Unamuno cuenta en ´Niebla’ que solamente hay dos legados, el de las ilusiones y el de los desengaños. En el segundo grupo quedará esta Copa del Rey para el Liberbank Cuenca, después de que el Benidorm le dejara fuera de la final tras superarle por 27-28 en un partido agónico, que se resolvió en el último segundo de la prórroga con un gol de Pablo Simonet. El argentino, para el que El Sargal fue su pista de despegue en España, fue Edipo matando a su padre con una postrera cuchillada, justo en el año en el que se le espera de vuelta. El hijo pródigo siempre rompe el corazón de su progenitor antes de volver a casa.

Ese fue el sádico final copero de un Liberbank Cuenca que se aferró con uñas y dientes a la eliminatoria. Incluso se levantó para quitarle la pala al enterrador, cuando caía el último grano del reloj de arena, para llevar el partido a la prórroga. Al final no fue suficiente con resucitar y la final será para el combativo equipo alicantino, merecida por ese coraje coral coronado con el talento del pequeño de los Simonet.

La primera parte del partido fue propiedad de los porteros, hasta el punto que el resultado de los primeros 30 minutos parecía más propio de un partido de fútbol sala que de balonmano. Empezó más entonado en ataque el Benidorm, con Parker encontrando buenos disparos desde nueve metros que llevaron a los de la Comunidad Valenciana a tener una ventaja de tres goles. Leo Maciel se encargó de evitar que el fuego se propagara con varias intervenciones, entre ellas dos lanzamientos de siete metros, alargando durante media hora más su exhibición del partido de cuartos.

Cada parada de Maciel parecía acercar al Liberbank Cuenca al control del partido y los conquenses consiguieron igualar el marcador a pesar de la férrea oposición de Vial, también fino bajo palos. Los de Lidio Jiménez lograron tímidas ventajas gracias al impulso que le daba Natán Suárez, que interpretaba los primeros compases de una sinfonía que hubiera sido una obra maestra imperecedera en caso de triunfo conquense.

Fue en la segunda mitad cuando el central gerundense desplegó lo mejor de su repertorio. Primero marcó un gol de espaldas tras girar sobre sí mismo como si fuera un remolino. Luego sacó a bailar a toda la defensa alicantina, convertido en Fred Astaire sobre la pista. Suárez se filtraba por todos lados, como el aire que se cuela por la rendija de la ventana y el Liberbank Cuenca consiguió una ventaja de tres goles que le acercaba a su objetivo.

El Benidorm se mantuvo vivo gracias a la resistencia de Nolasco, que se convirtió en un invitado imprevisto a la fiesta, en un arranque de orgullo y quizás algo de resentimiento con Cuenca. Luego apareció un gran agujero en el extremo donde atacaba Folqués, afilado incluso para el mismísimo Maciel. Cuando los de Lidio se quisieron dar cuenta, el Benidorm había remontado y la urgencia agobiaba a los de Cuenca.

Simonet enterraba por primera vez al Cuenca en los tres minutos finales, con un roscazo y un gol sobre la bocina que tenían aroma a sentencia. Cuando nadie se lo esperaba apareció Natán Suárez para quitar la soga del cuello a su equipo. Fallo del Benidorm, ataque a la desesperada y el central lanza desde su casa a la escuadra, probando un estallido de emoción y lágrimas en la grada de Cuenca.

Sin embargo, fatigados y temerosos de la derrota, en la prórroga los jugadores del Liberbank no pudieron aprovechar la inercia positiva que suelen dejar estas remontadas heroicas. Solamente Natán Suárez se atrevía a desafiar a la muerte y sus dos goles en el tiempo extra parecían llevar la eliminatoria a los penaltis. Hasta que apareció Simonet para convertirse en Michael Jordan y ganar la eliminatoria como hacen los elegidos, en el último segundo, con un lanzamiento que perforó la red y provocó un crujido en los corazones conquenses que, a partir de ahora, se oirá en la Caja Mágica cada noche, hasta el final de los tiempos, como el aullido de un espectro que deja cuentas pendientes en el mundo.

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LIBERBANK CUENCA: 27

Leo Maciel (p.), Dutra (4), Colo Vainstein, Natán Suárez (8), Lindblad, Hugo López (4), Moscariello (2), Samuel Ibáñez (p.), Thiago (2),  Manu Díaz (2), Eskericic (1), Sergio López (3), Armando Arce, Alejandro Taravilla, Baronetto.

BALONMANO BENIDORM: 28

Leo Vial (portero), Cabanas (2), Simonet (5), Folqués (8), Borja Méndez (2), Basualdo, Rodríguez (p.), Oliver, Parker (3), Lignieres, Dorado, Carlos Grau ( 1), Nolasco (5), Da Costa (2).

Árbitros: Marín Lorente y García Serradilla. Exclusiones para Eskericic (2) y para los alicantinos Oliver, Grau y Da Costa (2)

Incidencias: Partido de la semifinales de la Copa del Rey de Balonmano, disputado en la Caja Mágica de Madrid ante 1.500 espectadores, unos 800 conquenses.