El Incarlopsa Cuenca despeja cualquier sospecha y vence por 27-31 a un Guadalajara en apuros

Quien temiera un biscotto poco conoce la profesionalidad del equipo de Lidio Jiménez, que rompe así su mala racha

El Guadalajara se está jugando la permanencia y el partido de este miércoles contra el Incarlopsa, que ha visto disiparse sus opciones europeas, se erigía en una ocasión única en amarrar su objetivo de seguir en la máxima categoría del balonmano español. Ello, unido a la vecindad y a la proximidad geográfica, podía hacer pensar a los más susceptibles que los conquenses bajasen los brazos en beneficio de su rival, al que podrían hacer un favor en clave de paisanaje y asegurarse de paso un desplazamiento corto la próxima temporada. Un escenario similar a lo que en el fútbol se define con el italianismo biscotto, vamos. Quien temiera eso, poco conoce la profesionalidad del equipo de Lidio Jiménez y su espíritu competitivo, más cuando toca romper una mala racha como la que se arrastraba en el último mes. El cuadro de Cuenca ha ganado por 27-31, resultado que tapa bocas, da puntos y ha servido a algunos jugadores para reivindicarse.

El que tenía una ocasión propicia para hacerlo era Samuel Ibáñez. Con Leo Maciel sancionado, el valenciano ha ido de menos a más y por encima de los porcentajes (35%) ha dejado una colección de paradas de esas que levantan del asiento al espectador o que llegan en momentos claves del partido.

El de menos a más no fue una cuestión individual sino colectiva. Los locales empezaron mucho más fuertes y atinados, colocando un parcial de 6-2 en los nueve primeros minutos de partido. Un inspirado Hombrados y contras tan veloces como letales impulsaban a un Guadalajara que tenía prisa por encarrilar el encuentro.

Las pérdidas y errores en lanzamientos lastraban a un Cuenca que no se encontraba y a que se aparecían los fantasmas que ya conoció en otras capitales castellanas (Logroño y Valladolid). Poco a poco los aciertos ofensivos de Thiago, Pizarro, Doldán y Moscariello y el mejor engranaje de portería y defensa permitieron acortar distancias y alcanzar el empate a 9 en el minuto 20. Hasta Simonet -superlativo en varios tramos tras algunas irregularidades -consiguió voltear poco después el luminoso.

Casi al filo del descanso el partido empezaba de nuevo. Tras ventajas de tres y cuatro goles finalmente se llegaba al intermedio con un 13-15 que, por media aritmética, era el resumen más justo.

En la segunda mitad el Cuenca fue haciendo la goma, con ventajas de dos a cuatro goles. Con Samuel cada vez mejor, el partido tenía un dominador claro, pero no se lograba de romper del todo, con un Guadalajara resistiéndose con sus mejores armas de velocidad y juventud.

A diez minutos del final un gol de Gallardo para el 24-26 obligaba a Lidio Jiménez a pedir el tiempo muerto. Sirvió de revulsivo momentáneo para volver a las ventajas de cuatro goles con aproximaciones igualmente peligrosas hasta que los tres minutos finales el Cuenca sacó los galones de equipo grande y finiquitó el compromiso con el 27-31 definitivo.