El Incarlopsa Cuenca sufre pero vence al Sinfín y ya mira a la zona noble de la Asobal (29-25)

Los conquenses empezaron como un auténtico vendaval, noqueando a su rival gracias a unos inspirados Arnau y Pizarro

El Incarlopsa Cuenca sigue demostrando partido tras partido que su versión de 2022 poco tiene que ver con la de los últimos meses del año pasado. Este viernes ha vencido en El Sargal al Sinfín de Santander por 29-25, una ventaja engañosa porque a falta de cuatro minutos los visitantes la tuvieron para empatar, pero que sirve para que el equipo de Lidio Jiménez mire ya a la zona alta de la Liga Asobal.

Los conquenses empezaron como un auténtico vendaval, noqueando a su rival gracias a unos inspirados Arnau y Pizarro y a las veloces contras que propiciaba un gran trabajo defensiva. En el minuto 7:48 campeaba el 6-1 en el marcador y apuntaba a tarde tranquila. Pero no lo fue. Los cántabros reaccionaron y demostraron su capacidad de resistencia con un parcial de 0-5 en poco más de un minutos en el que Xavi Castro demostró que su prestigio de gran jugador perdido para la causa conquense no es ningún pasatiempo nostálgico.

El contador se ponía a cero otra vez pero el Cuenca, lejos de quedarse lamiéndose las heridas o en la autocompasión, volvió a jugar con la máxima seriedad y concentración posible. Ya no fue el equipo apabullante del comienzo pero sí que logró otra vez mandar en el marcador, donde fueron alternándose ventajas entre uno y tres goles.

Con 15-14 se llegó al descanso. El inicio de la segunda mitad se pareció mucho al de la primera mitad. Solvencia defensiva conquense y acierto a la contra para ponerse cuatro arriba en apenas tres minutos. Pero esta vez el entrador visitante, Víctor Montesinos, pidió un tiempo muerto más temprano con el que consiguió parar la hemorragia.

Con la sutura de la herida tuvo mucho que ver también la actuación de un gran Sánchez Díaz en la portería, que se atragantó a Thiago y compañía. Dieciséis minutos después de la reanudación los santanderinos se aproximaban hasta un 22-21 que obligaba a contener la respiración.

Esta vez fue Lidio el que tiró de tiempo muerto, que surtió efecto. Decisivas fueron varias paradas de Samuel Ibáñez, que permitía que el colchón se fuera entre tres y dos mientras el cronómetro corría a favor de los intereses autóctonos. Pero el Santander, que había ahorrado energías y minutos de algunos de sus mujeres jugadores, tenía más ases en la manga para no irse del partido y otra vez jugó en varias ocasiones para empatar.

No terminó de culminar la remontada y el Cuenca resolvió el partido con uno de los tramos finales que se le recuerdan. Con épica, sí, pero sobre todo con mucha templanza y concentración. Pizarro, otra vez, Nazaré y un Doldan que hizo mucho trabajo entre líneas llevaron en volandas al equipo hasta un triunfo que les monta en los vagones de primera clase.

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