar.

Habitualmente los machos son animales solitarios, mientras que las hembras se juntan en grupos familiares en los que sólo toleran a machos muy jóvenes. Pablo Martínez, de la empresa Sierra de la Madera, explica que durante la época de celo, «los ciervos y gamos buscan a los grupos de hembras y los van llevando hacia su territorio, en el que se encuentran seguros, y allí las cuidan y cortejan para cubrirlas. Los machos se van poniendo en celo un poco antes que las hembras y esperan a que estas estén receptivas, algo que sucede tan sólo un par de días al año». 

La berrea «es la forma que tienen los machos de marcar su territorio, defendiéndolo así de la presencia de otros que también quieren procrear con las hembras que hay en la zona». Es una época en la que puede haber peleas, si bien Martínez resalta que «muchas veces lo que se impone es la presencia de los animales, sólo hay peleas entre unos y otros cuando ambos están igualados y el más vigoroso o el que esté en mejores condiciones será el que se imponga». Eso sí, destaca el responsable de ‘Sierra de la Madera’ que estas peleas «no suelen ser mortales, sino que se reducen a una demostración de fuerza». El que gane será quien tenga pueda buscar a los grupos de hembras que haya en la zona y fecundarlas cuando estén receptivas.   

Buenas previsiones para este año

Las previsiones de la berrea de este año «son buenas», tal y como apunta Martínez, porque «la primavera fue buena para el pasto, con muchas lluvias, y el verano también ha sido propicio, con tormentas en agosto que han hecho que haya bastante hierba en el campo: no ha habido un largo verano como ha sucedido otros años». De esta forma, «los animales han llegado al final del verano bastante gordos, las hembras están bien de salud y van a entrar en celo, favoreciendo mucho que haya una buena berrea».   

Además, la cabaña de cérvidos en la Serranía de Cuenca ha experimentado «una recuperación muy importante tras la gran mortalidad que hubo hace años. Ha habido buenas parideras estos últimos años y los animales se han repartido por el territorio». Apunta que también «la pandemia que tuvieron provocó que muchos de los animales más débiles murieran y la perspectiva que hay es que ahora están gordos y sanos que antes y la calidad de los trofeos ha subido bastante en los últimos tiempos». 

En cuanto a las zonas buenas para escuchar la berrea en la provincia de Cuenca, Martínez apunta Uña «para el común del público, porque su vega es muy agradable y las fincas de alrededor tienen bastante densidad». La carretera que va por los Palancares, en el entorno de la finca de Cotillas es otro de los puntos señalados por Martínez, como también en el antiguo refugio del Pozarrón en Las Majadas, la Sierra de Valdemeca, en la Venta de Juan Romero en Beamud, Tragacete, la Peña del Reloj en El Hosquillo, Lagunillos o el albergue de Tejadillos.

En el caso de ir y tener la mala suerte de no escuchar la berrea no hay que preocuparse, porque tal y como recuerda el responsable de ‘Sierra de la Madera’, «son entornos naturales en los que se puede pasar una tarde/noche fantástica y en los que además hay unos cielos estrellados estupendos, muy limpios. Al final de lo que se trata de disfrutar del campo y llevarse una buena experiencia aunque no haya berrea».

Para los que se animen a ir a escuchar la berrea, Pablo Martínez aconseja «sobre todo silencio y tranquilidad para poder escucharlos». Además, indica que no hay que obsesionarse con verlos porque «igual que ver a los rebaños de ciervas pastando en las vegas es relativamente sencillo porque no tienen una presión cinegética importante y están tranquilos, es muy difícil que los machos grandes se dejen ver». De todas formas, sí recomienda llevar prismáticos por si acaso y buscar puntos elevados sobre valles, donde se puedan percibir mejor los sonidos. 

Los ciervos son animales principalmente nocturnos y eligen el mediodía para descansar. Es por esto que las mejores horas para escuchar la berrea son la caída de la tarde y primeros momentos de la noche y el amanecer.