Los ecos del pasado se abren paso entre el sonido de las palas y el crujir del suelo removido con los picos. La arqueóloga Pilar Diarte, especialista en Antigüedad Tardía y Alta Edad Media, lidera un ambicioso proyecto que busca desentrañar los secretos de unas estructuras descubiertas hace décadas y cuyo significado histórico sigue siendo objeto de debate en la comunidad científica, pues aunque existen indicios y evidencias parciales, hay certeza absoluta de que dichas edificaciones fueran el Monasterio Servitano mencionado en las fuentes históricas.
El posible Monasterio Servitano de Ercávica tendría su origen a finales del siglo VI, fundado por Donato, un monje africano que llegó a la península acompañado de 70 monjes y un importante número de códices de los que no se conservan restos o referencia bibliográfica alguna. La fundación de este centro contó además con el apoyo económico de una ilustre dama llamada Minicea, cuyo respaldo permitió levantar las estructuras iniciales. Este episodio lo convierte, según Diarte, en un posible centro religioso de gran importancia en la Hispania visigoda, comparable solo con los grandes concilios presididos por obispos.
Una de las evidencias históricas más significativas es una carta en la que el abad del monasterio se dirige al obispo de Ercávica, lo que confirma que el lugar se encontraba bajo la jurisdicción de la ciudad romana y no en territorios más alejados, como se había planteado en debates anteriores. Esta misiva sirve como referencia clave para los investigadores, aunque aún no hay pruebas arqueológicas definitivas que corroboren sin dudas que las ruinas halladas correspondan al monasterio mencionado en las fuentes históricas.
Paso a paso: así se está llevando a cabo el trabajo arqueológico
Precisamente con el objetivo de determinar si las construcciones de Ercávica corresponden al Monasterio Servitano, un foco de poder fundamental en el territorio, el equipo de Pilar Diarte ha realizado una serie de acciones que han concluido recientemente con la toma de muestras minuciosa con pruebas como el análisis de suelos mediante micromorfología que ya se han entregado a un laboratorio especializado en Estados Unidos.
En primer lugar según relata la arqueóloga, y dada la existencia previa de unas excavaciones de los años 80 en otra zona de Ercávica se realizaron vuelos con drones para realizar la fotogrametría, un procedimiento que se utiliza para realizar mediciones a través de fotografías y así determinar la geometría de un objeto o espacio físico.
Dicha actuación fue necesaria debido a que la excavación primitiva se hizo a modo de sondeos, como pequeñas excavaciones controladas para verificar la presencia de restos arqueológicos, delimitar el tamaño y la extensión del yacimiento, y analizar los estratos, ordenadas cronológicamente por el principio de superposición, que permiten esbozar la. historia geológica y los cambios ambientales de la región. El objetivo final de todos estos procesos es «tener una visión más clara del lugar con suerte en un par de años» y confirmar si los restos arqueológicos corresponden al Monasterio Servitano.


La superficie de este yacimiento es «bastante extensa» según relata Diarte, pues «las estructuras se extienden por un espacio de en torno a los 2.500 metros cuadrados». Las edificaciones existentes se construyeron «utilizando sillares de la ciudad romana para montar esta nueva gran estructura rectangular con muros divisorios». Asociada a esta construcción existe «una gran necrópolis» en la que la arqueóloga señala que van a realizar la prueba del Carbono 14 para datarla. Diarte destaca que, a priori, todo parece indicar que la construcción data «ya no del periodo visigodo, sino de la repoblación del periodo medieval, en el siglo XII más o menos».
Un valor añadido al patrimonio de la provincia de Cuenca
Además del interés histórico, el proyecto promete aportar riqueza patrimonial a la provincia de Cuenca. Según la arqueóloga, aunque no se consiguiera confirmar que la construcción se tata del monasterio visigodo, dado lo «impresionante» de los muros que se están estudiando, se trataría de «un espacio de poder clave para comprender la Antigüedad Tardía y la repoblación medieval», señala Diarte.
El apoyo institucional para impulsar estas actuaciones ha sido favorable según la arqueóloga, pues tanto la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha como el Museo de Cuenca han facilitado permisos y acceso a archivos, mientras que la financiación inicial proviene del Plan Nacional de Arqueología. La investigadora confía en que en la próxima fase del proyecto, que se realizará en los próximos años, se podrán obtener resultados más concluyentes sobre la cronología y la función de estas estructuras.
En definitiva, el proyecto de Ercávica promete arrojar luz sobre un capítulo poco conocido de la historia de Cuenca, revelando cómo se reorganizó el poder, la religión y el territorio en un periodo crítico de la Hispania visigoda y medieval. Como concluye Pilar Diarte, aunque todavía existen «muchas más dudas que certezas», en este tira y afloja de la curiosidad y el conocimiento es donde se encuentra la parte más emocionante de la arqueología, en la posibilidad de formular nuevas preguntas.
La excavación, en imágenes

















