Los Mayos vuelven a las comarcas de Cuenca: citas y horarios para 2022

Tras dos años de pandemia, esta tradición antiquísima volverá a llenar de música y flores gran parte de los municipios de la provincia

Con la llegada de mayo se empiezan a festejar en la provincia de Cuenca los mayos, una celebración que resiste al paso del tiempo, y que de forma característica en cada localidad se sigue festejando con música y alegría.

El origen de esta fiesta es muy antiguo. Está asociada al cambio de estaciones y a la aparición de las flores con la entrada de mayo, y cada cultura fue asimilando las costumbres y credos que le precedían hasta adaptarla a nuestros días. Los fenicios, uno de los primeros pueblos de la antigüedad que colonizaron el territorio español celebraban la mayumea para adorar a la primavera. Posteriormente, pueblos prerromanos como los celtas tendrían un culto similar al fenicio denominado Beltane. La historia trajo a los romanos hasta la Península Ibérica y su creo politeísta se fundió con las creencias autóctonas, adorándose a la diosa Bona Dea, también llamada Maya, Maia o Fauna, diosa de la fertilidad en la mitología romana con la que se celebraba la llegada de la primavera.

Finalmente, toda la tradición festiva en torno al primero de mayo fue asimilada por el cristinianismo, con las influencias de las cantigas y rondas musulmanas, como celebración de adoración de la figura de la Virgen María.

Uno de los primeros registros escritos de la celebración de Los Mayos en Cuenca se remontaría a 1507 según un documento publicado en 1959 en el periódico ‘Ofensiva’. En el resto de la provincia la forma de vivir el paso de la noche del 30 de abril al 1 de mayo mantiene características similares, pero se ha ido diversificando durante el paso del tiempo las canciones que se cantan, la letra, o las costumbres en torno a la ronda que los mozos jóvenes hacían a las mozas de las localidades. En el folklore español se denominaba maya a una joven preadolescente, ataviada con una corona de laurel y otros adornos con flores, a la que dedicaban el mayo los mozos. De esa concepción viene la tradición de cantar o elegir el “mayo” para la “maya”, que añade ese factor de cortejo a la celebración.

Tras dos años donde la situación sanitaria, derivada de la crisis del COVID-19, ha obligado a los conquenses a quedarse en sus casas sin poder cantar a la Virgen, ni a ‘las mayas’, este 2022 se volverán a escuchar estos cantares tradicionales en aquellas localidades donde la costumbre pervive.

Los Mayos en la provincia de Cuenca

En Cuenca capital todavía existen rincones donde se celebra esta costumbre y se puede ver a las rondallas con sus instrumentos de cuerda tocando. Este año en la ermita de la Virgen de las Angustias el grupo ‘Voces y Esparto’ tocarán desde las 00:00 horas del día 1 de mayo rondas y cantos. La tuna universitaria de Cuenca es otra de las agrupaciones asiduas a esta celebración.

En Villanueva de Guadamejud este año se ha organizado una Fiesta de Primavera para celebrar Los Mayos, durante el día 30 de abril hay organizada una comida popular de patata con costillas, postre y bebida por 6 euros para los adultos y 2 euros para niños menores de 12 años.

El Ayuntamiento de El Peral ha organizado varios días de actividades que van desde el viernes 29 al martes 3, donde se disfrutará de orquestas, discomóvil, paella, monólogo e incluso un Grand Prix en la plaza de toros de la localidad de La Manchuela.

En Huete, la Rondalla de la localidad cantará los Mayos a la Virgen este sábado desde las 22:00 horas, en la Iglesia Parroquial, invitando el Ayuntamiento a todo aquel visitante que quiera disfrutar de esta tradición.

En Tarancón celebran que es momento de escuchar por parte de las Rondallas y Grupos sus tradicionales Mayos, cantos populares, a las mozas y al pueblo como los que se recitan a la Cruz o a la Patrona. Así desde la Concejalía de Igualdad, Festejos y Tradiciones, las Rondallas Cuesta de la Virgen, Los Manchegos y el Grupo Folklórico Caño Gordo, se invita a disfrutar de los populares mayos, a conservar y disfrutar de las tradiciones, que son las verdaderas raíces y la cultura del pueblo taranconero, explica el Consistorio desde sus redes sociales. La programación se inicia a los pies de la iglesia de la Asunción, el 30 de abril, a las doce de la noche, a cargo de las dos rondallas y el grupo Caño Gordo. El día 1, en la ermita de Riánsares, se cantará ante la patrona, a las 18:30 horas, por parte de Caño Gordo y Los Manchegos, que realizarán un periplo por todos los barrios a lo largo de la semana. El día 2 en la ermita de San Isidro a las 20:30 horas, y en la de Santa Quiteria, a las 21:30 horas; el día 3 en la ermita de San Roque a las 20:30 horas, y San Juan 21:30 horas; y el día 4 en la iglesia de San Víctor y Santa Corona a las 20:30 horas, y la iglesia de la Asunción a las 21,30 horas. 

En algunas localidades de Cuenca, los Mayos no solo se tocan en misa, sino también a las autoridades del pueblo para pedir o rogar algo, así se suele ocurrir que tras venerar a la Virgen, los grupos se dirigen al cura, o a la casa del alcalde a tocar alguna de estas canciones populares. Esta tradición se sigue en localidades como Sisante, que al día siguiente vive desde las 12:40 la Procesión con el Santo Cristo de la Esperanza y la bendición de campos.

Enguídanos la tradición es cantar desde la piedra Peña de Los Mayos, un lugar estratégico desde el que las canciones se escuchan en todo el pueblo. Después de cantar desde esta piedra, los cánticos se ofrecían a la Virgen en la Iglesia siguiendo el mismo ritual que en el resto de los pueblos y después los cánticos se dirigían a las mozas. Se siguen cantando los tres mayos que se cantaban hace 250 años.

En Beteta se canta a las 12 de la noche “el mayo” a la Virgen de la Rosa en la iglesia. Antiguamente, en esta localidad se celebraba la tradición en la que los mozos rondaban por el pueblo “echando” el mayo a las mozas.

Quintanar del Rey ha perdido gran parte de la tradición al ir desapareciendo los grupos de música popular, sin embargo, aunque cada vez con menos fuerza, quedan aquellos grupos de jóvenes que se juntan a tocar por las casas y los bares con guitarras, flautas dulces y botellas de anís con la intención de sacar un dinero que posteriormente se invertirá en la celebración de San Isidro.