En 2020, el año de la eclosión de la pandemia del coronavirus y en el que el planeta se sumió en una situación de excepcionalidad, un total de 22 residentes en la provincia de Cuenca se quitaron la vida. El número de muertes por suicidio o lesiones autoinfligidas alcanzó durante el año pasado su máximo desde que en 1980 el Instituto Nacional de Estadística (INE) empezase a contabilizarlas con un método homologable aún vigente. En estas cuatro décadas solamente se registró la misma cifra en 1994, pero entonces la población total provincial era de 204.540 habitantes, 8.401 más que ahora.
Los problemas de la salud mental siguen siendo un tabú cotidiano y mediático, en ocasiones por pudores tan bienintencionados como ineficaces, pero no por silenciosos y poco visibles son inexistentes. Es cierto que su efecto letal es minoritario, como también que son muchos los enfermos los que encuentran soluciones y se recuperan, superando los momentos más complicados, pero no por ello es un fenómeno a obviar.
Las «Estadísticas de Defunciones por Causa de la Muerte» publicadas esta semana demuestran que van al alza. El INE señala que hay una media de casi dos suicidios al mes en territorio conquense y un incremento anual de cinco (+29,4%). Si la comparación se aplica con los datos de 2017, el crecimiento es abrupto, de un 83,%, si bien hay que tener en cuenta que en estadística con las muestras pequeñas cualquier movimiento provoca un efecto de magnificación de los porcentajes. Al margen de los números y sus oscilaciones, hay un mensaje claro ante ellos que repiten expertos y profesionales sanitarios: son decesos evitables con los tratamientos y enfoques adecuados, porque siempre hay otras salidas.
En el último lustro se han suicidado 80 conquenses, mientras que en ese periodo se registraron tres homicidios, todos durante 2019. Con la excepción de las caídas accidentales (46), los suicidios fueron el año pasado la principal «causa externa de mortalidad» entre los conquenses, por encima de los accidentes de tráfico (10) y los ahogamientos (16).
En los datos que desglosa por provincias, el INE no es especialmente exhaustivo en la información qué aporta para tratar de entender cuál es el perfil de las personas que renunciaron a seguir viviendo. No especifica en este ámbito territorial la edad ni otras características, pero sí el sexo. Y el predominio es abrumadoramente masculino: 20 hombres y 2 mujeres. No es algo nuevo, esa proporción o muy similares han sido prácticamente una constante en el periodo analizado.
En el conjunto de España también se dieron números de récord, con 3.941 fallecimientos, un 7,4% más que en 2019.
RECURSOS
Aquellas personas en riesgo de suicidio o familiares y amigos que quieran prevenir y detectar precozmente estas conductas cuentan con un listado de recursos para ser ayudados. Ahí van algunos de ellos:
TELÉFONO DE LA ESPERANZA:
Número de teléfono 717 003 717. Este número está disponible 24 horas en toda España exclusivamente para llamadas de atención en crisis emocional.
914 590 055. También disponible 24 horas.
Sedes de Madrid (91 459 00 50), Valencia (96 391 60 06), Albacete (967 52 34 34) y Toledo (925 23 95 25).
PREVENSUIC. Página con consejos y recursos.
Recursos y consejos para personas con ideas suicidas.
Recursos y consejos para amigos y familiares de personas en riesgo.
Recomendaciones para supervivientes.
EMERGENCIAS
112. Teléfono único de emergencias.
ATENCIÓN SANITARIA
