La localidad conquense de Almonacid del Marquesado revive cada año sus tradicionales fiestas de la Endiablada, una celebración que centra las miradas de los visitantes por ser una de las fiestas más características de la provincia de Cuenca. Sus habitantes han sabido conservar con el paso del tiempo la singularidad de unas fiestas declaradas de Interés Turístico Regional desde hace trece años. Este año, además, las celebraciones en torno a la Virgen de la Candelaria se desarrollarán con mayor normalidad tras el contexto sociosanitario de los últimos años.
Durante las dos primeras jornadas de febrero, Almonacid del Marquesado rinde sus cultos en honor a la Virgen de la Candelaria y a San Blas en una cita lúdica y festiva que se alarga hasta este sábado.
En estos días diablos y danzantas se convierten en los protagonistas del pueblo. Se trata de dos figuras de connotaciones diferentes que aportan el significado completo de las celebraciones religiosas. Ataviados con llamativos trajes coloridos, unos 140 diablos de todas las edades participan en una de las celebraciones más esperadas por sus vecinos.