Camareros, fontaneros e instaladores de gas y climatización, entre los profesionales más demandados en Cuenca

La falta de ayudas para formación impide actualizarse, lo que unido a la economía sumergida y las condiciones ahuyenta nuevas vocaciones

Iniciada la campaña de verano y con las empresas buscando personal para ampliar su cobertura y dar servicio al aumento generalizado de la demanda, se presenta una disyuntiva en el que para algunos sectores resulta muy difícil, y en ocasiones casi imposible, encontrar personal para trabajar.

Según el Departamento de Empleo de CEOE y contrastado con los grandes buscadores de empleo a nivel nacional, como Randstaad o Jooble, el sector con más necesidad de trabajadores para este verano es la hostelería para cubrir aspectos relacionados con la campaña estival, solicitándose sobre todo camareros y ayudantes de cocina. Del mismo modo, el mercado laboral también adolece de personas que presten atención a las personas mayores.

Las profesiones relacionadas con oficios específicos como albañiles, fontaneros, electricistas, cerrajeros o técnicos también están encontrando dificultades para cubrir las vacantes. Por contraprestación, según la confederación de empresarios, ha crecido recientemente la demanda de perfiles muy relacionados con el sector de la logística, especialmente conductores y mozos de carga.

Principales problemas a la hora de buscar personal

El presidente provincial de la Asociación de Empresas Instaladoras de Calefacción, Climatización, Fontanería y Gas, Andrés Salcedo, apunta el rápido avance del oficio como uno de sus principales hándicaps a la hora de encontrar personal. Salcedo comenta que tienen que «aplicar mucha nueva normativa y elementos novedosos referidos al medio ambiente o a componentes diversos en un oficio que era sencillo». Además de la «complicación» que ha vivido este sector se une la dificultad que presenta la llamada España vaciada con la falta de jóvenes que se incorporen al trabajo.

Algo similar sucede en el sector hostelero según apunta Diego López, Secretario Provincial de la Agrupación de Hostelería y Turismo de Cuenca, que comenta que aunque la hostelería es un sector que «demanda mucho personal» en «picos» de actividad, algo que supone que haya «mucha demanda» y no sea «estable». En el caso de la hostelería no es un problema de cualificación según apunta López, pues «ahora hay formación de sobra» en el sector, pero faltan personas «que quieran trabajar con las peculiaridades en un sector como este, que es duro».

La formación de los profesionales, un arma de doble filo

En este sentido, según el secretario de los hosteleros conquenses, «existen dos vertientes». Por un lado se encuentran las personas «que se forman en el sector y no quieren trabajar en él» y aquellos que «no se molestan en formarse y quieren trabajar». El segundo grupo considera a la hostelería como un trabajo menor en el que «todo vale» según refiere López, y la realidad a la que se enfrentan es que tienen que empezar de cero «que es mucho más complicado» y no es probable que crezcan «profesionalmente dentro del sector». En el caso de aquellas personas que se forman y tienen la oportunidad de crecer profesionalmente en el mundillo laboral, eligen otro camino «por la inestabilidad del sector», señala López.

Esa doble cuestión de la formación también recae en el problema de la búsqueda de trabajadores para el sector de los instaladores según Salcedo que apunta que «la seguridad industrial en la última década ha avanzado a pasos agigantados» lo que ha provocado que «las pequeñas empresas» tengan un nivel de gasto por trabajo «muy elevado». Ante ese sobrecoste la solución para algunos de los trabajadores del sector ha sido «la economía sumergida» por lo que los instaladores se enfrentan a «una doble competencia» entre aquellos empresarios que trabajan de forma regular y los que no.

La modernización técnica de los instaladores ha provocado que aquellos empleados que estaban estaban cualificados para hacer climatización o refrigeración con combustibles fósiles, ahora deban enfrentarse a la aerotermia y geotermia para seguir trabajando. Según Salcedo esto supone «una dificultad añadida» porque la financiación a nivel público para formación va fundamentalmente dirigida «a personas que están estudiando en un centro de Formación Profesional, pero no está pensado para trabajadores». Las personas empleadas deben gestionar su formación a través de cursos particulares o de certificaciones de pago por lo que es un sobre coste que acaba «repercutiendo en la empresa».

Principales consecuencias de la falta de empleados

Las consecuencias más claras que tienen los hosteleros debido a la falta de personas que quieran trabajar en su sector son el caos organizativo en momentos puntuales al no encontrar personal necesario para cubrir el volumen de trabajo que reciben. Estos según afirma López supone que los hosteleros tengan que «reducir y rechazar comensales» porque no tienen gente suficiente «para dar un buen servicio».

Por su parte, los instaladores se encuentran con que, debido a la dificultad para seguir formándose, muchas personas deciden dejar el sector y cambiar de profesión a pesar de que, según apunta Salcedo, vaya a ser un ámbito en el que «nunca va a faltar trabajo, ni con los avances tecnológicos. Por otro lado, según Salcedo, la situación provoca que la gente joven «no quiera implicarse y arriesgarse emprendiendo en este ámbito» lo que está abocando esta procesión «a desaparecer».

Los responsables de ambos sectores señalan la importancia de generar «estabilidad económica» y hacer oficios atractivos, especialmente para la gente joven, vinculando el crecimiento en los sectores «a la meritocracia», premiando así «el esfuerzo y la formación». Del mismo modo, los presidentes de estos colectivos laborales señalan que es importante que las instituciones «aporten ayudas a las empresas para que los trabajadores se sigan actualizando a nivel formativo». Por su parte las empresas, según estos responsables, son «responsables de hacer un oficio atractivo», haciendo ver que «no va a faltar el trabajo» y que «pueden tener una nómina suculenta» a pesar de que sean oficios que «están denostados» ya que «no es común que se inmortalicen en las redes sociales».