Aldeas Infantiles reclama más recursos de salud mental y educación emocional para luchar contra el suicidio

La entidad de atención a la infancia insiste en que el suicidio es la primera causa de muerte en España de los jóvenes entre 15 y 29 años

Con motivo del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, que se celebra el 10 de septiembre, Aldeas Infantiles SOS ha reclamado educación emocional y más recursos de salud mental para prevenir el suicidio adolescente y juvenil, para quienes el suicidio constituye la primera causa de muerte en España. Del mismo modo, la organización ha lanzado un llamado a las familias para estar atentas a las señales de alerta.

Desde la entidad insisten en que el suicidio no es un acto libre, sino «la consecuencia extrema de un sufrimiento emocional insoportable» y remarcan que cada vida que se pierde «es evitable si se actúa a tiempo». Para ello, apuntan, «es imprescindible dotar a los adolescentes y jóvenes de herramientas para gestionar sus emociones y garantizarles el acceso rápido a una atención psicológica especializada».

La organización refiere que en una etapa «especialmente vulnerable» como la adolescencia, la desconexión emocional, el aislamiento social, el acoso escolar y la presión de las redes sociales, que imponen modelos irreales de éxito y felicidad, «incrementan la sensación de fracaso y agravan el malestar». A ello, señalan, se suman «la soledad no deseada y el sentimiento de desarraigo, que generan un vacío existencial en muchos chicos y chicas y elevan el riesgo de ideación suicida».

En el informe que ha elaborado Aldeas Infantiles, titulado ‘Detrás de la tristeza. Claves para visibilizar, entender y prevenir el suicidio adolescente y juvenil‘, destacan que la prevención «exige una respuesta coordinada de centros educativos, familias, instituciones y medios de comunicación».

Prevenir, detectar e intervenir a tiempo

Aldeas Infantiles SOS hace hincapié en que la implantación de la educación emocional en el ámbito educativo, especialmente en Educación Infantil, Primaria y Secundaria «es decisiva para la prevención del suicidio». En este sentido apuntan a la educación emocional como «prevención primaria» ya que «ayuda a poner nombre a lo que duele, a pedir ayuda y a resolver conflictos sin violencia contra los demás o contra uno mismo», subrayan. Para que los centros educativos sean «espacios protectores», Aldeas recuerda la necesidad de «ofrecer formación continua al profesorado, disponer de protocolos claros de actuación y contar con equipos de orientación reforzados, así como con redes de apoyo especializadas que acompañen a los centros cuando se detecten señales de riesgo».

En el ámbito familiar, Aldeas Infantiles SOS explica que «construir un entorno de confianza es un factor de protección clave». De este modo insta a las familias a «escuchar sin juzgar ni restar importancia a lo que sienten los jóvenes y estar disponibles para conversar». En el hogar, tal y como refiere la entidad, es preciso atender a señales de advertencia, «como el aislamiento de amistades o de la familia, cambios marcados en el sueño o el apetito, oscilaciones intensas del estado de ánimo o pérdida de interés por actividades que antes disfrutaban». Asimismo, apuntan estar «muy alerta» ante conductas «imprudentes o autolesivas», un incremento del consumo de alcohol u otras sustancias, comentarios de desesperanza o de «ser una carga», así como gestos de despedida inusuales, «como regalar pertenencias».

La entidad señala también el papel de los medios de comunicación en la red de prevención. Para ello insisten en «informar con rigor y sensibilidad, evitar dar detalles sobre métodos o lugares, no romantizar ni repetir de forma insistente casos de personas famosas, consultar a especialistas, visibilizar recursos de ayuda y formar a periodistas en el tratamiento adecuado del suicidio» como medidas que reducen el riesgo de imitación y contribuyen a la protección social.

Dado que el cuidado de la salud mental es un derecho, la organización de atención directa a la infancia reclama «más recursos de salud mental orientados a la adolescencia y la juventud». Sus reclamaciones se centran en «incrementar el número de profesionales, reducir los tiempos de espera, crear dispositivos de atención psicológica especializada, ofrecer apoyo a las familias y una estrategia estable y coordinada de prevención en todo el territorio».

Por su parte, Aldeas Infantiles SOS ofrece atención psicológica individual y terapia familiar a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes con quienes trabaja que se encuentran en situación de vulnerabilidad. La organización pone el foco en la prevención, la detección de factores de riesgo y la intervención temprana. Para ello dotan de formación en salud mental a sus profesionales lo que, aseguran les permite generar entornos seguros, «que promuevan la estabilidad emocional y fortalezcan los vínculos afectivos fuertes y sanos, esenciales para asegurar el bienestar emocional de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes», concluyen.