La ganadería, una oportunidad para salvar la zona rural de la provincia: «Me veo trabajando con un rebaño de ovejas»

Un proyecto de la Diputación forma a los futuros ganaderos de la provincia con el objetivo de asentar residentes en las zonas más azotadas por la despoblación

Velar por el futuro de la agricultura y la ganadería es el objetivo de la segunda edición de la escuela de empleo de pastoreo. Una iniciativa puesta en marcha por la Diputación de Cuenca y ‘Acción Contra el Hambre’ en la que además de conocer los hábitos de las explotaciones ganaderas, se forma al alumnado hasta encontrarles una salida laboral en áreas relacionadas con el sector primario en Cuenca.

El pastoreo y la trashumancia son activiades que cuentan con un importante arraigo en la provincia, especialmente en la sierra, donde algunos muncipios encuentran serias dificultades para encontrar un relevo generacional. La falta de conocimiento para desarrollar este trabajo ha empujado a muchos vecinos a buscar nuevas salidas laborales y ampliar la despoblación en estas zonas.

Para fomentar la población en el medio rural y el conocimiento por el sector primario, se ha puesto en marcha un curso para poner freno a la situación y comenzar a preparar un futuro más prometedor. «El alumnado es muy variado, tenemos personas de todas las edades y de diferentes ramas laborales y formativas, desde la ESO hasta personas con carreras universitarias y másteres, como también de diferentes países. Lo importante es que todos y todas tienen en común las ganas de aprender y de encontrar una oportunidad laboral y dejar atrás su situación de desempleo», señala Diana Alcázar, técnico de ‘Acción contra el Hambre’.

De ahí que muchas instituciones vean a este tipo de proyectos como oportunidad para muchos ciudadanos que deciden acercarse al sector primario por diferentes razones, la principal por empleo que existe en torno a el. «Hay una clara demanda desde el sector de la agricultura y ganadería de demanda de personal. Ambos sectores han funcionado en su mayoría con el relevo generacional. Hoy en día los hijos/as no quieren continuar con los negocios familiares y prefieren buscar las oportunidades en las ciudades», indica Diana.

Andrea Castaño es una de las alumnas que asisten a este curso para encontrar la formación que necesitan para convertir a la gandería como fuente de estabilidad. Ella decidió formalizar su matrícula por «la oportunidad que supone este foco laboral». Además ella explica que «a mí de por sí siempre me ha gustado mucho el contacto con los animales y la naturaleza» y se siente muy contenta por cómo se está desarrollando el curso, con especial mención a los profesores que instruyen la materia. Unos objetivos que acercan los nuevos usos de la tecnología como herramienta básica para su futuro.

El curso comenzó hace unos meses, de hecho encara su recta final porque acabará en el mes de diciembre, y durante este tiempo el alumnado ha tenido ocasión de conocer de primera mano la teoría que reciben cada día. A través de diferentes visitas en las explotaciones ganaderas y centros de empresas de la provincia de Cuenca, aunque también han realizado visitas a la provincia de Toledo, «hemos tenido la ocasión de visitar diferentes lugares y de que nos hayan explicado cómo trabajan, porque se aprende muchísimo y además despierta mucho interés, ya que comienzas a entender el comportamiento de los animales», algo fundamental para este sector.

Durante sus visitas a los espacios ganaderos, Castaño reconoce que el tema en el que más se insiste es el de la higiene. Fundamental para garantizar el correcto fundionamiento de la trazabilidad alimentaria. «Así se evita el problema de enfermedades. El protocolo afecta tanto al vehículo que circula por la explotación como a los participantes que vamos de visita a ella, para ello es neceserio pasar a través de unos filtros desinfectantes, pero también a los coches y a las ruedas de los coches. Este es un tema complejo, incluso tuvimos que cambiarnos de vestuario. Solo de esta manera estaremos anulando cuarquier posiblidad traspasar contagios a la carne, que posteriormente compran los clientes».

Un proyecto integrador

Andrea Castaño reconoce que gracias a este curso, además de conseguir los objetivos que se propuso cuando decidió asistir a él, le está sirviendo para abrazar definitivamente a la tierra conquense. Ella procede de Colombia y valora muy positivamente su periplo a través de la formación que recibe porque le va a ayudar a encontrar «dignidad y buenas condiciones laborales a través de la empleabilidad en el sector ganadero, las condiciones son excelentes. Una siempre intenta ubicarse bien en el tema laborar para conseguir una calidad de vida», por eso participa.

No obstante, su pasión por el campo y los animales es una devoción heredada por su familia, que reside en la otra orilla del Atlántico. «Yo tengo antecedentes de abuelos paternos que se dedicaban a la ganadería y posteriormente, mi padre se puso al frente. Además, mi familia también tuvo carnicerías y mis tíos criaban gallinas en sus corrales en mi país», por lo que siempre ha estado muy vinculado a un mundo del que espera que vuelva a depender su futuro.

Y además de integrador, es repoblador. «Esta formación tiene como uno de los objetivos combatir la despoblación. Efectivamente las personas que se incorporen al mundo de la ganadería y la agricultura llevan a sus respectivas familias y por ello aportan su granito de arena en la repoblación de los pueblos», señala Diana. Un arraigo en los pueblos y comarcas serranas tan necesario para garantizar el futuro de las siguientes generaciones.

Un futuro prometedor

El sector primario protagoniza busca en la actualidad situarse en el lugar de importancia que le corresponde. Son muchos los ganaderos y agricultores que levantan sus quejas en contra de los abusos en los precios que imponen las grandes superficies, algo que juega en contra de su actividad y de los elevados costes que en muchos casos tienen que asumir. A pesar de ello, Andrea vislumbra un futuro muy esperanzador. «En lo laboral yo le veo mucho futuro, aun siendo mujer. Tengo muchos contactos que me comentan que hace falta mucha mano de obra, hay mucho campo laboral para manejar rebaños de ovejas. Se trata de un campo en el que hay mucha demanda. Y en lo personal, yo desde luego no lo descarto. En mi caso me gusta la naturaleza y los animales, yo me veo trabajando con un rebaño de ovejas», sentencia Andrea Castaño.

Ella no muestra reticencias a dedicarse a este área, aunque cree que el sector agroganadero todavía no termina de reconocer la aportación que hace la mujer en él. «Aquellos que llevan muchos años en el medio sí advierten que hay veces en las que se no creen en las capacidades de la mujer, desafortunadamente eso aún se ve», una situación que no se corresponde con la realidad, puesto que cada vez hay más mujeres en el sector cuya aportación es la misma que la del hombre.