Kiko Pomares acaba de arrancar su segunda temporada con el CD Tarancón, pero no es jugador de un único equipo, ya que desde los 18 años esta siendo convocado por la selección de Andorra. Precisamente, intenta contactar este medio con el centrocampista en un ajetreado viaje de regreso a la ciudad conquense. El pasado sábado se enfrentó a Letonia, contra quien empataron, y dejó las botas en el país vecino para incorporarse con celeridad en su club, con el que jugará este fin de semana. “Llegar de viaje, irme al gimnasio y por la tarde al campo. Estoy reventado”.
Es parte de la letra, pequeña o no, de ser internacional. “Llevamos un ritmo frenético, porque en divisiones profesionales sí que hay parón en los clubes, pero en mi caso jugando en Tercera RFEF no cuento con ese paréntesis. Así que me traslado con mi selección y, en cuanto termino, regreso para incorporarme al club. Es agotador, pero merece la pena”, reconoce el jugador de 27 años.

El joven, nacido en San Juan (Alicante), tiene raíces andorranas por parte materna. Así que con 16 años recibió la nacionalidad del país transpirenáico, y un par de años después debutó como internacional. “Es un orgullo poder defender al país de mi madre”. Sin embargo, la concatenación de varias lesiones (una rotura en el cruzado y un golpe en la cabeza) lo dejaron fuera del campo internacional unas temporadas.
Con Andorra acumula 18 convocatorias y nueve partidos, reconoce que forman buen equipo, “porque todos los jugadores somos humildes, venimos del barro, el único que juega en 2ºRFEF es el portero, que está en el Córdoba”. En ese sentido reconoce que el ponerme la camiseta de internacional impresiona. “Compites contra la élite del fútbol mundial”, agrega el centrocampista que “se nota muchísimo el nivel de juego: desde el toque con balón a la velocidad en el campo. Cuando debuté en el minuto 30 estaba muerto. Me dijeron: acostúmbrate que estoy es así. Por lo que no te queda otra que hacerte a ese ritmo”.
Ante las preguntas de si tuviera que elegir entre España y Andorra, tiene la respuesta fácil. “Ya no puedo”. Es cierto, pues ya ha debutado como internacional con otra selección. Pero si se tensa más e hilo y se le plantea un hipotético de que fuese factible Pomares responde sin cortarse entre risas. “Me iría con España”, aunque sin desdeñar a su parte biológica andorrana, insiste en aclarar que “Es un honor jugar para el país de mi madre”.
El próximo partido con Andorra está marcado para noviembre, para el que espera que vuelvan a convocarlo, y comenta que ese frenético ritmo al que se enfrenta como jugador entre dos clubs todavía no se ha encontrado con ningún obstáculo. Asegura contar con todo el apoyo del Tarancón y su entrenador. Aunque reconoce que, a medida que avanza la liga y se presenten lesiones o sanciones, el perder a un jugador “puede ser una faena”.
De momento, su cabeza está con el equipo taranconero por el que apostó en continuar una segunda temporada, “porque nos quedamos a las puertas de los Play Off, y este año vamos a por ello”. Agrega que ese motivo mantuvo a la mayoría de sus compañeros y, gracias a ello, han conseguido hacer “muy buen equipo”. De momento, ocupan la segunda plaza en la tabla, y van con todas las intenciones de no moverse de ahí.