La Asociación Española de Pediatría ha emitido una serie de propuestas de cara a la apertura gradual de las áreas de educación infanto-juvenil. A través de un comunicado, plantea la reapertura de todas las actividades escolares para el próximo curso en cuanto la situación epidemiológica lo permita, eso sí, abriendo de forma “paulatina y progresiva” y basándose en los grupos de edad.
“La apertura del sector debe instaurarse lo antes posible para evitar el gran impacto que ya ha ocasionado, pero debería ser gradual, considerando que la pandemia ha conllevado una falta de enseñanza masiva en los niños, perdida de la actividad en los docentes y sin duda inequidades sociales en cuanto al aprendizaje; pero en todos ha conllevado a una suspensión brusca de la experiencia vital asociada al modelo educacional que podrá tener impacto en la salud psicosocial de los menores”, sentencian los pediatras.
La asociación define a las guarderías y escuelas infantiles como “áreas de máximo riesgo” por “la enorme dificultad de cumplir las medidas de aislameinto”, así como “por la necesidad de contacto físico entre el profesor/cuidador y los niños”. Su recomendación es “que no se incorporen a las escuelas infantiles, en la medida de lo posible, hasta el control total de la epidemia”.
Además, para ellas indica que “la situación de pandemia hace más necesario aún recomendar la ampliación del permiso de maternidad o paternidad hasta los 12 meses”. De no ser posible la promulgación de esta medida “sería deseable facilitar ayuda a las familias que así lo soliciten para que puedan atender a los niños pequeños en los hogares mientras dure el trabajo de los padres”. “En los casos en que los padres trabajen y carezcan de apoyo familiar o de cuidadores externos, se recomienda incrementar la adopción de medidas para la conciliación familiar en el trabajo, especialmente en familias con hijos menores de 3 años, para lo que se deberán dictar las normas específicas que lo favorezca”, señala.
Si todo esto no fuese posible “las guarderías y escuelas infantiles deberían limitar los grupos a un cuidador por cada 5 niños y clase y que las actividades colectivas como patio, comedor o siesta sean independientes en cada grupo de 5 niños”. Los profesores de estas escuelas infantiles deberán disponer “del adecuado equipo de protección en el contacto directo con cada niño, en las actividades de juego, estimulación, alimentación, cambio de pañales, etc. La vigilancia de casos debe ser muy activa implicando a las familias para aislar en domicilio a los niños que presenten síntomas y cumplir la cuarentena. Si las guarderías funcionan durante el verano y fuera de los periodos escolares, deben seguir la prevención para evitar contagios”.
En el caso de la Educación Primaria, indica que “es necesario desarrollar una normativa muy estricta para los colegios, siendo este grupo los más dependientes de los servicios de la escuela”. Como norma general recomienda “flexibilizar el horario de entrada y salida, y reducir el tiempo presencial en la medida de lo posible, establecer horarios por turnos y combinar períodos de actividad académica presencial con la no presencial”.
Para las clases de niños de corta edad (3 a 5 años) deberán seguirse “recomendaciones muy similares a las de las guarderías, ya que el riesgo de contagio es muy elevado”. Además, aconseja suspender las actividades extraescolares no incluidas en la enseñanza reglada. “Ya que a esta edad es muy difícil seguir las normas de distancia y medidas protectoras, en este periodo que incluye los dos años de educación preescolar, no se recomienda el uso sistemático de mascarilla ya que es difícil que se pueda cumplir, pero se extremará el distanciamiento social en lo posible”, indica.
Para los mayores de cinco años sentencia que “podrá incrementarse el número de alumnos y la actividad similar, pero con mayor vigilancia de las medidas de distanciamiento social, higiene y de vigilancia de casos y diagnóstico-aislamiento-cuarentena”. “La apertura debe ser gradual y debe iniciarse con grupos reducidos de niños, para poder cumplir la normativa del distanciamiento social. Puede ser recomendable en grupos de no más de 15 niños para las materias clave a esta edad en la educación primaria, pudiendo organizarse en dos turnos de clases en mañana y tarde, incluso días alternos durante la semana y/o turnos escalonados”, apuntan los pediatras.
Para los niños de educación primaria recomiendan “desarrollar actividades de información y entrenamiento en medidas de protección frente a la infección por coronavirus, potenciando la educación para la salud, y hacerlos sujetos activos en la adopción y mantenimiento de las normas designando delegados o referentes”.
Por último, en Educación Secundaria estima que “en este periodo el nivel de riesgo de contagio puede ser más bajo porque el alumnado ya habrá aprendido la responsabilidad de las mediadas de distanciamiento, higiene y protección, pero deberán de reforzarse”. Así, la distribución de alumnos, horarios partidos y clases presenciales “debe ser similar a la Educación Primaria, pero priorizando como presenciales las materias más esenciales y considerando en este periodo muy importante incluir la jornada educativa alternativa en domicilio, de mañana o tarde para trabajo online”.
Además, los pediatras recomiendan priorizar el refuerzo pedagógico y la atención integral a las necesidades de niños, niñas o adolescentes en situaciones de riesgo.