Juan Morales. Experto en Tecnologías y Herramientas para la digitalización del transporte
Generalmente no me gusta denominarme experto sobre una materia, pero en esta ocasión cuento con un papelito que lo acredita. Me he cuestionado varias veces si escribir, si tiene sentido, si tiene algún valor. Como podrán comprobar al leer estas líneas, la respuesta es que merece la pena, al menos para poner sobre la mesa del debate datos y metodologías técnicas.
El reciente cambio en el sistema de transporte público en Cuenca ha generado una reacción de enfado y frustración en los usuarios, puesto que se puede afirmar que el servicio ha empeorado: se han incrementado los tiempos medios de desplazamiento y las frecuencias tampoco han mejorado.
Para entender bien la problemática, primero se debe conocer cuál es el punto de partida y sus condiciones, es decir, un contexto general de la movilidad en la ciudad de Cuenca. El primer paso que quiero que dé conmigo, estimado lector, es entender el contexto general sobre el cual opera este servicio de transporte público.
La actual trama urbana de la ciudad es uno de los principales hándicaps a la hora de planificar el transporte público urbano. ¿Por qué? Me van a permitir ser algo irónico y satírico, si ubicamos la estación de alta velocidad donde cristo perdió la chancla (fue y es un gran error y fracaso, no lo digo yo, lo dice el ministro Oscar Puente: y ubicamos el nuevo hospital donde cristo perdió el mechero, inevitablemente acarreará un tremendo dolor de cabeza a la hora de diseñar el transporte público e implicará ineludiblemente añadir dificultades al día a día de los ciudadanos. Y es que el modelo de ciudad de Cuenca lleva décadas orientado en el uso del vehículo privado y guiado por un crecimiento estimado de la ciudad totalmente irreal, influenciado por ideas especulativas. Además, de la maravillosa y querida, pero complicada, orografía conquense (no hay que olvidarse de este pequeño gran detalle)
Además, desde hace tiempo se debería contar con un Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) que debería guiar todas las acciones relativas a la movilidad urbana y que parece estar desaparecido en combate, sin aprobar. En la página web del ayuntamiento únicamente se muestra y explica el logo del PMUS, como decimos la gente joven, pues jajaja xD salu2.
“De aquellos polvos, estos lodos”, no es ninguna sorpresa, los conquenses lo han permitido. Y cuando se habla de infraestructura en general, no se debería pensar en el corto
plazo (p.ej. los próximos 4 años), se debería pensar en el largo plazo, puesto que los periodos de amortización de las infraestructuras generalmente superan los 60 años. Difícilmente se puede cambiar el camino recorrido, pero si se puede cambiar el rumbo del camino a recorrer. ¿Qué modelo de ciudad quieren los conquenses? Les dejo la respuesta a ustedes, estimados ciudadanos/as.
Y me gustaría dejar claro que esto no es problema del partido político A o del partido político B (parte de culpa tienen, no seré yo quien les exima de responsabilidad), es un problema de lo público; de la política, de la administración pública y también de los vecinos y las vecinas. Todos tenemos parte de culpa, no queramos lavarnos las manos.
Conociendo ya el contexto general, veamos ahora el nuevo modelo de transporte público implementado.
Si se analiza el nuevo servicio de transporte público en la ciudad de Cuenca, se puede identificar fácilmente que su principal objetivo es proveer del servicio de transporte público a todos los barrios de la ciudad e interconectar dichas zonas a través de un nodo central. Esta aproximación es válida en grandes urbes con múltiples sistemas de transporte urbano, pero en urbes de pequeño tamaño y con un único sistema de transporte urbano este planteamiento únicamente es válido si cuentas con una muy buena frecuencia (por debajo de los 10 minutos efectivos, no según horario). En caso contrario, el coste total en tiempo de un trayecto será considerablemente mayor a cualquier otro medio de transporte (a motor, en bicicleta, o incluso a pie). Este es el caso del nuevo modelo de transporte público urbano implantado en la ciudad de Cuenca.
Es difícil que el transporte público en la ciudad de Cuenca pueda ser rentable económicamente, pero no tiene porque serlo, al final estamos hablando de un servicio público, que debe ser rentable socialmente, ofreciendo un servicio atractivo y de calidad, a pesar de operar a pérdidas económicas. Aunque aplicando un argumentario utilizado en el pasado para eliminar un medio de transporte público, si actualmente no es rentable socialmente, mejor desmontamos el servicio y ofrecemos un servicio sensible a la demanda (véase taxis). Nótese el sarcasmo.
Cuando se diseña y dimensiona un sistema de transporte público se deben tener en cuenta los siguientes principios (entre otros muchos):
- Debe ser lo suficientemente accesible como para ser lo suficientemente eficiente. No se puede pretender que el transporte público urbano tenga una capilaridad tan extrema que cada ciudadano tenga una parada en su puerta. Instituciones como el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) recomiendan que el radio de cobertura de las paradas sea 400–500 m (equivalente
a 5–6 min andando). Obviamente, depende de las zonas urbanas, pero es una buena métrica a la hora de diseñar las paradas y, por ende, las rutas.
Pero este principio también nos está marcando una límite, una línea roja muy importante: NO se puede llegar a todos los rincones de la ciudad y lamentablemente habrá vecinos que tengan que andar 10 minutos hasta la parada más cercana. Necesitaríamos recursos infinitos para poder cubrir cada rincón, y lamentablemente no contamos con ellos. Reconocer este hecho supone ser honesto con los ciudadanos.
- El coste en tiempo y la frecuencia son los factores que más influyen por encima del coste del servicio. En grandes capitales (p. ej. Madrid) se ha probado empíricamente que la gratuidad del transporte público no implica un mayor uso de este mismo, pero a su vez, se ha comprobado que una buena frecuencia y conectividad sí que mejora el uso.
No he venido aquí únicamente a evaluar y criticar el diseño del nuevo servicio de transporte público implantado. También quiero ofrecer ideas y propuestas para mejorar la situación. Pero ¿qué propongo?
Toma de decisiones basadas en los datos:
Vivimos en la era de la información, y sin embargo en muchas ocasiones (tanto en el ámbito privado como en ámbito público) no empleamos los datos para el diseño de estrategias y para la toma de decisiones.
Para planificar en movilidad normalmente se emplean flujos que se definen las matrices de origen / destino. Históricamente, estas matrices se han construido gracias a datos obtenidos mediante encuestas a pie de calle. Pero vivimos en la era de la información, y prácticamente todos cargamos con un teléfono inteligente. Gracias a los datos de posicionamiento del teléfono inteligente a través de la red móvil (que no GPS), podemos definir unos flujos de desplazamiento, y por ende matrices de origen / destino, que nos permitan conocer la dinámica de movilidad de la ciudad con bastante exactitud.
Gracias a este conocimiento se podrá planificar con un mejor criterio el transporte público de la ciudad de Cuenca. Y esta tecnología no es tecnología de ciencia ficción, o tecnología de la NASA, es tecnología que dominan y ofrecen empresas españolas como por ejemplo NOMMON.
Pero quizás no haga falta complicarse tanto (puesto que lleva asociado un coste económico), quizás con los datos de uso, número de viajeros e incidencia horaria del uso del transporte público, se suficiente para esbozar las necesidades y principales flujos del transporte público en Cuenca. Incluso los datos de uso del nuevo sistema tienen un alto valor, nos permitirán identificar que nuevas paradas tienen sentido puesto que cuentan con un elevado número de viajeros y cuáles no.
Toma de decisiones basadas en simulaciones:
Hoy día, las capacidades de cómputo nos permiten simular sistemas complejos. y analizar su comportamiento al modificar diferentes parámetros del mismo (concepto conocido también como “Gemelos Digitales”) De esta forma, evitamos afectar al sistema real y tener un entorno realista de pruebas sobre el cual poner a prueba las modificaciones y ver su resultado, sin afectar al sistema real.
Se podría simular la red de transporte público, para analizar previamente las frecuencias de la forma más realista posible, asignar de forma dinámica el número de autobuses a cada línea para analizar el comportamiento y el impacto. Esta simulación podría implementarse fácilmente con un sistema de grafos, que conectan nodos con un peso asociado a dicho enlace.
Y permítanme recalcar que se trata de simular una red. Y miren por donde, Cuenca cuenta con una Escuela Politécnica donde una de sus titulaciones, Ingeniería de Telecomunicaciones, tiene bastante que decir sobre las redes, de telecomunicación, pero créanme que los mismos principios básicos aplican a las redes de transporte. Estableciendo un marco de colaboración entre la Escuela Politécnica y el Ayuntamiento de Cuenca, se podría elaborar una herramienta de simulación, a través de varios proyectos fin de grado, que permitirían al estudiante adquirir conocimientos y conocer su aplicación directa en el mundo real y permitan a su vez dotar al Ayuntamiento de Cuenca de esta valiosa herramienta de simulación. Un ejemplo maravillo de colaboración entre entidades públicas.
Podría alegarse, que simular un sistema de transporte público es excesivamente complejo, pero por suerte, el caso de Cuenca es un escenario reducido y acotado. Una simulación muy sencilla pero que podría haber ayudado mucho a medir el comportamiento y el impacto del nuevo sistema implantado, si haber afectado a los viajeros y sin generar tal descontento y enfado. Todos contentos… El resultado, ya lo conocen.
Volviendo al inicio, al título de este artículo. Mi día a día está centrado en la innovación, y en innovación trabajamos con el siguiente principio: “No se desea, lo que no se conoce”. La frase no es precisamente novedosa, el primero en enunciarla fue Ovidio, pero sigue siendo muy válida en la actualidad.
¿Cómo podemos esperar que nuestros responsables políticos, siquiera se planteen utilizar estas técnicas, si no las conocen? Es imposible. Y me reitero, no es problema del partido político A o del partido político B, es un problema de lo público, y muchas veces los perfiles técnicos tenemos parte de responsabilidad por nuestra poca o nula implicación. Si revisan el perfil de los concejales de las últimas legislaturas, únicamente existe un perfil que sea experto en tecnologías TIC, fundamentales en la actualidad. Pero siéndoles sincero, entiendo que no haya perfiles técnicos ¿para qué me voy a meter en ese berenjenal, si tengo ya suficiente trabajo en otras áreas?
Si han llegado hasta aquí, muchas gracias, espero que este artículo les haya sido de interés y hayan aprendido algo. Pero sobre todo espero, que la clase política de Cuenca reflexione.