Un Mesías sorprendente y seductor

Realizar esta obra desde una agrupación plenamente conquense podría ser una simple quimera hace unos pocos años, pero hoy en día, la Orquesta y Coro de la escuela de Ópera de Cuenca QNK ÓPERA lo ha realizado con una solvencia digna de ser destacada.

Manuel Millán de las Heras

El Mesías de Georg Friedrich Haendel es uno de los grandes oratorios del periodo barroco, quizá el más popular de su autor y un auténtico tratado de contrapunto, armonía y melodía. Haendel desborda, con un talento inmenso, todos los límites de belleza de la primera mitad del siglo XVIII y escribe una pieza cumbre de la música inglesa desde su perspectiva germánica e italiana.

Realizar esta obra desde una agrupación plenamente conquense podría ser una simple quimera hace unos pocos años, pero hoy en día, la Orquesta y Coro de la escuela de Ópera de Cuenca QNK ÓPERA lo ha realizado con una solvencia digna de ser destacada.

Pero vayamos por partes. Ayer se ofreció un Mesías reducido, eliminando algunos números y bastantes pasajes da capo (de regreso a la primera parte) de las arias. Es algo lógico en periodo de pandemia y en el escenario elegido: la iglesia de San Pedro. El público llenó los asientos y la acumulación de personas exigía un recorte de la duración en un espacio reducido y con importante densidad. Pero tenemos que regresar a San Pedro. Si la acústica se adaptó muy bien para el concierto del coro Gradualia el pasado ciclo de Adviento de las SMR, tenía enormes dudas de su valía para agrupaciones mayores, como es una orquesta y coro de cámara. El resultado fue, sencillamente, excelente y me resolvió todas las dudas. La reverberación fue la justa para que todo sonara correcto, amplificado y empastado. Un descubrimiento que se debe aprovechar para el futuro, eso sí, sin olvidar el necesario y urgente acondicionamiento de la iglesia de San Miguel.

En cuanto a la orquesta y coro, comenzaré por este último. Cuenca posee en esta escuela un coro profesional y eso se nota. Fueron sobresalientes como agrupación y como solistas. Plenos de sonoridad a pesar del desequilibrio numérico de tenores y bajos. Si consiguieran un mayor número de voces masculinas estaríamos ante un proyecto de proyección nacional e internacional muy a tener en cuenta. Esta versión tuvo algo realmente especial y es la variedad tímbrica de cada solista, que también provenía del coro. Los colores tan diversos de las diferentes arias enriquecieron todavía más la partitura. En cuanto a la orquesta, era insultantemente joven, pero con un compromiso digno de ser destacado. El trabajo de Ignacio Yepes en la dirección fue tan solvente, profesional y entregado como ya nos tiene habituados.

A partir de aquí, quiero hacer una reflexión que sea trascendente y que espero consiga hacer reflexionar a las personas que gestionan nuestros impuestos. Cuenca pierde todos los años talento, población y esperanza. Sólo hay que echar una mirada para observar el gran número de compositores, directores, coros, agrupaciones de cámara que demuestran su saber hacer y que no son protegidos. Nunca entenderé por qué este Mesías no está contratado por la Diputación para ser interpretado por toda la provincia de Cuenca. Es un detalle de muchos. Estas producciones costosas deben tener no solo recorrido, sino promoción y divulgación. Porque como conquense quiero que la cultura, como el resto de tejido económico, crezca desde el talento de sus gestores y el apoyo de las instituciones. No quiero ningún racaneo con Festivales como Estival o proyectos como QNK Ópera. Es hora de que todos los músicos nos unamos.