El Liberbank Cuenca saca fuerzas de flaqueza para vencer al Anaitasuna (27-23)

Los conquenses son quintos tras vencer al conjunto navarro

No importa que los jugadores del Liberbank Cuenca acumulen en sus cuerpos más impactos que las siluetas que se utilizan en el campo de tiro, al final siempre encuentran una fórmula para convertir el dolor en gasolina, alquimia que le hemos visto practicar con frecuencia en las pistas de tenis a Rafa Nadal y que ha sido aprendida por los de Lidio Jiménez, quintos en la clasificación general tras vencer por 27-23 a un Anaitasuna que no supo sacar partido a los achaques físicos del conjunto local.

En la nueva exhibición rafanadaliana del Liberbank Cuenca destacó Dutra, que tras pasarse la primera vuelta en blanco ha decidido que es su obligación echarse al equipo a sus espaldas cuando las fuerzas flaquean, como hace Sam con Bilbo en la ascensión al Monte del Destino. El brasileño se encargó de las responsabilidades ofensivas hasta que le hizo el relevo su compañero Thiago en el segundo tiempo. El resto del trabajo lo hicieron el intachable trabajo del 6-0 de Lidio y las apariciones bajo palos de un Leo Maciel que parece que ha recuperado el tono, justo a tiempo para el concierto de los conquenses en la Caja Mágica del próximo viernes.

El Liberbank Cuenca quiso poner pies en polvorosa desde el primer instante, aprovechando que los depósitos estaban llenos. Los locales se marcharían de tres goles pero no lograban perder de vista a un Anaitasuna que buscaba constantemente anotar en la primera oleada, antes de que la defensa se colocara. Krsmancic ejecutaba bien ese plan ofensivo, pero atrás los navarros no encontraban la forma de frenar el acierto de la primera línea formada por Dutra, Natán Suárez y Thiago.

A los diez minutos el Anaitasuna se quedó huérfano de lanzamiento de nueve metros tras perder a Semedo, expulsado con roja por golpear en la cara a Natán. Se abrieron para el Liberbank Cuenca claros inesperados en el partido, porque a los navarros les costaba un mundo hacer gol ante una defensa en la que destacaba el generoso esfuerzo de Lindblad y Eskericic. La ventaja local creció a pesar de que Marcos Cancio, que salió a parar un penalti y ya se quedó en la portería, mejoró el rendimiento de su compañero Bols. El partido llegó al descanso con 14-9.

En la segunda parte el Anaitasuna intentó retomar el plan de castigar con ataques rápidos el físico de los jugadores del Liberbank Cuenca. Transcurridos diez minutos los navarros se acercaban a tres goles y los veinte que quedaban por delante amenazaban con convertirse en eternos.

Thiago se elevó en tres ocasiones para disipar los nubarrones que empezaban a aparecer en la cubierta de El Sargal, en la primera de ellas culminando un ‘fly’ con un mate de voleibol. Sin opciones de nueve metros, el Anaitasuna buscaba la fortuna por la zona de pivote con Ugarte y en el extremo con Chocarro, pero el extremo perdía una y otra vez sus duelos con un Leo Maciel que mantuvo la guardia alta durante todo el segundo tiempo.

Los conquenses llegaron a los últimos diez minutos con seis goles de ventaja. El Anataisuna cambió de estrategia y a la desesperada planteó una defensa en toda la pista, confiados en provocar errores de los jugadores locales en ese momento crítico en el que fallan las piernas y la cabeza. Los jugadores del Liberbank tuvieron habilidad para moverse entre la enredadera navarra, pero no terminaban de apuntillar a su rival porque Doldán y Dutra prefirieron acuchillar con vaselinas en lugar de puntadas en el estómago. A la tercera Doldán sí que fue contundente y terminó con la incertidumbre de este partido que ha sido un ensayo general para este duelo que se repetirá el próximo viernes en Madrid, en los cuartos de Copa. Será en la Caja Mágica, escenario de tenis, escenario ideal para el equipo de balonmano que compite en resiliencia con el mismísimo Nadal.